Línea ciudadana

No les digas cuándo vas a tener hijos

Muchas mujeres que buscan trabajo tienen que enfrentarse con preguntas incómodas, y a veces discriminatorias, durante las entrevistas de selección. El tema de la maternidad es uno de los más espinosos y en muchas compañías les puede cerrar la puerta.

Silvia Camargo, editora de Vida Moderna de la revista Semana
11 de septiembre de 2008

Ángela María, una joven profesional casada y sin hijos esperaba nerviosa la siguiente pregunta de su entrevistador. Se encontraba en una agencia de consultoría en recursos humanos como aspirante a un excelente puesto de trabajo en una compañía multinacional.

Ésta por fin llego: ¿Y cuándo piensas tener hijos?, inquirió el personaje. ¿Pronto o es un proyecto lejano? Pero esa cuestión la cogió fuera de base. El día anterior se había preparado para responder sobre la situación del país, sus cualidades profesionales y había navegado de cabo a rabo la página web de esa compañía para que no la corcharan, pero nunca para contestar un tema tan personal. Y dudó unos segundos sobre cuál sería la mejor respuesta pero al final optó por decir la verdad. “Ya estoy en eso”, dijo.

El entrevistador lo anotó en una hoja de apuntes y fue ahí cuando ella pensó que “había metido la pata. Va a pensar: para qué contratar a esta vieja si le voy a tener que pagar una incapacidad”, recuerda. Cuando llegó a su casa lo confirmó. “La embarraste”, le dijo su esposo. “Cómo se te ocurre decir que vas a quedar embarazada ya”.

Esta situación embarazosa es muy común entre mujeres profesionales en etapa reproductiva y que están en proceso de selección en empresas colombianas. Se la disparan a las mujeres, no a los hombres, “pues son ellas las que toman la licencia de maternidad”, dice Juan Carlos Linares, presidente de DBM, una firma consultora en recursos humanos. Incluso, según Linares, es casi exclusivamente para aquellas mujeres menores de 35 años que están casadas y aún no tienen hijos, como Ángela María.

¿Información o discriminación?

Otros consultores como Carolina Ibarguen, dicen que se trata de una estrategia para conocer mejor a la entrevistada. ”Los latinos somos más emocionales y nos gusta conocer al ser humano es su totalidad”, afirma. Linares, sin embargo, sostiene que las compañías recurren a este tipo de preguntas para saber si en el futuro van a tener que pagar una licencia de maternidad o, en caso de quedar embarazada, saber si la aspirante se quedaría o se retiraría de la empresa.

Es un tema que les preocupa a los empleadores por “la disponibilidad de tiempo y dedicación que tendría esa persona para la empresa si la contratan”, explica el experto. El cálculo que hacen es que si emplean a una mujer que va a quedar embarazada y ella decide quedarse en la empresa, constantemente estará pidiendo permisos para estar con su hijo. Además, según Hernán Darío Sierra, profesor de la Universidad de la sabana, las empleadas madres querrán salir a las cinco de la tarde y “muchas empresas tienen una cultura organizacional de trabajo hasta altas horas de la noche”.

Una pregunta inconstitucional

Por lo anterior, Isabel Londoño, ‘coach’ en educación, considera que la pregunta es totalmente discriminatoria. “A un hombre nunca se la harían”, dice. Londoño entrena a mujeres profesionales para que eviten preguntas personales, y aún así muchas todavía caen en la trampa de contestar.

Recientemente una de sus clientes fue a una entrevista de trabajo y el gerente de la compañía le pidió su opinión acerca de trabajar y criar hijos simultáneamente o hacer una pausa para dedicarse a ellos. El problema de responder, según Londoño, es que cualquiera de las opciones puede usarse en su contra. Si dice que no quiere tener hijos pueden considerarla como una mujer desnaturalizada; si contesta que quiere quedar embarazada pueden desecharla como candidata por cuenta de la licencia de maternidad, y si dice que esa pregunta es irrelevante la consideran rebele, feminista, complicada. “Una vez la pregunta llega, la mujer se fregó”, enfatiza.

Para Sierra, las preguntas personales no deberían ser parte de la entrevista porque pueden ser usadas para preferir a un aspirante o a otro dependiendo de temas de género y no de capacidades. Por eso en las hojas de vida no se debe poner ni la foto ni la edad de los aspirantes a un cargo. Pero las compañías se las ingenian para conocer información personal de manera soterrada. “En algunos casos piden prueba de polígrafo y eso es gravísimo”.

Esto se debe a que en Colombia no existe leyes que regulen las entrevistas de trabajo. No existen casos en la corte constitucional sobre el tema, sin embargo, este organismo ha sancionado varias tutelas relacionadas con la estabilidad laboral de la mujer embarazada que podrían ser aplicadas en estos casos. Una de las sentencias dice que cuando la edad se usa como criterio para restringir la posibilidad de trabajo, se vulneran los derechos fundamentales. En otra determina que “todo acto del patrono orientado a sancionar o a impedir el embarazo de la empleada o a investigar si él existe para que de allí dependa el acceso, la permanencia o la promoción de la mujer en el trabajo se revela como ilegítimo e inconstitucional”.

¿Qué hacer?

La pregunta que se hacen muchas mujeres que viven esta situación es qué hacer cuando el tema sale en las entrevistas de trabajo. Las respuestas de los expertos son diversos. Unos aseguran que lo mejor es decir la verdad, como lo hizo Ángela María. “Como entrevistadora yo valoro que me hablen claro y digan las cosas sin tapujos. Eso me da una idea de sus valores y una pauta para predecir cómo va a ser esa persona en la empresa”, dice Carolina Ibarguen.

Andrea Gómez, consultora de Psigma Corporation opina que es bueno contestar pero antes preguntarle al entrevistador sobre la relación que guarda dicha pregunta con el puesto de trabajo. Una vez aclarado ese asunto cree que la entrevistada debe decir la verdad y no tener miedo de quedar por fuera del proceso por esta razón. “Debe tener en cuenta que en este proceso no es sólo la compañía la que elige sino que uno también escoge que es negociable y que no con respecto a la cultura organizacional”.

Isabel Londoño tiene una posición más drástica. Para ella lo ideal es decir que esa información no tiene ninguna relevancia con el trabajo y solicitar que se pase a la siguiente pregunta. También está de acuerdo con que la pregunta en sí dice mucho de los paradigmas que manejan tanto la empresa como el jefe. “Probablemente creen que pagar licencia de maternidad es malo, que las mujeres no deben trabajar y que la responsabilidad de los niños son solo de ellas”.

Ángela María ya se calmó con el tema pero aprendió una cosa: que la sociedad colombiana aún necesita evolucionar más respecto al rol profesional y familiar de las mujeres. “Tener familia mientras se trabaja no significa que la persona va a perder su potencial profesional”. Y las empresas, cree, son las que más necesitan aprender a valorar la capacidad laboral de ellas así tengan hijos.



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