| Foto: SEMANA

ANÁLISIS

¿Derrotó César Gaviria a Álvaro Uribe?

La campaña de Santos se anota un punto a favor con la tibia declaración del expresidente ante la Procuraduría.

Armando Neira
30 de mayo de 2014

En las últimas horas se diluyó uno de los problemas que más dolores de cabeza le estaban causando a Juan Manuel Santos: la acusación que puso a gravitar en el ambiente el expresidente Álvaro Uribe en el sentido de que la mafia le había entregado al actual mandatario, hace cuatro años, dos millones de dólares provenientes del narcotráfico, conclusión a la que había llegado por una columna de Daniel Coronell publicada en SEMANA.

Esta historia comenzó hace algunos días. Por aquel entonces, la campaña de Óscar Iván Zuluaga atravesaba un difícil momento por cuenta del escándalo del hacker Andrés Fernando Sepúlveda, detenido por la Fiscalía bajo la acusación de chuzar el proceso de paz en La Habana.

Uribe entró al escenario y soltó semejante carga de profundidad. Desde ese momento, los seguidores de ambas campañas empezaron a acusarse mutuamente. Mientras los unos acusaban a los otros de violar las conversaciones cibernéticas de los negociadores, los otros les respondían que se habían 'quemado' con dineros calientes.

Para todos quedó claro que se vivía una guerra sucia en la que cada campaña salpicaba de lodazal a su contrario. El presidente Santos argumentó que la situación no era equiparable porque él lo único que estaba haciendo era defenderse de una mentira, mientras que sobre su adversario había pruebas testimoniales.

Con la inmensa popularidad que tiene, Uribe puso a la opinión pública a dudar sobre la honorabilidad de Santos. 

Era tal el nivel de credibilidad con el que hablaba Uribe que incluso blindó a Zuluaga cuando Semana.com divulgó un video en el que el candidato aparece en las oficinas del hacker. El exministro de Hacienda se defendió con el argumento de que era un montaje y que quien tenía que decirle la verdad al país era Santos por el cuento de los dos millones de dólares.

El escándalo crecía y el presidente pidió ayuda a César Gaviria Trujillo. El también exmandatario y exsecretario general de la OEA se subió a la tarima y levantó la voz: “Uribe, mentiroso; Uribe, mentiroso; Uribe, mentiroso”. La frase impactó en el país, pero sobre todo en Uribe quien, por primera vez en mucho tiempo, decidió no responder. “El expresidente no le va a contestar al presidente Gaviria”, le dijeron a Semana.com en su momento personas allegadas a Uribe.

Gaviria había pasado al ataque con palabras que Santos ni siquiera podía decir. Le exigió, por ejemplo, que dejara de insultar a la justicia colombiana al ir a la Fiscalía a mandarse embetunar, tomar tinto y, para completar, recusar al fiscal Eduardo Montealegre y a su vicefiscal Jorge Perdomo, y después marcharse como si nada. Uribe argumentó que no confiaba en la Fiscalía pero que iba a la Procuraduría a contar lo que sabía.

Gaviria insistió. “¿Qué opina de las salidas del expresidente Uribe, de sus trinos?”, le preguntó María Isabel Rueda en El Tiempo. “Son como para incendiar al país. Siempre habla con rabia, con odios, con espíritu destructivo. Ni siquiera la extrema izquierda armada ataca las instituciones y los gobernantes con tanta obsesión. Él está en guerra sucia desde el primer día del gobierno Santos. Y ahora resulta que es Santos el de la guerra sucia. ¡Qué paradoja! Lo que nos ha faltado a los amigos de Santos es defenderlo de las permanentes acusaciones injustas de que ha sido víctima”, respondió.

Pasaron los días y en una entrevista en La W los periodistas le pidieron al exmandatario que precisara cuáles eran las pruebas que tenía en su poder. Entre otras cosas se le dijo que en los medios internacionales ya se recordaba el calificativo de ‘narcodemocracia’ que tan nocivo había sido para el país.

Sorprendentemente, Uribe respondió que había revisado bien el diccionario y que este le había aclarado que había una diferencia entre pruebas e información. Era evidente que así emprendía la retirada.

“Espero que el presidente Uribe entregue esas pruebas antes de las elecciones. Y espero que el Fiscal cite a quienes le dieron esa versión. Si no se presenta, lo que está haciendo Uribe es absolutamente irresponsable e ilegal. Como lo dijo el Fiscal, cualquier ciudadano que ponga una denuncia tiene la obligación jurídica, si es citado por la Fiscalía, de comparecer y decir lo que sabe. Que ahora no resulte que tire la piedra y esconda la mano; pura guerra sucia de la peor contra el presidente Santos”, le reiteró Gaviria a María Isabel Rueda, antes de la primera vuelta, hecho que no hizo.

Este viernes, sin embargo, fue a la Procuraduría y señaló: “Como tengo obligaciones con la Patria y con el ejercicio leal de la política, en aras de la verdad, que es indivisible, siento que debe predominar mi respeto a las instituciones sobre mi interés electoral inmediato, por lo tanto manifiesto que no he recibido información contra la persona del presidente de la República, pero sí serias y graves informaciones contra su campaña”. En otras palabras, retiraba la acusación directa contra Santos, hecho que a éste le permite centrarse de nuevo en su campaña.

Semejante reversazo había sido obra del pulso trazado por Gaviria. Sin duda, logró una victoria trascendental. ¿Será definitiva? “No”, responden los miembros de la guardia pretoriana del exsecretario de la OEA. ¿Por qué? “Con Uribe nunca se sabe, hay que esperar para ver con qué nos resulta ahora”.