NACIÓN

Panorama político: ¡Oh confusión! ¡Oh caos!

Ante las dudas de los colombianos nadie despega en la campaña electoral. ¿Por qué? Análisis de Semana.com.

Armando Neira
12 de febrero de 2014

Los resultados de la Encuesta de Medios realizada por Gallup Colombia muestran un panorama inquietante: no hay una sola persona que hoy tenga el liderazgo mayoritario para guiar el país en la búsqueda de las soluciones a sus problemas. Nadie brilla lo suficiente en el horizonte. Esto alimenta las dudas de los electores sobre quién debe ser el elegido para ponerse la banda presidencial este 7 de agosto.

La fotografía del estudio divulgado en las últimas horas por Caracol Televisión, Blu Radio, El Espectador, El Colombiano, La República, El País, El Universal y Vanguardia Liberal muestra incluso que Juan Manuel Santos y Óscar Iván Zuluaga perdieron puntos en la intención de voto con respecto a la medición realizada por esta firma en diciembre pasado. En cualquier democracia esto conllevaría un estado de zozobra: el jefe del Estado retrocede, pero el de la oposición también. Entonces, ¿para dónde coger? En línea con Rafael Núñez “¡Oh confusión! ¡Oh caos! / ¡Quién pudiera / Del sol de la verdad la lumbre austera / Y pura en este limbo hacer brillar!”

Esta encuesta muestra un país político fraccionado en tres: una parte que está con Santos, otra que está con el resto de los candidatos y otra más que no encuentra opciones en las dos anteriores. “Nunca había visto un escenario así en los últimos 20 años -dice Jorge Londoño, gerente de Invamer-Gallup-. En todos los febreros de los años electorales, ya había un panorama más o menos preciso de lo que iba a pasar. Hoy no”.

Uno de los factores que pesan en esta situación es la reelección. “Eso le ha quitado expectativa al juego electoral”, explica Londoño. En el imaginario colectivo, todos creen que derrotar a un presidente en ejercicio, con todo el poder que esto conlleva, es una tarea casi imposible. Por eso, muchos se marginan del debate y se refugian en la apatía.

Todo se complica cuando el presidente de turno no es una figura popular. En el caso de Santos, la mitad del electorado, según las cifras de esta encuesta, tiene una opinión favorable de él, pero la otra mitad no. A esto hay que agregarle que los demás competidores –si bien tienen opciones reales de derrotar a Santos en las urnas– tampoco producen una emoción colectiva. Como le dijo al diario El Colombiano el analista político Andrés Mejía Vergnaud: “Tenemos un presidente-candidato que es fuerte sólo porque los demás son más débiles”. En esta encuesta, Santos lidera la intención de voto con el 34,7 %. Le sigue el voto en blanco, con el 28,1 % y, más distantes, Zuluaga, 10,8 %; Enrique Peñalosa, 8,6 %; Marta Lucía Ramírez, 8,5 %; Clara López, 4,5 %; y Aída Abella, 1,6 %.

Hay que tener en cuenta que a la incertidumbre hay que agregarle el efecto Petro. El caso del alcalde de Bogotá se extendió al país con todo el ruido y confusión que ha generado: ¿hay o no revocatoria?, ¿hay o no destitución?, ¿hay o no inhabilidad?, ¿vale la pena ir a las urnas o esperamos otro fallo judicial? y ¿cumplió o no la ley? Desde hace un par de meses, los colombianos se levantan todos los días a desayunar con estas preguntas. El tema desplazó la agenda informativa en detrimento de la campaña electoral tanto para el Congreso como para la Presidencia.

Por si fuera poco, a los colombianos parece importarles hoy más que nunca los problemas que les tocan en la calle, y menos los que les plantean los medios, la clase dirigente y hasta los grupos insurgentes. Mientras el Gobierno decidió jugársela por un proceso de paz con las FARC y meter ahí todo su capital político, según la encuesta a la gente el asunto sencillamente le tiene sin cuidado. No le quita el sueño. “¿Cuál es el principal problema que debe ser resuelto por el próximo presidente?” les preguntó Gallup a los encuestados. Las respuestas fueron el desempleo, 27,9 %; la calidad y el cubrimiento de la salud, 13,3 %; la corrupción, 10,2 %; la y delincuencia común, 8,2 %. Después de estas prioridades, una minoría sí puso lograr un acuerdo de paz con la guerrilla: 6,4 %.

En ese sentido se podría afirmar que los políticos están leyendo otro país. Pero, claro, la pregunta también es para los periodistas. ¿La confusión y el caos reinan entre nosotros? ¿Estamos dedicando un enorme esfuerzo para informar a la ciudadanía con temas que nosotros creemos prioritarios, pero que en realidad en ella producen sólo bostezos?