El expresidente Álvaro Uribe votó y acompañó a Óscar iván Zuluaga. | Foto: Carlos Julio Martínez

POLÍTICA

El sólido liderazgo de Álvaro Uribe

Con el triunfo de Zuluaga, el expresidente ratificó su inmenso poderío electoral en Colombia.

26 de mayo de 2014

En los días previos a las elecciones del domingo circularon varios chistes sobre la influencia de Álvaro Uribe entre los electores. En uno de ellos alguien hacia público su clamor al exmandatario: “Uribe, dame luces. No sé sí votar por tu títere (Óscar Iván Zuluaga) o por el hombre que pusiste en la Presidencia, (Juan Manuel Santos) o por la exministra de Defensa que tanto te adora (Marta Lucía Ramírez), o por tu compañero de baile de aserejé (Enrique Peñalosa) o por tu exnovia (Clara López). Ilumíname, Uribe”.

En la noche del triunfo, Zuluaga leyó ante sus huestes un emocionado discurso que tuvo su momento de éxtasis cuando mencionó a Uribe.  

Las dos anécdotas muestran una realidad indiscutible: Uribe es el gran líder político del país de las últimas dos décadas. Nadie como él interpreta mejor a un sector de colombianos, ninguno como él lo emociona. Amado por unos, odiado por otros, es innegable que Colombia sería un país bien distinto sin Uribe. Para bien o para mal, él es el único que ha marcado la agenda política de los últimos años con un poder decisorio que no tiene comparación.

En concreto ya cumplió 12 años de éxitos electorales. De ser un juicioso senador, decidió lanzarse a la Presidencia cabalgando sobre un propósito definido: derrotar militarmente a las FARC. En el 2002, arreció sus críticas al proceso de paz con las FARC que en ese momento adelantaba la administración de Andrés Pastrana en el Caguán. Uribe tomó la delantera y se puso al frente de las encuestas que en un principio le daban un máximo el 2 % de intención de voto.

Para esa época, pocos en el país sabían quién era ese hombre de acento paisa quien sólo se conocía en su región. Había sido alcalde de Medellín y gobernador de Antioquia. Pero tras una campaña contra Horacio Serpa, Uribe logró lo que para algunos era un imposible. No sólo sacó 5.862.655, el 53 % de los votos, también se convirtió en un fenómeno electoral tras ser el primer presidente, después de promulgada la Constitución de 1991, en ganar en la primera vuelta.  

Su programa de Seguridad Democrática y el apoyo en las encuestas motivaron una reforma constitucional para permitir la reelección. Con un Congreso alineado y una alta favorabilidad popular, Uribe no sólo llegó a un segundo mandato, también incrementó su caudal electoral al obtener 7.397.835 votos, el 62,35 % en las elecciones presidenciales del 2006. En esa oportunidad arrasó a su rival Carlos Gaviria, quien se había convertido en una alternativa viable de la izquierda en el país.  

En el 2010 el presidente Uribe respaldó al hoy presidente Juan Manuel Santos. Hasta ese momento Santos nunca había obtenido una victoria en las urnas y en todas las encuestas el margen de intención de voto era menor a un digito. Uribe pidió al país un respaldo masivo para enfrentar a Antanas Mockus. Santos obtuvo en segunda vuelta 9.028.943, es decir, el 69,12 % de los votos. Esa votación lo puso en el poder, pero también demostró que el expresidente Uribe era un gran elector.

En marzo de este año Uribe demostró de lo que era capaz. Con su lema “Mano firme, corazón grande” y como cabeza de lista recogió 2.045.564 votos, lo que le sirvió para ubicar una veintena de senadores. Su colectividad, el Centro Democrático, era inexistente hace menos de seis meses y ahora tiene una fuerza indiscutible en el Legislativo. La lista se presentó al electorado con el nombre de Uribe en el primer puesto. De hecho, la gente fue con fervor a apoyar esa lista sin conocer a los demás aspirantes porque el propio Uribe la elaboró con su esfero.

Y ahora, montó una campaña y del anonimato, puso a jugar duro en las presidenciales a un exministro de Hacienda y exalcalde de un pueblo de Caldas, Óscar Iván Zuluaga. ¿Qué entusiasmo puede generar entre el electorado un exministro de las finanzas? En cualquier otra circunstancia, la respuesta sería obvia, pero con Uribe las cosas son a otro precio. Hoy es el más firme candidato a lograr la primera magistratura.

El caudal electoral del expresidente hizo que Zuluaga ganara con 3.759.971 votos. El candidato del uribismo superó al presidente-candidato, un jefe de Estado en ejercicio, quien obtuvo 3.301.815 votos y ahora tendrá que jugarse sus cartas para poder llegar a la Casa de Nariño.   

En esta campaña Uribe Vélez le apostó a Zuluaga para retomar el rumbo con el discurso del rescate de la seguridad y, otra vez, el rechazo a los diálogos de paz con las FARC. Y, por ahora, una mayoría de colombianos está de acuerdo con él. Por eso, lo respaldan y sueñan con que el defensor del ideario uribista gobierne otros cuatro años.