Home

Nación

Artículo

Los cables de Wikileaks demuestran que el parecido entre Cuba y Venezuela va más lejos de una simple afinidad entre dos gobiernos. | Foto: AP

Los secretos de WikiLeaks

WikiLeaks de Venezuela: Caracas, la sucursal de La Habana

Entre 2009 y 2010 los médicos cubanos de la misión Barrio Adentro intentaron desertar. Algunos, ayudados por la embajada de EE.UU. en Venezuela, tuvieron éxito. Otros fueron capturados.

13 de junio de 2011

El presidente Hugo Chávez lo ha dicho varias veces: Venezuela y Cuba son una sola nación. Más que un guiño al auditorio que lo escucha se trata de una realidad incuestionable en los hechos.
 
Varios episodios reseñados en los cables de la embajada de Estados Unidos, fechados en Caracas entre enero de 2009 y febrero de 2010, así lo demuestran: una denuncia según la cual el gobierno importaba ganado desde La Habana sin cumplir con normas sanitarias, el caso de un médico cubano que solicitaba visas en la sección consular de la capital venezolana, y afirmó en su entrevista que en sus ratos libres era obligado a colectar firmas para apoyar a Chávez en la solicitud de una enmienda de la Constitución , la petición de Pdvsa a Chevron para refinar petróleo cubano en el negocio que la estatal petrolera local mantiene con la compañía norteamericana, o la negativa de Venezuela de apoyar a Canadá en su plan de hacerse miembro de la Comisión Interamericana del Atún Tropical (IATTC, por sus siglas en inglés), por la política de ese país hacia Cuba en la Organización de Estados Americanos.
 
Como Caracas se ha convertido en un aliado imprescindible de La Habana, ciertos episodios relacionados con la vida interna de Cuba se repiten en Venezuela. Las deserciones hacia Estados Unidos es tal vez el hecho que más sobresaliente. Entre 2009 y 2010 un lote de médicos cubanos que trabajaban en la misión Barrio Adentro, un programa social de atención médica primaria a los sectores pobres fundado por Chávez en abril de 2003, aprovecharon su pasantía en el país para escapar hacia Estados Unidos.
 
Los profesionales se quejaban del escaso sueldo que ganaban -US$ 372 dólares mensuales- y las extensas jornadas de trabajo a la que eran sometidos. La mayoría debía ver entre 50 y 70 pacientes al día para cumplir con las metas proyectadas por el gobierno venezolano. Y durante su día de descanso, cuando se aproximaban las elecciones, que en Venezuela se efectúan casi anualmente, los médicos cubanos debían leer propaganda política en el consultorio y captar a posibles votantes.
 
Camino de salida
 
A juzgar por el número de entrevistas que hizo la embajada entre agosto de 2006, cuando Washington comenzó a aceptar aplicaciones para el “Programa de médicos profesionales cubanos”, mediante el cual se otorgaba al beneficiario la entrada a ese país por razones humanitarias), y abril de 2009, no parecía fácil escapar de Venezuela.
 
Para esa fecha la misión diplomática acreditada en Caracas calculaba que unos 8.500 cubanos estaban asignados a los distintos programas sociales del gobierno venezolano. De esos, 739 ciudadanos de ese país habían solicitado asilo en la embajada, y sólo el 69% (510 personas) habían recibido la visa. Otro cable de febrero de 2010 muestra un incremento tanto en el número de solicitudes (935 planillas) como en la cantidad de aprobaciones (722, el 77%).
 
En las entrevistas muchos aseguraron que los oficiales a cargo de Barrio Adentro retenían sus pasaportes al llegar al país para evitar las deserciones. Los que escapaban eran considerados inmigrantes ilegales y estaban sujetos a deportación. Muchos tenían dificultades para legalizar su situación en Venezuela y beneficiarse de los servicios públicos. En un cable se cuenta que una cubana, que dio a luz al día siguiente de recibir la visa, no había podido obtener un pasaporte venezolano para su hijo. Los funcionarios le dijeron que estaba prohibido dar pasaportes a “desertores”. Otros cubanos no habían podido casarse legalmente en Venezuela.
 
Una aspirante entrevistada el 27 de enero de 2009 contó el coordinador de Barrio Adentro 2, en el estado Aragua, en el centro de Venezuela, decidió retener su pasaporte luego de que otro cubano había abandonado la misión. Ella no recibió su documento hasta que regresó de vacaciones a su país en septiembre de 2008. Otro doctor, que acudió a su entrevista el 30 de marzo de 2009, se había escapado de su trabajo y lucía muy ansioso. Quería regresar antes de que su supervisor advirtiera su ausencia. “Siempre están vigilándonos, nos llaman a nuestros teléfonos. Es una batalla psicológica que tenemos que soportar todos los días”, explicó al funcionario que lo entrevistó en aquella ocasión.
 
Golpe y contragolpe
 
Al comienzo del programa Estados Unidos elaboraba una carta de entrada, pero luego, debido a un caso de falsificación, en marzo de 2009 decidieron estampar visas en el pasaporte. Fue una estrategia para evitar problemas a los cubanos que querían salir de Venezuela y eran interrogados en el aeropuerto. La mayoría pudo lograr su objetivo, pero otros tuvieron que sobornar a los oficiales de migraciones –pagaban entre US$ 700 y US$ 1000- para poder viajar.
 
En uno de los cables se cuenta la historia de una pareja cubana que quiso abordar un vuelo hacia Miami desde Barcelona, Anzoátegui, al oriente de Venezuela, el 24 de marzo de 2009. Los cubanos pagaron US$ 4.600 a un “contacto” que les facilitaría el trámite de la aduana. Todo iba bien hasta que el vuelo se retrasó y cambió la guardia en migraciones. La pareja fue interrogada por la Guardia Nacional, que luego contactó a funcionarios cubanos. Ambos fueron trasladados a un hotel donde les dijeron que serían deportados, pero antes lograron escapar y contactar a la embajada de EE.UU en Caracas, donde un “contacto local” los llevó a la clandestinidad. En la sede diplomática la mujer refirió las amenazas de la “policía cubana” de violarla y darle una paliza a su novio.
 
A principios de 2010, a partir de la publicación de una noticia en el diario El Nuevo Herald de Miami, y la referencia que hizo el canal de noticias venezolano Globovisión de esa información, las autoridades locales extremaron la vigilancia. A pesar de eso, muchos se arriesgaron a viajar desde el aeropuerto de Maiquetía, el más importante del país, pero otros cruzaron la frontera y llegaron a Miami tomando un avión en el aeropuerto El Dorado de Bogotá.
 
Según el análisis del embajador Patrick Duddy, Washington no estaba en capacidad de verificar si el acoso contra los cubanos desertores era la consecuencia de una política de Estado, o de la acción individual de los funcionarios. “La publicidad sobre los médicos cubanos sobornando a funcionarios venezolanos y cubanos ha puesto un centro de atención no deseada sobre el programa”, afirmó. Sin embargo, agregó, parece claro que el gobierno de la República Bolivariana de Venezuela todavía no ha hecho un intento sistemático de detener a los médicos cubanos que viajan a Estados Unidos.
 
“La información proporcionada por los solicitantes durante el proceso de la entrevista parece corroborar las reclamaciones de muchos venezolanos de que el programa Barrio Adentro se centra en propaganda política antes que en la mejora de la salud”, finalizó el entonces representante de EE. UU en Venezuela.
 
* El trabajo periodístico de revisión de los cables de WikiLeaks sobre Venezuela, fue hecho entre SEMANA y el Instituto Prensa y Sociedad de Venezuela. Su publicación, se hace de forma simultánea en Semana.com y en Arman-do.info
 
En documentos relacionados vea los cables que sirvieron de soporte para esta nota.