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Como cualquier cosa se puede esperar, hay quienes no descartan que se llegue a cerrar la frontera por Cúcuta.

COMERCIO

¿Y si le da por romper?...

Si Chávez quiere, puede hacerles la vida imposible a los exportadores colombianos por la vía del control de cambios. Las consecuencias podrían ser graves.

1 de diciembre de 2007

Aestas alturas de las maltrechas relaciones entre Colombia y Venezuela, nadie ha logrado interpretar, ni aquí ni allá, el alcance económico de la tajante advertencia del presidente Hugo Chávez: "Meto las relaciones con Colombia en un congelador".

En la diplomacia internacional congelar relaciones no es un término común que represente algo o permita medir sus efectos, como sí lo es el rompimiento. Pero sea como fuere, al presidente Chávez le gusta utilizarlo. "Hasta que el rey de España no presente sus excusas, congelo las relaciones con España", repitió la semana pasada. No se sabe si el mandatario venezolano tiene claro lo que significa meter en el congelador las relaciones, pero lo cierto es que el asunto tiene muy nerviosos a los empresarios colombianos.

No es para menos. Cualquier decisión comercial en contra golpeará a los colombianos. El intercambio comercial entre los dos países asciende a 6.000 millones de dólares. Colombia vende mucho más a Venezuela que lo que ellos importan desde el país. Este año Colombia proyecta exportaciones récord a ese destino por cerca de 4.000 millones de dólares, con un crecimiento del 70 por ciento frente a 2006. En caso de un eventual rompimiento, los afectados serían muchos. Las empresas colombianas venden allá azúcar, carne, lácteos, huevos, chocolates, legumbres y hortalizas, cereales, ganado en pie, confecciones, calzado, productos plásticos, de cuero, jabones, cosméticos, papel y automóviles, entre otros.

Aunque el principal socio comercial de Colombia sigue siendo Estados Unidos, a donde se dirige el 34 por ciento de las exportaciones, Venezuela es el segundo destino más importante. El 15 por ciento de lo exportado por Colombia este año se ha enviado al vecino país.

Las estrechas relaciones económicas que sostienen los dos países han propiciado que empresas tan emblemáticas de Colombia, como Éxito, Leonisa, Pat Primo, Colombina, Luker, Noel, Carvajal, Coltejer, Fabricato, Colanta y Alpina hayan instalado sus plantas allá o montado grandes canales de distribución para sus productos. Estas compañías, que han sido tan exitosas en el mercado de Venezuela, llevan desde Colombia materia prima o productos en general. Por eso, tienen por qué estar nerviosos los empresarios.

Pero, obviamente, un bloqueo a las exportaciones colombianos terminará también afectando a los venezolanos. Colombia es el segundo país de origen de sus importaciones, sólo superado por Estados Unidos. Se estima que cerca del 30 por ciento de la despensa alimenticia de Venezuela llega de Colombia.

Algunos afirman que si Chávez decidiera no comprarle más a Colombia, no tendría problemas porque encontraría en otros países los mismos productos que aquí consigue.

Esto en parte es cierto. Por ejemplo, para comprar alimentos, el gobierno de Chávez tiene a Chile y a Brasil, así incurra en sobrecostos por factores geográficos que encarecen el transporte de la mercancía. Es más, esos dos países suramericanos son más competitivos que Colombia en el rubro de alimentos. Hasta México, que no ha enfocado su interés en el mercado venezolano, podría abastecerlos de comida.

Hay otros renglones en donde el asunto no sería tan sencillo para Venezuela. Por ejemplo, en confecciones. Colombia es un gran proveedor de ropa en el vecino país y más competitivo que otros mercados. En huevos y ganado en pie no sería fácil sustituir a Colombia. La gran producción de huevos está en Santander y la venta de ganado en pie no habría otra manera más fácil de hacerlo que desde Colombia.

Un 'arma' no tan secreta

Frente a los riesgos en que se encuentra la relación comercial, el sector privado nacional prefiere callar -quizá por temor a represalias-, aunque en voz baja la preocupación es alta. El empresariado colombiano sabe que el gobierno de Venezuela tiene una herramienta muy poderosa con la que si quiere, puede 'enredarles' la vida y bloquear sus exportaciones: el régimen de control cambiario.

Este mecanismo, mediante el cual se controla la salida de dólares desde Venezuela, lo estableció Chávez para evitar lo que se conoce como fuga de capitales. Las divisas son administradas por la Comisión Administradora de Divisas (Cadivi), que entrega a su discreción los dólares a una tasa preferencial de 2.150 bolívares (cambio oficial).

Como quien dice, si la intención es afectar a los exportadores colombianos, ahí está Cadivi. Cuando una empresa instalada en Venezuela o un comercio requiere llevar alguna mercancía desde Colombia, debe ir a esta comisión para que le venda los dólares. a la tasa oficial Por ejemplo, Colombina Venezuela importa desde Colombia su exitoso producto 'Bon bon bum', que se vende muy bien en el vecino país. Para llevarlo requiere comprarle a Cadivi los dólares. De lo contrario, la operación le sale más costosa porque tendrá que ir al mercado negro (o libre) a comprar los dólares a nada más y nada menos que 6.000 bolívares. Las dificultades también afectan a los colombianos que envían remesas a sus familiares.

Para Jorge Alberto Velásquez, ex consejero económico de Colombia en Caracas y conocedor de la historia de esta integración binacional, "no se puede descartar que la Comisión Administradora de Divisas (Cadivi), con su discrecionalidad para la aprobación de dólares preferenciales para las importaciones, sea utilizada como represalia contra Colombia".

Al mismo tiempo que este instrumento de control de divisas puede interferir en las relaciones, hay otra forma de afectar, como la licencia previa que operará para el sector automotor a partir del enero de 2008. Esto limitará el número de vehículos que Venezuela pueda importar. Sin duda, compañías como Sofasa y la Compañía Colombiana Automotriz (CCA), que exportan cerca de 500 millones de dólares a ese país, sentirán el impacto. Dentro del modelo de desarrollo que viene impulsando Chávez, la restricción a las importaciones se ha vuelto un instrumento cada vez más usado. En febrero pasado, una resolución limitó la importación de alimentos, no sólo desde Colombia. Para dar licencias se puso una cuota para ciertos productos. Aunque para el caso de Colombia se amplió el cupo y se hizo más expedita la licencia, ahí está esa herramienta en medio de las actuales hostiles relaciones. Nada impide que Venezuela aplique represalias comerciales contra Colombia. Naturalmente, dirán algunos, en el evento en que se impongan restricciones, incumpliría los compromisos ante la Organización Mundial del Comercio (OMC), de la cual es miembro.

La pregunta es qué tan factible es un cierre de la frontera. Aunque es remoto, con Chávez todo es posible. En 1999, el gobierno venezolano resolvió cerrar la frontera al paso de carga colombiana, medida con la que puso fin a una huelga de transportistas venezolanos que paralizó el comercio binacional por 15 días. El intercambio comercial terrestre disminuyó en aproximadamente 56 por ciento. Este año, por el tema de los peajes en la frontera, se afectó notablemente el comercio por Cúcuta.

Voces más diplomáticas, como el ex canciller Augusto Ramírez Ocampo, son menos pesimistas. Dice que no hay que olvidar que no ha habido relaciones más tensas y hostiles que las de Venezuela con Estados Unidos, y este último país es su principal proveedor en todo tipo de bienes. "En nada se ha afectado la relación comercial de Venezuela con Estados Unidos a donde Pdvsa, la estatal petrolera, dirige sus ventas". Si congelar es dejar todo como está, no hay de qué preocuparse. Pero si la idea es congelar para luego romper el hielo, el costo sin duda es otro.