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“Me hubiera podido lanzar a la alcaldía de bogotá y me la hubiera ganado”

EN PLATA BLANCA

"Ya no pertenezco a esa burbuja bogotana"

Francisco Santos Calderón habla de sus relaciones con el presidente, del proyecto hotelero en el Parque Tayrona y de sus percepciones sobre el gobierno actual.

María Jimena Duzán
30 de octubre de 2011

MARIA JIMENA DUZÁN: Por sus columnas y sus trinos se nota que anda dedicado a hacerle la oposición a este gobierno.

FRANCISCO SANTOS: Sí, y le confieso que por un momento tuve una inquietud: llegué a preguntarme si esa crispación que me genera este gobierno tenía que ver con el hecho de que el presidente fuera mi primo; si es que yo tenía incluso algún celo por allá guardado o un problema freudiano que no había podido digerir. Pero después miré mis columnas antes de irme del país en el año 2000 y me di cuenta de que yo era así con el presidente Barco, con Samper y con Pastrana, aunque obviamente tengo que aceptar que esos ocho años que estuve de vicepresidente acompañando a un gobernante como Uribe lo sesgan a uno.

M.J.D.: Usted ha criticado el gabinete de Santos porque tiene mucho cachaco que no conoce el país. ¿Acaso usted no es uno de ellos?

F.S.: Es que yo era parte de esa cachaquería hasta que llegué al gobierno, en 2002. Cuando conocí el país, su vitalidad, me di cuenta de que esa burbuja que se vive en Bogotá genera una desconexión con el país, y yo siento que eso le está sucediendo al presidente Santos. Constantemente me lo dicen cuando salgo a las regiones: “El presidente Santos viene, pasa por encima de nosotros y sigue”, me dicen. Por eso es que ya no pertenezco a esa burbuja bogotana… ahora soy de Villanueva, de Tumaco: ¡ya me desteté! Con decirle que ahora decidí tener columnas en El País y en El Colombiano, porque creo que el centro del poder real no está ya en Bogotá. A veces me siento como volviendo al pasado, como si este fuera el gobierno de Andrés Pastrana, otro presidente que gobernó desconectado del país.

M.J.D: Curioso que no sea columnista de ‘El Tiempo’ también….¿No se lo han ofrecido?

 
F.S.: ¿Es que sabe qué?... Me da pena pedirle columna a Roberto Pombo. A usted se le olvida que yo en ocho años no fui a El Tiempo ni llamé. Yo tengo unos pruritos: me hubiera podido lanzar a la Alcaldía de Bogotá y me la hubiera ganado. Pero me dije: “¿Me voy a lanzar a la Alcaldía de Bogotá, con Juan Manuel Santos de presidente?”. Eso me pareció fatal para el país; me parecía una señal oligárquica horrible… casi que de república bananera.

M.J.D.: ¿Por qué entonces le sacó la piedra el comunicado en el que el presidente Santos afirmó que ante las versiones de prensa que vinculaban a miembros de la familia presidencial con el proyecto del hotel en el Tayrona, prefería cancelarlo? ¿No le parece bien que el presidente diga que en su gobierno sus familiares no pueden estar metidos en negocios ni licitando ante el Estado, como sí se les permitía a los hijos de Uribe?

F.S.: Es que son muchos temas: el primero era que el problema lo armó el presidente Santos cuando anunció a la ligera el proyecto del hotel. Después dijo que no había indígenas y luego, que sí; aparecieron como los dueños de las tierras los señores de Daabon. Había 80 razones para declarar ese proyecto inconveniente, y las omitió. Eso no fue honesto.

M.J.D.: ¿Pero usted sí estuvo reunido con esos inversionistas?

F.S.: Sí, y lo hice en desempeño de mis tareas como vicepresidente. Yo traté durante muchos años de que viniera esa compañía a Colombia. Finalmente lo logré, y vinieron a explorar posibilidades. Por eso me dolió cuando el presidente Santos dijo que cancelaba el proyecto. Todavía sigo pensando que traer al país a una empresa de ecoturismo tan sofisticada como Six Senses es muy importante para el país. Colombia puede ser una potencia ecoturística.

M.J.D.: Pero el comunicado del presidente va más lejos: da la señal de que ningún negocio en que estén involucrados los Santos va a prosperar en su gobierno… ahí hasta quedó sepultado el canal para Planeta.

F.S.: En ese sentido estoy de acuerdo con el presidente. Si yo hubiera sido presidente, lo primero que hubiera hecho es enviar mis hijos al exterior. Está bien mandar esa señal, pero no a costa mía, como si yo tuviera un interés en ese proyecto más allá de lo que hice como vicepresidente. Usted sabe cómo es la gente: ya en la red están diciendo que yo soy negociante.

M.J.D.: Vuelvo y le pregunto: ¿será que también el presidente sepultó el tema del canal a ‘El Tiempo’?

F.S.: Yo ya no tengo nada que ver con El Tiempo… Eso ya es un problema entre el presidente, el Grupo Planeta y los tres accionistas Santos absolutamente minoritarios que quedan.

M.J.D.: ¿Finalmente vendió sus acciones?

F.S.: Sí, ya Luis Carlos Sarmiento es el dueño de ellas.

M.J.D.: ¿Es asesor de Pacific Rubiales?

F.S.: No lo soy, ni tengo ningún contrato. Me llaman a pedirme consejos, como lo hacen muchos otros inversionistas que conocí como vicepresidente. Yo les contesto que no hago gestión ante el presidente, pero que mi consejo es a, b, c, d y e.

M.J.D.: Según usted, este gobierno bajó la guardia en la lucha contra las Farc.
 
F.S.: Sí, y eso ha sucedido por varias razones: en el gobierno de Uribe, el ministro de Defensa en realidad era él. El tenía el feeling de lo que estaba pasando en el tema de seguridad. El presidente Santos no actúa así, y ese cambio tan radical ha generado un deterioro de la seguridad, como ya lo estamos viendo. Los militares no sienten que el presidente Santos se las juega por ellos. Pero además, creo que se equivocó al nombrar la cúpula militar. El país no estaba listo para tener un comandante de la Armada, porque eso produjo un cortocircuito. Y en el tema del nombramiento de Rodrigo Rivera como ministro de Defensa, esa responsabilidad sí la asumo yo.

M.J.D.: Si mal no recuerdo, usted descalificó a Germán Vargas Lleras para ese puesto.¿Se arrepiente?

F.S.: Yo creía que después de ocho años de estar en el poder, el ministro de Defensa no podía ser una persona que no le generara confianza al presidente Uribe.

M.J.D.: ¿No será que después de lo que sacó SEMANA en el sentido de que en el atentado que sufrió Vargas Lleras participaron agentes del DAS en la época de Noguera, la sensación es mutua?

F.S.: Vi la información y creo que el DAS tiene problemas de corrupción desde que los narcos quisieron tomarse este país. En el asesinato de Galán hubo miembros del DAS. Eso no es nuevo.

M.J.D.: A usted lo ha acusado Mancuso de haber querido fundar el Bloque Capital, y por eso la Fiscalía le abrió una investigación. ¿Cuál fue su relación con los paramilitares?
 

F.S.: Si yo hubiera sido el fundador del Bloque Capital, no estaría aquí. Eso hablaría de una impunidad inmensa en la justicia. Los testimonios han demostrado que lo que hubo fue un montaje. Ya llevo en eso cuatro años y medio y la Fiscalía nada que decide… Ya hasta pienso que lo quieren es mantenerme sub júdice.

M.J.D.: Usted se ha transformado políticamente: lo conocí de centro izquierda y ahora lo veo cada vez más a la derecha.

F.S.: Sí, le acepto que me he vuelto muy godo. Creo en la autoridad; me he vuelto más conservador. Enrique Santos me dice que soy la derecha ilustrada.

M.J.D.: ¿Qué relación tiene con el presidente Santos?

F.S.: No somos ni lejanos ni cercanos. Somos familia. La familia Santos Calderón hijos de Enrique y la familia Santos Calderón hijos de Hernando somos muy distintas, pero también es cierto que cualquier desavenencia la terminamos arreglando en un almuerzo.

M.J.D.: ¿Habla con Uribe?

F.S.: No. Casi que no hablo con él, pero sí chateo, aunque de manera esporádica. Es más, el último chat que tuve con Uribe me lo envió cuando hubo el rifirrafe entre Angelino y el presidente Santos: “¿Sabe qué ,vice?”, me dice, “hoy cómo aprecio aún más la relación que usted y yo tuvimos”.

M.J.D.: Pero en su caso el alebrestado fue el presidente Uribe: le dijo que se había lagarteado la Vicepresidencia… ¿Le parece poquito?

F.S.: Independientemente de que esa frase me hubiera molestado, yo entendí que era mucho más importante la labor que estábamos haciendo. ¡Si es que recibimos un país que se estaba acabando!

M.J.D.: No será que el presidente Santos encontró la forma más diplomática para salir del vicepresidente Garzón, postulándolo como secretario general de la OIT?

F.S.: Probablemente. Pero si eso se da, no solo sería una salida más que digna, sino que Angelino terminaría caído pero de para arriba. Ese cargo de secretario general de la OIT es importantísimo.

M.J.D.: ¿Cómo ve la relación entre Angelino y el presidente Santos?

F.S.: Lo que pasa es que a mí me definieron muy bien mis tareas. Me dijeron que me encargara de los derechos humanos, del tema de minas y de otro que surgió después y que nos devuelve al tema del Tayrona: la necesidad de traer inversión extranjera, que para el presidente Uribe era primordial. Yo creo que eso no lo tiene claro Angelino. Pero además, el presidente Uribe me dio en esas tareas todo el juego posible y teníamos una relación estrecha, sin intermediarios. Y algo me dice que eso no pasa entre el presidente Santos y Angelino. Por eso Angelino tiene agenda propia.

M.J.D.: Le cuento las tareas del vicepresidente en este gobierno: tiene a su cargo el tema espacial y es presidente de la Comisión Interinstitucional del Océano.

F.S.: Yo también estuve encargado del tema espacial y lo del océano lo heredé de Bell. Para mí fue una sorpresa cuando supe que era presidente de esa comisión. Sobre todo porque a mí el océano me da urticaria, como buen cachaco. Luego entendí su importancia e hicimos cosas fantásticas. El único poder que uno tiene como vicepresidente es el de convocar a las partes para solucionar los problemas alrededor de una mesa. Y uno tiene que hacerlo con respeto por los ministros, sin ser uno el protagonista. Obviamente eso depende de las ambiciones del vicepresidente: yo lo único que quería era servirle al país.
 
M.J.D.: ¿Está diciendo que Angelino Garzón tiene una ambición política que usted no tenía?… Mmmm…

F.S.: Sí. Y creo que es lo normal en un vicepresidente. La excepción, quizá, por carácter, fui yo.

M.J.D.: ¿No es difícil volver al periodismo luego de ser vicepresidente durante ocho años?

F.S.: Sí, no es fácil. Cuando Carlos Julio Ardila me propuso ir a RCN, yo le dije que traía una carga inmensa que no me la iba a poder quitar. Él me dijo que eso no le importaba mientras respetara las reglas del juego, y yo las he respetado. Entrevisto a todas las orillas, pero sé que no me puedo quitar la careta. Prefiero ser honesto en eso. Pero también es cierto que en esto hay un poco de hipocresía: hay muchos periodistas que posan de independientes y que tienen caretas que no las expresan.