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Yo confieso

José Nicolás Hurtado, alias 'Carlos Huevo', el jefe guerrillero mas importante capturado en los últimos meses, reveló los macabros secretos de las Farc .

14 de noviembre de 2004

A las 11 de la mañana del pasado 7 de noviembre un oficial de la Dirección Central de Policía Judicial -Dijin- dejó frío al hombre que acababa de arrestar cerca de Ráquira, Boyacá. "Usted se llama José Nicolás Hurtado. Su cédula verdadera es la número 79.655.720 de Bogotá. Su mamá se llama Martha y su compañera en la guerrilla es 'Valentina´. Usted es 'Carlos Huevo' de las Farc". Desconcertado porque la cédula falsa que le había entregado Henry Castellanos, alias 'Romaña', no engañó al investigador ni a los oficiales de la Policía de Boyacá que estaban en el operativo de su captura, Hurtado escuchó otros detalles de su vida privada que pensaba que nadie conocía.

Resignado, al cabo de unos minutos, sólo atinó a pronunciar una frase: "Ustedes saben más de mí que yo mismo". Y en efecto así era. Desde hacía varios años la Policía y la Fiscalía estaban tras sus pasos y sabían todos los detalles de la vida de uno de los hombres más desconocidos para la opinión pública, pero que paradójicamente era uno de los más peligrosos e importantes de las Farc en el centro del país.

Con 31 años de edad, Hurtado era el jefe del comando urbano Joselo Lozada, cuya zona de influencia es Bogotá y sus alrededores. Esa célula pertenece al Bloque Oriental de las Farc, bajo el mando del 'Mono Jojoy', y como parte de esa estructura Hurtado y sus camaradas efectuaron innumerables secuestros en la capital para los frentes 22, 42, 53 y 54, que hacen parte de Bloque Oriental en el centro del país. Entre otros participó en sonados casos como el plagio del médico José Gnecco y los niños Vytys Karanauskas y Daniela Vanegas. La misión de Hurtado dentro de la guerrilla no sólo se limitaba a planear y negociar secuestros.

Gran parte de los objetivos consistían en la ejecución de actos terroristas. Su nombre está vinculado a la investigación por el ataque al club El Nogal. Fue responsable del carro bomba contra el diario El Tiempo que fue desactivado por las autoridades pocos minutos antes de estallar. Participó en el ataque contra el Palacio de Nariño en agosto de 2002 y coordinó el atentado con morteros en contra de la Fiscalía General, entre otros. Las pruebas que la Fiscalía y la Policía tenían en su contra por estos y otros actos terroristas son tan contundentes que cuando Hurtado vio lo que tenían las autoridades en su contra entendió que era inútil tratar de mentir o negar su participación. Decidió entonces contar todo.

"Soy hijo de Martha Buriticá y José Hurtado. Mi mamá trabaja en la Alcaldía de Bogotá y mi papá es abogado"; con esta frase, Hurtado comenzó por narrar con lujo de detalles a los fiscales cómo ingresó a la guerrilla, la manera como llegó a convertirse en uno de los principales hombres de las Farc en el centro del país y cómo planeó y ejecutó secuestros y acciones terroristas. Empezó por decirles que llevaba 10 años en la subversión. "Yo iba a reuniones del Partido Comunista. Mi mamá fue toda la vida sindicalista, una tía de nombre Patricia Buriticá también... mi padre fue del Moir. Desde pequeño iba a todas las marchas y cosas que hacían... cuando fui creciendo iba a reuniones con gente de la Juco", les confesó a los fiscales en su primera indagatoria.

Hurtado dice que en 1992, una de las personas que conoció en una reunión de la Juco los convenció a él y otros muchachos para que fueran a una reunión con el 'Mono Jojoy'. "Yo lo quería conocer porque me interesaba la política y su ideología", dice uno de los apartes de la indagatoria. "Llegamos a Barranquillita (Guaviare), hablamos con el Mono y él nos planteó que tocaba armar grupos urbanos y desarrollar guerra de guerrilla en las ciudades... le dijimos que estábamos listos para comenzar a formarnos para esas tareas", confiesa Hurtado, quien dice que en esa reunión 'Jojoy' lo bautizó con el alias de 'Carlos Huevo'.

En forma detallada, Hurtado cuenta que su primer instructor en la guerrilla fue el segundo comandante del frente primero de las Farc, conocido con el alias de 'Mauricio'. Durante su primer mes en la subversión afirma que estudió fundamentos del marxismo, documentos y estatutos de las Farc. "Carlos Antonio Lozada dictó lo político; Pedro Aldana nos dictó economía política y el 'Mono Jojoy' nos hablaba todos los días de 4:30 a 7 de la mañana de los documentos de las Farc, conferencias y plenos", afirmó Hurtado.

Tras un relato pormenorizado de su capacitación, dijo que apenas terminó su 'formación' recibió su primera misión. "Me tocó por orden del 'Mono Jojoy' colaborarle al frente 42 en la negociación de varios secuestros. Eso fue como en 1995 a 1997". Reconoció que el primer secuestro del que estuvo a cargo fue el de un arrocero del Tolima por el que consiguió que la familia pagara 70 millones de pesos.

En su indagatoria, Hurtado les contó a los fiscales que cuando se creó la zona de distensión en 1998, él al igual que muchos de sus camaradas fue enviado para recibir reentrenamiento. "Estuve durante dos años y medio. Hice cursos en diferentes especialidades como artillería, explosivos, inteligencia de combate inteligencia estratégica". Como demostró ser uno de los 'alumnos' más aventajados, fue enviado a realizar también varios cursos para ser comandante de guerrilla y comandante de compañía.

En 2000 fue reasignado y entró a formar parte de la compañía Vladimir Steven, una de las estructuras del frente 53 bajo las órdenes de 'Romaña'. Reconoció a las autoridades que ejecutaron varios secuestros en la vía Bogotá-Villavicencio: "Un día estaban sin plata y nos mandaron a hacer una pesca milagrosa en la carretera en el punto conocido como 53. Íbamos cuatro guerrilleros. Retuvimos una camioneta en la que iban dos personas y nos los llevamos hasta San Juanito (Meta). A uno le sacaron 26 millones y al otro, 170", afirma en su indagatoria.

Ese fue uno de los múltiples secuestros en los que reconoce haber participado. Para 2002, Hurtado era un experimentado secuestrador que había consolidado alianzas con bandas de delincuentes comunes de Bogotá, como los Calvos y los R-15, entre otras, con las cuales coordinaba los plagios para los frentes 42 y 53. Esto quedó en evidencia cuando narró a los investigadores los detalles del secuestro de un familiar del general Ernesto Serrano Pinto: "A él lo tenía una banda de delincuencia común desde hacía dos años. Subieron a plantearles a las Farc que no habían podido negociar, que no les daban la plata que ellos querían y que solicitaban negociar con toda la fuerza de las Farc. Nosotros vinimos a Bogotá, recogimos al señor y lo llevamos hasta el frente". Hurtado les contó a los fiscales que por ese secuestro pidieron 6.000 millones de pesos y después de meses de negociación se fijó el valor de rescate. " Recibimos la plata en Santa Rita y la llevamos en tres lonas hasta un campamento que se llama 'el morrudo". Se le informó al 'Zarco' y a 'Romaña' que teníamos la plata, y ordenaron repartir una parte con los bandidos. Las Farc se quedaron con 2.500 millones que enterraron en un campamento que le dicen 'las gemelas', cerca de Santa Rita".

Igualmente reconoció en su indagatoria que en abril de 2002 participó en el carro bomba contra El Tiempo. " un explosivista llamado "Esteban, que trabajó con nosotros, armó la bomba . Compré un carro robado en dos millones y medio de pesos, recogimos la bomba y lo dejamos frente a 'El Tiempo". En su confesión dejó en claro que también estuvo detrás del ataque con morteros a las instalaciones de la Fiscalía en noviembre de 2002, aunque aclaró que el blanco inicial iba a ser el Ministerio de Defensa. En maletas entramos el mortero y las bombas y desde la facultad de zootecnia fue desde donde 'morteriamos", dice uno de los apartes de su confesión.

Esas, entre otras acciones terroristas desarrolladas en Bogotá, hicieron que a comienzo de 2003 Hurtado fuera designado comandante del frente urbano 'Joselo Lozada' en Bogotá. Desde la capital Hurtado continuó planeando y ejecutando secuestros. Se convirtió en el hombre clave para conseguir armas y explosivos para los diferentes frentes que operan en Cundinamarca y Boyacá.

"Era muy escurridizo. Siempre estaba cambiando de casa, nunca utilizaba celular o llamaba por teléfono para evitar ser rastreado, lo cual hacía bastante difícil poder localizarlo. Su círculo de contactos era muy cerrado", dice uno de los oficiales de la Dijin que participó en el arresto del guerrillero. Hurtado estaba seguro de que su bajo perfil y el ser un especialista en inteligencia eran armas que siempre le permitirían escapar de las autoridades. La semana pasada la Policía y la Fiscalía le demostraron que estaba equivocado.