Varias marchas se han hecho para pedir la libertad de Armando Acuña.

CONFLICTO

Armando Acuña Molina, un año de indiferencia

La familia del concejal privado de la libertad por las Farc espera una prueba de supervivencia, al cumplirse un año de su cautiverio. Un comando armado de la guerrilla se llevó al político durante un asalto realizado en el municipio de Garzón, en el centro de Huila.

Edilma Prada Céspedes, especial para Semana.com
26 de mayo de 2010

El concejal de Garzón (Huila) José Armando Acuña Molina, secuestrado por las Farc el 29 de mayo de 2009, pasó de ser un líder campesino a un ‘peón’ de la política.

Así lo califica su esposa, Nubia Segura Losada, al decir que los concejales secuestrados en el país no son considerados importantes, “caso que no ocurre con los militares y policías”. Con angustia, ella escucha que se habla de la lista de los ‘canjeables’ y el nombre de su esposo no es pronunciado. Esto quiere decir que si se llega a dar un acuerdo para intercambiar guerrilleros presos por personas cautivas por las Farc, él no sería tenido en cuenta. Nubia teme que esto ocurra y por eso insiste en que el de su esposo sea considerado un secuestro político.

“Un concejal es de bajo perfil. Es, simplemente, un peón en la política. No tiene gran peso político”, dijo la mujer con tristeza, al recordar que se cumple un año de secuestro de su esposo. “Un año sin saber nada de él”.

Actualmente, hay dos concejales colombianos secuestrados. Son Armando Acuña, de Huila, y Marcos Vaquero, de San José del Guaviare, plagiados en mayo y junio del 2009, respectivamente.

Con impotencia, Nubia le reclama al Gobierno Nacional más acompañamiento para los familiares de los secuestrados, y a las Farc, una prueba de supervivencia que le indique cómo está Armando Acuña. “Mi intuición me dice que él está vivo. Sigo a la espera de una prueba de supervivencia y su pronta liberación. Siempre le pido a Dios que le dé fortaleza donde quiera que se encuentre”. Nubia repite con nobleza que asumió las riendas de un hogar que era sostenido por el trabajo de Armando, la misión de golpear todas las puertas e “ir hasta el rincón más escondido del mundo” para abrazar cuanto antes al hombre que escogió para compartir hasta el último día de su vida.

Confesó que en su afán de conseguir una noticia de su esposo, ha intentado hacer acercamientos con las Farc en áreas rurales de los municipios de Tello y Algeciras, que son zonas de injerencia guerrillera en Huila. Hasta el momento, estas gestiones han sido limitadas. “He tratado de buscar contactos, pero ha sido difícil porque siempre está el Ejército. Hay mucha presión de los militares”.

También dijo que está en permanente contacto con la senadora Piedad Córdoba, a quien le ruega que siga trabajando para lograr la liberación de Acuña Molina.

Nubia, junto a sus tres hijos, ha promovido marchas para pedir por la pronta liberación de su marido. Aprovecha cada espacio en los medios de comunicación para enviarle un mensaje de aliento, se ha reunido con la Iglesia Católica para solicitar una mediación y siempre ora y le pide a Dios para que el cautiverio termine pronto. “Esto ha sido una lucha constante”, dice al observar el pendón con la fotografía de Armando Acuña que desplegará este 29 de mayo en la Iglesia la Catedral de Garzón, durante una Eucaristía programada para recordar el día de su secuestro y la memoria de quienes murieron en la incursión armada de las Farc.

La libertad de Armando no sólo la reclama su familia. A 30 minutos de Garzón, los habitantes del pequeño poblado de Zuluaga, de donde es oriundo el líder político, esperan su pronto regreso. En la capilla del pueblo se conserva una gran bandera blanca de la paz como símbolo y reconocimiento al trabajo liderado por Armando en beneficio de los campesinos.

Sus compañeros del Concejo se preguntan día a día por qué lo secuestraron. No olvidan aquella tarde del 29 de mayo, cuando hombres vestidos como militares entraron a la Alcaldía de Garzón simulando una evacuación porque supuestamente iba a explotar una bomba. Irrumpieron en medio de una sesión y se llevaron esposado al concejal conservador, del que aún no se tiene información alguna.

El concejal Carlos Rivera recuerda que el asalto ocurrió a las 5:10 de la tarde, justo cuando la personera, María Alexandra Beltrán Hernández, rendía su informe de gestión.

“Los hombres insistieron en que tenían que evacuar sólo a los concejales. Entonces las personas que estaban en el recinto precisaron que era mejor evacuar a todos los que se encontraban en la Alcaldía. En ese momento, se leyó la lista de los concejales y cuando escucharon el nombre de Armando Acuña, lo esposaron y lo maltrataron para sacarlo. Luego, se escucharon disparos y se armó una revolución. Cuando logré bajar al primer piso, me encontré con un celador asesinado, y la angustia se apoderó de nosotros”, recordó Rivera.

En esta acción armada fueron asesinados dos vigilantes de seguridad privada que prestaban servicio en la Alcaldía y en el Palacio de Justicia, y un militar que integraba las tropas que salieron en la persecución de los guerrilleros.

Sobre la seguridad de los concejales, Rivera asegura que la situación ha estado calmada. “Se puso en marcha un ‘plan padrino’ por parte de la Policía y se reforzaron los controles”, cuenta.

El ministro de Defensa, Gabriel Silva Luján, en una reciente visita a Huila, se solidarizó con la familia del concejal secuestrado e insistió en que las fuerzas militares y el Gobierno Nacional siguen en la tarea de rescatar a todos los secuestrados y les exigió a las Farc la liberación inmediata de quienes permanecen en las selvas privados de su libertad.

“Nosotros tenemos la misión de rescatar a estas personas. Estamos trabajando activamente en este propósito. Nunca es fácil. Se requiere un trabajo cuidadoso, en particular para garantizar sus vidas, en caso de un rescate”, dijo Silva.

Por su parte, el secretario de Gobierno de Huila, Álvaro Hernán Prada, dijo que la Administración está en la tarea de recordarle al mundo que “aquí hay una persona secuestrada por las Farc y Colombia reclama su libertad”. Según dijo, permanentemente la fuerza pública ajusta los esquemas de seguridad de los concejales para evitar que sean blancos de los violentos.

¿Quién es Acuña?

José Armando Acuña Molina cumplirá 48 años el próximo 17 de julio. Es oriundo del corregimiento de Zuluaga, Garzón. Lleva 22 años casado con Nubia Segura Losada y es padre de tres hijos –Nandy, Andrés Felipe y Johan Sebastián Acuña Segura–.

Ha dedicado su vida a la agricultura, al cultivo del lulo. Su liderazgo y su trabajo comunitario le permitieron participar en actividades políticas y logró hacer parte del Concejo Municipal de Garzón, durante cinco períodos consecutivos.

Igualmente, durante tres meses asumió una curul en la Asamblea Departamental de Huila.

En la vida política es conocido popularmente con el sobrenombre de ‘Saco e paño’, “así le llaman en el Concejo y sus amigos, porque vestía un traje de paño en cada ocasión especial”, dice Nubia.

Huila, territorio hostil

El departamento de Huila ha sido una de las regiones colombianas que han sufrido mayores ataques contra los concejales y líderes políticos.

La columna móvil ‘Teófilo Forero Castro’ de las Farc, desde el año 2004 declaró objetivo militar a los concejales y desde aquella época a la fecha han sido asesinados 14 ediles, se han perpetrado por lo menos 15 atentados contra ellos, amenazas constantes y el secuestro de Armando Acuña.

El caso más sangriento fue la masacre de los concejales de Rivera, registrado el 27 de febrero del 2006; en aquella acción fueron asesinados nueve líderes políticos.

Y diversas acciones contra los Concejos de Neiva, Campoalegre, Hobo, Gigante, Baraya y Algeciras, entre otros.

Para las autoridades estas situaciones han cambiado; hoy por hoy, los concejales cumplen sus actividades desde sus municipios y cuentan con total seguridad.

El mismo panorama también se ha vivido en varias regiones del país, entre ellas Caquetá, Cauca, Tolima, Putumayo, Meta y Guaviare.