| Foto: Guillermo Torres

ELECCIONES

Santos-Vargas: ¿Dúo dinámico?

Con la selección de Germán Vargas como compañero, el presidente Santos busca reforzar el atractivo de su fórmula. El exministro no será un vicepresidente tradicional.

Francisco Miranda
24 de febrero de 2014

Tras varias semanas de expectativa, el presidente Juan Manuel Santos anunció lo que el mundo político esperaba: la nominación del exministro Germán Vargas Lleras como su candidato vicepresidencial. Aunque el general Óscar Naranjo abiertamente manifestó en el diario El País de España sus ganas de acompañar a Santos, pudo más el cálculo político y electoral que el aporte en seguridad y la imagen honesta del exdirector de la Policía. La nueva fórmula Santos-Vargas Lleras no sólo tendrá impacto en la dinámica de las elecciones del 2014, sino que también marca los primeros pasos hacia el pulso por la Presidencia del 2018. 

La selección de Vargas Lleras como aspirante vicepresidencial es una novedad. En los 23 años de la figura, prácticamente ninguna fórmula ganadora había contado con un político de las ambiciones y la trayectoria del jefe de Cambio Radical. Ni Angelino Garzón, ni Francisco Santos ni Gustavo Bell tenían en el momento de ser escogidos el peso electoral y la trayectoria que hoy exhibe Germán Vargas. Quizás el más cercano en materia de experiencia sea Humberto de la Calle en 1994, pero nunca con el recorrido en urnas del exministro de Vivienda. 

De convertirse en vicepresidente, Vargas Lleras seguramente desplegará una actividad ejecutiva sin antecedentes. Los segundos de a bordo son hoy una figura más decorativa, sin funciones específicas y dedicados a temas diplomáticos o a programas de coordinación de segundo nivel. Hoy Cambio Radical controla la política de vivienda y en sus primeras declaraciones el nuevo compañero de fórmula de Santos expresó interés en transporte y en infraestructura. 

En un eventual segundo período de Santos, su vice Vargas Lleras se convertiría en una sombra con poder y a cargo de importantes carteras. De hecho, sus seguidores de Cambio Radical defendieron la postulación de su jefe como vicepresidente con esa idea: “Con la fórmula Santos-Vargas se elegirán dos presidentes en vez de uno”. Aunque muy sonora y atractiva como eslogan de campaña, en materia de gobierno configura un desafío complejo de liderazgo. 

La nominación de Germán Vargas también cambiará la dinámica de la campaña actual. En el último mes las encuestas reflejaron una panorámica electoral poco interesante. Juan Manuel Santos sería hoy reelegido, pero con un porcentaje bajo de votación y sin mayor entusiasmo. Precisamente lo contrario es lo que el primer mandatario necesitaría en un segundo período que gire en torno a la paz: consenso en el país, legitimidad para “vender” los sacrificios de la paz y optimismo para instrumentar las reformas del posconflicto. Tres aspectos de los que hoy carece tanto la imagen presidencial como el paquete programático reeleccionista. 

Con Vargas Lleras en su fórmula, Santos aspira a inyectarle energía a su candidatura y subir los 10 o 15 puntos porcentuales que necesita para llegar sólido a la primera vuelta. El presidente busca reforzar el mensaje de ejecución al incluir al exministro de Vivienda, percibido por los colombianos como el artífice del programa de casas gratis. Además, la postura de Germán Vargas frente a la seguridad es mucho más inclinada a la derecha que la del propio primer mandatario.

Tradicionalmente el aspirante a la vicepresidencia no es escogido por su capacidad de dar votos sino por el balance regional o complemento ideológico que provee, por ejemplo, el caso de Angelino Garzón. No obstante, Vargas lidera un partido, Cambio Radical, con ocho senadores y él mismo obtuvo en el 2010 casi millón y medio de votos, el tercer lugar de la primera vuelta y más del 10 % del electorado. De poder traducir ese apoyo de hace cuatro años a la nueva fórmula, el aporte de Germán Vargas a Juan Manuel Santos sería más que un mensaje o una imagen.

La escogencia de Vargas Lleras es también un primer paso hacia la reunificación de las corrientes liberales. Lo curioso es que el propio Partido Liberal se haya quedado por fuera. Simón Gaviria y las huestes rojas tendrán que blandir la votación del próximo 9 de marzo, que se presume alta, para conseguir posiciones de influencia al arranque del eventual segundo mandato de Santos. La movida de Vargas hacia la vicepresidencia significa una ventaja del jefe de Cambio Radical en los pulsos hacia las elecciones presidenciales del 2018. En Estados Unidos, por ejemplo, varios vicepresidentes han buscado la Presidencia inmediatamente después de ocupar el número dos y algunos han ganado como George Bush padre.