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“Uno debería escribir un libro con consejos para las esposas de los prÓximos presidentes, porque hay muchos mitos que no son verdad”

ENTREVISTA

"Yo creo que Juan Manuel se quedará solo cuatro años"

María Clemencia Rodríguez de Santos, la esposa del Presidente, reveló a SEMANA detalles desconocidos de su nueva vida como primera dama, del trasteo a Palacio, de cómo ve a su marido y a sus hijos, y de su compromiso con los damnificados por la ola invernal.

22 de enero de 2011

Semana: Usted se casó con periodista que resultó político y ahora es Presidente. ¿Cómo fue ese cambio?

M.C.R.: Él siempre ha sido un hombre público, y tomé la decisión de acompañarlo en esto hace rato, costara lo que costara. Pero, sí, era periodista, iba a ser algún día el director de El Tiempo, llegó a ser el subdirector. Pero muy al comienzo cambió su rumbo y se fue por la política, que, la verdad, desde el principio se le notaba que le encantaba. Los hijos se dieron cuenta desde chiquitos. Hace poco nos llegó una nota de la profesora de inglés de María Antonia, cuando era muy chiquita, en la que nos contaba que un día le preguntó sobre la profesión de su papá y María Antonia le respondió: "Mi papá no hace nada, pero quiere ser Presidente". Dicho y hecho.

Semana: El 6 de agosto, un día antes de su posesión, ¿usted cómo pensaba que era ese cuento de ser primera dama y cómo es en realidad?

M.C.R.: En chiste le comenté a una amiga que después de esta experiencia, uno debería escribir un libro con consejos para las esposas de los próximos presidentes, porque hay muchos mitos. El gran mito es que iba a perder totalmente mi privacidad. Ya estaba acostumbrada desde el Ministerio de Defensa a la seguridad, pero tampoco es que a uno lo invadan absolutamente. Todavía voy hasta la plaza de Paloquemao, compro flores, camino y hago mercado. Ha cambiado un poco el control de mi tiempo porque estoy dedicada a un compromiso que tengo con el país, pero he aprendido a manejarlo. Cuando uno adquiere ese compromiso, ser la esposa de un presidente es un trabajo de tiempo completo.

Semana: ¿Qué hace la esposa del Presidente todos los días?

M.C.R.: En la casa nos seguimos levantando a la misma hora. La jornada empieza a las 5:15 de la mañana, Juan Manuel se levanta y hace ejercicio. A las ocho ya estamos en la oficina y empiezan las reuniones. A veces estoy trabajando con mi equipo y Juan Manuel aparece y me dice que si almorzamos juntos. Pero siempre encontramos tiempo para compartir con nuestros hijos en la casa.

Semana: ¿La rutina les ha cambiado en algo?

M.C.R.: Estamos mucho más ocupados, pero tratamos de salir a comer a los restaurantes que nos gustan, y tenemos en familia un grupo de chat en nuestros teléfonos para poder comunicarnos en cualquier momento.

Semana: ¿Qué tal la han recibido los colombianos?

M.C.R.: Han sido cinco meses y 15 días en los que siempre he recibido caras amables. A la oficina llegan miles de cartas, tantas que hay un grupo de ocho personas dedicadas a organizarlas y clasificarlas. Todas se responden. También hay muchísimas llamadas, pero lo que más me gusta es recorrer el país y encontrarme con las personas, sobre todo, con los niños.

Semana: ¿En las cartas que les llegan qué le piden, qué le dicen?

M.C.R.: Muchas personas tienen la idea de que uno puede hacer hasta lo imposible, y ojalá fuera así. Pero las necesidades de los colombianos son muchísimas más de lo que uno piensa. Y eso duele, me gustaría ayudarlos a todos.  Me llegan cartas de niños que me piden bicicletas para ir al colegio o de madres cabeza de familia que necesitan trabajo. Pero lo que más me ha impresionado es que les escriben mucho a mis hijos, sobre todo a María Antonia y a Esteban, para que le cuenten los problemas a su papá.

Semana: ¿Y qué clase de cosas les piden a sus hijos?

M.C.R.: Como saben que a María Antonia le gusta ayudar y que además está estudiando temas relacionadas con el cerebro, le llegan muchas cartas contándole de niños enfermos, pidiendo que ella los ayude. A Esteban también le llegan muchas cartas de soldados y militares, porque él fue muy cercano a ellos cuando Juan Manuel estaba en el Ministerio de Defensa. Además, como Juan Manuel fue cadete, ya me dijo que quiere irse a prestar servicio cuando se gradúe del colegio.

Semana: ¿Qué es lo más divertido que le ha pasado desde que su esposo es Presidente?

M.C.R.: En diciembre, fui a Expoartesanías y me gustó un collar de un artesano del Putumayo. Cuando me lo medí, el señor me miró y me dijo: "¿Y usted es colombiana?".

Semana: Cómo definiría su estilo como esposa del Presidente, ya que no le gusta el título de primera dama?

M.C.R.: Lo que pasa es que no soy ni primera, ni segunda, ni tercera. No llegué acá por

coincidencia, sino por acompañar a mi esposo, con el que llevo más de veinte años casada. Eso es lo que soy, la esposa del Presidente. En cuanto al estilo… estoy lista y comprometida a trabajar, me pongo los jeans, las botas, y a camellar.

Semana: En estos días, el Presidente ha hecho varios guiños y comentarios que les hacen pensar a algunos que su mandato podría ser de solo cuatro años.

M.C.R.: Juan Manuel es un gerente, es organizadísimo, y cuando tiene un plan y una meta, por lo general, los logra. Si él logra volver realidad su agenda de gobierno en cuatro años, no veo por qué va a querer quedarse otros cuatro.  Sé que este tema es prematuro, pero hoy hablar de ocho años sería una especulación sin fundamento.

Semana: ¿Y cómo va el trasteo a la Casa de Nariño?

M.C.R.: Meter veinte años en cajas no es nada fácil. Cuando compramos este apartamento, le dije a Juan Manuel que no me volvería a mudar, que le tocaba venderlo con todo lo que tenía adentro o que de ahí me sacaba en un cajón. Nunca pensé que me mudaría y, mire, en esas estoy.

Semana: ¿Por qué solo ahora se pasaron?

M.C.R.: Se le hicieron unas renovaciones a la casa privada, que eran estrictamente necesarias en cuestiones como plomería, humedad y pintura. No eran caprichos de decoración, sino cosas básicas. Además, la contratación con el Estado es muy dispendiosa y hay cosas que uno quisiera agilizar, pero no se pueden saltar los pasos.  

Semana: Usted ha recorrido el país para ayudar a los damnificados. ¿Qué es lo que más la ha impresionado?

M.C.R.: En un albergue en Arjona, Bolívar, donde estuve en Año Nuevo con el ministro Vargas Lleras porque Juan Manuel estaba en Brasil, una mujer me contó que su esposo se iba todos los días por la mañana a Sincerín a cuidar las pertenencias que les habían quedado por el invierno. Cuando le pregunté que dónde las habían dejado, me dijo: "Guindadas en los árboles". Y le pregunté cómo era exactamente eso. Me dijo que habían amarrado a un árbol la cama, los muebles y todo lo que habían podido salvar. Me pareció una escena como de García Márquez.

Semana: Pero el gobierno dura cuatro años y usted tendrá otros programas. ¿Cuál será su programa bandera?

 M.C.R.: Los programas de doña Lina no se acabarán, solo los trasladaremos a otras entidades donde les pueden dar mejor seguimiento. Ahora la Consejería se dedicará a la primera infancia, porque está comprobado que lo que uno no invierte en la primera infancia no se recupera nunca. Es la única forma de empezar a cerrar la brecha y las diferencias sociales. Pero queremos darles atención integral que incluya nutrición, salud, bienestar, estimulación y educación. También trabajaremos en la parte del registro: hay miles de niños que no existen porque no están censados. La primera dama de Chile tiene un programa que se llama 'Chile crece contigo', que es digno de copiar. Planeo  reunirme con ella para que me pueda mostrar qué han logrado allá. Ese país es un ejemplo.

Semana: Ahora todo Colombia anda enamorado del Presidente. Pero los vientos cambian y no muchas veces son tan favorables. ¿Qué consejo le tiene al respecto?

M.C.R.: Creo que al igual que la vida, hay momentos buenos, malos y regulares. Los buenos se disfrutan y hay que esperar que los malos pasen rápido y dejen alguna enseñanza. Creo que él lo tiene claro, pero por si hay cualquier duda, le digo que aquí estoy para lo que sea.