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Welcome back

A pesar de su oportunidad el viaje de Andrés Pastrana a Estados Unidos tuvo menos que ver con la zona de distensión de lo que se esperaba.

20 de agosto de 2001

Despues de que la embajadora estadounidense Anne Patterson regresara de su país y se fuera lanza en ristre contra las Farc la gente pensó que del viaje del presidente Andrés Pastrana a Washington podría resultar un viraje frente al proceso de paz.

Pero lo cierto es que el viaje del Presidente tenía otras prioridades. Aunque la campaña antiterrorista de Estados Unidos tocará de lleno a Colombia en el futuro ese país actualmente está inmerso en su guerra en Afganistán y en protegerse del ántrax. Las Farc, en este momento, no desvelan al Tío Sam. Pastrana quería aprovechar más bien su participación en la Asamblea General de las Naciones Unidas para garantizar que pese a todo lo que está pasando en Estados Unidos Colombia sigue apareciendo en el radar de la superpotencia.

También buscaba atornillar dos temas fundamentales para el país, aunque menos protagónicos que la zona de distensión: la prórroga del Tratado de Preferencias Arancelarias para la Región Andina (Atpa) y los recursos prometidos para la ejecución del Plan Colombia el próximo año.

El primer mandatario dedicó todo el jueves al Capitolio. Se reunió con Dennis Hastert, presidente de la Cámara de Representantes; con Richard Gephardt, líder de la minoría demócrata, y con senadores clave para el país como Tom Daschle, Patrick Leahy, Trent Lott y Joseph Biden. Tras contarles que Colombia ha erradicado este año el doble de cultivos de coca que el año anterior y destinado 380 millones de dólares en inversión social como avances del Plan Colombia, les pidió que aprobaran antes de cerrar su año fiscal los recursos para la Iniciativa Regional Andina que había solicitado la administración Bush por 731 millones de dólares. El propósito del Presidente era lograr que se reversara una decisión que tomó el Senado la semana pasada de recortar 184 millones de ese paquete para destinarlos a asistencia en salud en otros lugares del Tercer Mundo, como los programas de sida en Africa. Sobre este punto no se llegó a ningún acuerdo.

El otro tema que discutió el Presidente con los congresistas norteamericanos fue el de la extensión del Atpa, que expira en diciembre. El Senado aprobó una extensión simple por seis meses, que tendrá que ser conciliada en las próximas dos semanas. “Así no quedan en el aire las compañías que hoy tienen esos beneficios”, dijo a SEMANA el embajador Luis Alberto Moreno, quien reclamó esto como uno de los logros del viaje.

En Nueva York Pastrana centró sus esfuerzos en ratificar el respaldo de la comunidad internacional al futuro del proceso de paz, cualquiera que éste sea. Se reunió con Javier Solana, encargado de asuntos exteriores de la Unión Europea; con Kofi Annan, secretario general de las Naciones Unidas, y con otros jefes de Estado latinoamericanos y cerró su gira con una entrevista de 45 minutos con el presidente George W. Bush. “Esta reunión es una buena oportunidad para replantear las relaciones bilaterales dentro del nuevo marco de la lucha antiterrorismo”, dijo a SEMANA el analista internacional Michael Shifter. “En el corto plazo no va a cambiar nada. A mediano plazo habrá una línea más antiinsurgente”, agregó.

Sin embargo no se ha llegado a ese punto todavía. El balón del futuro de este proceso sigue estando en territorio colombiano.