Home

Nación

Artículo

O R D E N    <NOBR>P U B L I C O</NOBR>

Vuelve el terror

Varias hipótesis han estudiado las autoridades sobre la autoría de la bomba del centro comercial El Tesoro. La más probable indica que se trata de vendetas de la mafia que han utilizado el terrorismo como arma.

12 de febrero de 2001

En el demencial ataque terrorista al centro comercial El Tesoro de Medellín, que le quitó la vida a una joven odontóloga y madre de una niña de nueve meses, que dejó heridas a 53 personas y que destruyó el parqueadero de la edificación, 116 vehículos y decenas de locales comerciales, se pueden considerar tres cosas. Primero, que las hipótesis que sindicaban como responsables del carro-bomba a las guerrillas de las Farc y el ELN fueron perdiendo fuerza a lo largo de la semana y las investigaciones se inclinaron más a grupos de narcotraficantes como los responsables de los hechos. Segundo, que cuando un grupo terrorista detonaba una bomba de la magnitud de la que estalló en el corazón de El Poblado la semana pasada la reivindicación del hecho sólo era cuestión de horas. Y generalmente sus responsables tenían nombre propio y sus motivos eran más que conocidos, como sucedía en épocas de Pablo Escobar. Hoy, después de varios días de ocurrido el hecho, no se conoce la identidad de los autores del atentado. Y tercero, que la ciudadanía, y en especial los paisas, revivieron las aciagas épocas del narcoterrorismo y parecen no estar dispuestos a librar otra guerra sin cuartel que se lleve, otra vez, a sus seres más queridos y que los encierre en sus casas con el miedo con el que vivieron los años más dolorosos de la guerra contra los carteles de la droga. La guerra de los narcos Pese a que el hermetismo de las autoridades ha sido extremo y que el propio presidente Pastrana ordenó mantener prudencia frente a los señalamientos, la hipótesis más fuerte, conocida luego de que un informe de Inteligencia saliera a la luz pública, conduce a señalar a un grupo de narcotraficantes de Medellín que —en busca de retaliación por un cargamento de droga que no habría sido cancelado— contrataron a la banda de La Terraza para activar la bomba en el centro comercial donde aparentemente el deudor posee varios locales comerciales. Según el informe el narcotraficante contra quien se dirigió el atentado se encuentra condenado por homicidio y nunca canceló el cargamento de droga porque las autoridades lo habían incautado. La primera pista para formular esta hipótesis apareció el jueves de la semana pasada cuando a las 5 de la tarde la persona que activó la bomba fue asesinada en la calle 77 con carrera 65 de Medellín por individuos cuya identidad aún se desconoce. Castaño vs La Terraza Otra de las hipótesis que se ventilaron apuntaba a que la bomba de El Tesoro fue fruto de la guerra entre la banda La Terraza y las autodefensas comandadas por Carlos Castaño. Según una fuente oficial consultada por SEMANA que pidió reservar su identidad, “este acto terrorista contra El Tesoro lo que busca es atacar a la gente adinerada de Medellín que, según el criterio de la banda, es la que financia a sus enemigos del paramilitarismo”. Pero según analistas consultados, la conjetura de la guerra entre estos grupos delincuenciales requiere mayor estudio. “Si se tratara de una guerra entre Castaño y La Terraza las muertes se librarían en el interior de cada una de las organizaciones y no tendrían que acudir a actos contra la población civil o los comerciantes de la ciudad por más adinerados que sean”, dijo uno de ellos. Otras sospechas se dirigen hacia las milicias bolivarianas de las Farc, pues éstas han utilizado el terrorismo como estrategia de guerra: el 30 de julio del año pasado accionaron un carro-bomba con 100 kilos de dinamita en contra del Gaula rural del Ejército en las afueras de Medellín. A este grupo también se les atribuyeron las dos bombas de gas en Iguanó (Antioquia) el 16 de noviembre de 1999 y el carro-bomba de la IV Brigada del 14 de marzo del año pasado. Lo más reciente ha sido la voladura de varias torres de energía en el área metropolitana de Medellín. Sin embargo esta hipótesis es menos probable porque los atentados de esta organización siempre han tenido un blanco preciso, como las Fuerzas Militares, y no la población indiscriminada, como es el caso del centro comercial El Tesoro. Además para el grupo guerrillero la autoría de este atentado daría al traste con el proceso de canje con el gobierno, el cual ha mostrado avances en los últimos días. Que hayan sido las milicias del ELN es otra suposición que han barajado las autoridades. A este grupo se le atribuyen las bombas del edificio Banco Ganadero de El Poblado del 24 de octubre y, el mismo día, la explosión de dos petardos en las oficinas de Espacio Público y de Fomento y Turismo de Medellín. Igualmente, los elenos también reivindicaron la bomba de Isagen colocada el 6 de diciembre. Aun con estos antecedentes parece improbable que, en medio de las negociaciones que adelanta con el gobierno para definir la zona de despeje, las milicias del ELN hayan asestado este golpe terrorista, que los pondría fuera de cualquier negociación en el corto plazo. Lo más aterrador es que después de siete años de que el país acabara con el narcoterrorismo las bombas vuelvan a amedrentar a la ciudadanía. Pero con la diferencia de que hay más de cinco grupos al margen de la ley con capacidad para volar un centro comercial.