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VOTACIÓN

El nuevo valor del Partido Conservador

Muchos pronosticaban una estrepitosa derrota, pero los azules se mantienen vivos y serán decisivos para las mayorías en el próximo Congreso.

10 de marzo de 2014

Probablemente los conservadores se están frotando las manos tras los resultados de las elecciones del domingo. Es cierto, pasaron de ser la segunda fuerza política más votada del país a la tercera; perdieron tres curules en el Senado, de 22 en el 2010, mantuvieron 19; en la Cámara pasaron de 37 escaños a 26. Si los resultados se miden con ese rasero, podrían sentirse derrotados. Pero la realidad política casi que los ubica como uno de los triunfadores de la jornada.

Desde cuando se anunció la presencia del expresidente Álvaro Uribe y su Centro Democrático, muchos les anticipaban una estrepitosa derrota a los azules. Las encuestas advertían que sería al que más curules le iba a quitar el uribismo y hasta el expresidente Andrés Pastrana vaticinó que por culpa de los parlamentarios que saboreaban la mermelada del gobierno Santos, la bancada vería cómo se reducía su número a un solo dígito.

Su lista de Senado no fue un ejemplo de renovación, por el contrario, el veterano Roberto Gerlein fue la cabeza de lista. Aceptó candidatos herederos de parapolíticos que no encontraron aval en otros partidos. Perdieron una de sus mayores electoras, Liliana Rendón, y varios sectores tradicionales del conservatismo, especialmente en Antioquia, que migraron hacia el Centro Democrático. Y más aún, llegaron a las elecciones parlamentarias con un pie en la Unidad Nacional y otro en una candidatura presidencial propia, a lo que se suma el bochornoso espectáculo de peleas internas por la Convención del partido, en la que fueron derrotados los parlamentarios santistas.

El panorama no los favorecía. Pero por lo menos consiguieron imponerse a sus rivales de siempre, los liberales, y rozar la cifra de dos millones de votos que hasta los más optimistas no tenían en las cuentas. Los conservadores se mantuvieron vivos y con un poder de decisión que será trascendental en el Congreso.

El presidente Juan Manuel Santos, en el discurso que pronunció en la sede del Partido de La U y en el que aseguró que “las mayorías de la coalición de gobierno se habían consolidado”, les echó vivas a La U, a Cambio Radical y al Partido Liberal, como insinuando que ya no contaba con los conservadores.

De la lista de 19 parlamentarios elegidos, se impuso la gran mayoría de los que resultaron derrotados en la Convención de la colectividad, es decir, los conservadores santistas. Se reeligieron Gerlein, Efraín Cepeda, Hernán Andrade, Myriam Paredes. Cuatro cuestionados por heredar votos de condenados por parapolítica como Yamina Pestana, Olga Suárez Mira y Nadia Blel, alcanzaron curul. Y sólo uno de los cuatro senadores que estaban apoyando a Marta Lucía Ramírez, Jorge Hernando Pedraza, resultó elegido. Juan Mario Laserna y José Darío Salazar se quemaron.

Precisamente, el dilema entre estar en la Unidad Nacional o fuera de ella los cotiza. Pues con 19 senadores su fuerza podría decidir las mayorías, o para el lado del uribismo, con quien ideológicamente tendrían más afinidad y con quien podrían configurar una nueva bancada de corte conservador, que estaría en 38 senadores, o valorizarse frente al gobierno de corte liberal de Santos.

Los conservadores han demostrado que se mueven con mayor facilidad hacia quien tenga el poder y para ello pueden darse el lujo de imponer algunas condiciones. Los azules llegaron a las elecciones con los pronósticos en contra y salen con condiciones favorables de cara a al próximo Congreso.