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Milene Jaraba y su esposos Yahir Acuna. | Foto: Archivo particular

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Yahir Acuña, sin el pan y sin el queso

Renunció al Congreso para aspirar a la gobernación de Sucre, nombró de candidata a su esposa, e invirtió muchos millones en su campaña. Las urnas lo dejaron con las manos vacías.

25 de octubre de 2015

Yahir Acuña nunca supo el sabor de una derrota en las urnas. Desde la primera vez que ha participado en elecciones, hace algo más de diez años, ha tenido los votos suficientes para convertirse en uno de los más poderosos líderes de su departamento.

En menos de una década pasó de ser líder estudiantil a concejal de Sincelejo, diputado de Sucre, y representante a la Cámara. Su ascensión estuvo de la mano de un oscuro personaje, el exgobernador Salvador Arana, padrino de uno de sus hijos. Y paradójicamente le declaró la guerra a las familias políticas tradicionales del departamento, con quienes ha tenido una guerra visceral.

Eso puede ser lo paradójico en Yahir Acuña. Es el líder que, en principio se muestra como la renovación política del departamento, pero sus prácticas son más cuestionables que la de los políticos tradicionales a los que se enfrenta.

Acuña ha sido un fenómeno sin antecedentes, pues pocos pueden sacar pecho de haber multiplicado su caudal electoral polémico dirigente. Por ejemplo, la primera vez que llegó a la Cámara de Representantes, en el 2010, conquistó  51.161 votos. Cuatro años después repitió curul con 127.000 votos.

La forma como los ha conseguido es un misterio. En Sucre siempre se le ve rodeado por clases populares. Y sus contradictores dicen que en cada campaña invierte millones y millones de pesos para conseguir sus propósitos.

Acuña, tres meses después de posesionarse en la Cámara, renunció a su curul. Varias investigaciones lo perseguían, por lo que prefirió, entonces, darle la candidatura a su esposa Milene Jarava. Antes se había apoderado del partido Opción Ciudadana, para avalar a su mujer, y a muchos candidatos cuestionados en todo el país.
 
Se subió a la tarima junto a su esposa, fue el candidato a la sombra. Todos sabían que sería el que gobernaría. La campaña que gerenció fue ostentosa, un imponente y moderno bus los llevaba por todo el departamento. Sus manifestaciones eran multitudinarias, y estuvo salpicada de rumores sobre compra de votos.

Nadie parecía enfrentarlo. Pero a pocos días del cierre de inscripciones, el partido de Germán Vargas Lleras decidió avalar a Edgar Martínez, exgobernador del departamento.

La campaña estuvo envuelta de acusaciones de lado y lado, y el favoritismo nunca abandonaba a Acuña ante la preocupación de los políticos tradicionales. 

Pero quizás, la mala suerte empezó a rondar a Acuña. A dos días antes de las elecciones lo sorprendieron con 480 millones en efectivo, escondidos en tulas en una de sus lujosas camionetas. Se presumía que eran para compra de votos. El excongresista argumentó que era de un negocio familiar debidamente certificado.

Cuando parecía conquistar una nueva victoria en las urnas, la sorpresa llegó este domingo. Edgar Martínez lo derrotó en la gobernación de Sucre. Y para completar, su candidato a la alcaldía de Sincelejo, Carlos Vergara, tampoco consiguió la victoria.

Este ingeniero sucreño, que se hizo célebre por ser el investigador de Álvaro Uribe en la Comisión de Acusaciones, apostó todo su capital por la gobernación del departamento. Las urnas lo dejaron con las manos vacías.