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Daniel Ortega y Wang Jing. | Foto: BBC

MUNDO

El empresario chino que promete "transformar la vida" de Nicaragua

Wang Jign, el hombre detrás del proyecto del canal interoceánico, habló del que sería el proyecto de construcción más grande del mundo.

Alianza BBC
19 de marzo de 2015

No tiene experiencia en infraestructura, estudió medicina tradicional china e hizo su fortuna en las telecomunicaciones.

Pero ahora Wang Jing se está embarcando en lo que es posiblemente el proyecto de construcción más grande del mundo.

El multimillonario chino que pretende construir un canal interoceánico a través de Nicaragua concedió una entrevista a la BBC rechazando las críticas al proyecto.

El empresario dijo que el hecho de tener empresas chinas al frente del proyecto garantiza su éxito.

La empresa de Wang, HKND, empezó los trabajos preliminares de la obra en Nicaragua en diciembre, pero la construcción del proyecto propiamente dicho solo debe iniciarse luego de la publicación de un estudio de impacto ambiental el próximo mes.

"Siento gran presión pues, no importa qué tan bien nos preparemos, es inevitable que aparezcan nuevos problemas", asegura Wang.

"No podemos anticiparnos a todo. Pero podemos intentar resolver cada problema cuando aparezca".

Problemas

Hay problemas a una escala épica.

El canal nicaragüense será tres veces más largo que el de Panamá. También será mucho más ancho y profundo, para que puedan transitar por él los gigantescos buques de contenedores de última generación.

La empresa de Wang Jing estima que el canal costará US$50.000 millones y que su construcción tomará cinco años.

El empresario enfrenta a múltiples oponentes y escépticos, que van desde residentes locales a ingenieros y ambientalistas preocupados por el impacto sobre el lago más grande de Centroamérica.

Pero cuando le pregunto a Wang por algunas de esas objeciones, el empresario las rechaza todas.

"Las acciones pesan más que las palabras", asegura.

"Convenceremos a todos con los hechos. Los convenceremos al tener éxito".

"La mayor presión viene de tener que ganar el reconocimiento del mundo. No puedo dejar que este proyecto se convierta en un hazmerreir internacional".

"Resultados rápidos"

Wang Jing no me dio la impresión de ser alguien dado a los chistes. Hablaba con detenimiento, escogiendo cuidadosamente sus palabras. No desperdiciaba energía en mostrar gestos que pudieran delatar sus sentimientos ni perdía tiempo en palabrerías.

Nos encontramos en la sede de Pekín de su empresa Xinwei.

Detrás de él, en la pared de su sala de conferencias podia leerse el lema "Servir al país". Llevaba puesto en el vestido un pin con la bandera nacional.

Sus empleados lo trataban con reverencia. Antes de que él entrara, recorrieron ambos lados de la mesa de conferencia con un cordel, meticulosamente alineando las tazas, los lápices y las botellas de agua.

Afuera en el corredor se podían leer otros avisos diciendo que "proteger los secretos del Estado es la prioridad" y en el área de recepción uno que exhortaba a "disfrutar el trabajo duro y pelear duro".

"Comercialmente viable"

Wang espera resultados rápidos de todo este trabajo duro.

Entre el 2010 y el 2014 su empresa de telecomunicaciones pasó de arrojar pérdidas a convertirse en una estrella de los mercados bursátiles.

Y acerca del proyecto del canal, dijo que no le prestaba mucha atención a los escépticos que cuestionaban el calendario de cinco años del proyecto "mientras están sentados en una habitación mirando un mapa".

Wang basa su confianza en la experiencia de las empresas que ha reclutado.

"Las empresas chinas llevan décadas acumulando enorme experiencia y conocimiento en grandes proyectos de infraestructura", indica.

"Por lo que tener compañías chinas al frente de este proyecto le aumenta enormemente sus perspectivas de éxito. Esa es nuestra fortaleza", asegura.

También hizo caso omiso de los que expresan dudas comerciales sobre los ingresos proyectados del canal y observan que la industria naviera está sufriendo a manos de la ferrroviaria y que los centros industriales del mundo pueden estarse alejando de Asia.

"El 90 % del comercio mundial es por vía marítima. La carga naviera es más barata y más conveniente que el transporte por riel".

"No importa dónde estén ubicadas las industrias porque este canal conecta al Occidente con el Oriente. Definitivamente es comercialmente viable. Si no fuera así, no estaríamos invirtiendo en él", exclama.

Sin misterio

Sin embargo, la financiación del proyecto sigue cubierta en un velo de misterio.

Y la construcción no empezará en firme hasta la publicación del estudio de impacto ambiental, que se espera para el mes entrante.

Wang promete que toda la información se conocerá a su debido tiempo.

"Estamos en conversaciones con las comunidades locales, incluso con los oponentes del plan. Queremos producir un informe completo pero eso toma tiempo".

"No estamos reteniendo información. Esto es ser responsables. Queremos ser vistos como heroes que hacen historia, no como villanos, por lo que necesitamos tiempo".

Infraestructura


Nicaragua es uno de los países más pobres del mundo. Su infraestructura es apenas rudimentaria.

Antes que HKND pueda empezar a trabajar en el canal propiamente dicho, la empresa tendrá que construir puertos y carreteras capaces de recibir equipo pesado de construcción.

Una vez esté terminado en el 2020, el contrato habla de zonas de libre comercio, puertos internacionales, complejos turísticos y un aeropuerto internacional.

HKND administrará el canal por 100 años.

Pero Wang Jing es más bien un recién llegado a Centroamérica, región a la que visitó por primera vez en 2012 por invitación del presidente Daniel Ortega.

¿Cuáles fueron sus primeras impresiones?

"Pensé que este país realmente necesitaba el canal. Nicaragua es un país hermoso con una larga historia y una rica cultura, pero mucha gente ahí vive en la pobreza.

Si el canal puede construirse con éxito, transformará a la economía y la vida de la gente".

"El proyecto le pertenece al mundo"

La empresa de telecomunicaciones de Wang también se ha ganado un gran contrato en Nicaragua.

No le importa describirse a sí mismo como un patriota chino.
Y en la sede de Xinwei en Pekín, ha recibido visitas de importantes dirigentes del gobierno y el Partido Comunista.
Pero insiste que es un ciudadano privado administrando una empresa privada.

Por lo que rechaza cualquier comentario que busque presentar al canal nicaragüense como una iniciativa estratégica china para meterse en el "patio trasero" de Estados Unidos.

"En esta época la economía global está tan desarrollada que ya no se puede decir que nada sea el patio trasero de nadie", reclama.

"El canal beneficiará a la economía de EE. UU. Creo que los estadounidenses estarán felices de verlo".

Wang Jing casi nunca concede entrevistas y la nuestra tomó semanas de preparación.

Pero si este gigantesco proyecto del canal arranca, estará ante los reflectores de la atención mediática por los siguientes cinco años. ¿Le gusta ser el centro de atención?
"No me gusta en absoluto. Espero que la gente le ponga más atención al proyecto y menos atención a mí".

"El proyecto le pertenece al mundo, y yo me pertenezco a mí mismo".