Elly Burckhardt y Felicity Simpson

MUJERES

La renovadora de Cali y Piruetas por la vida

Elly Burckhardt, Arquitecta; y Felicity Simpson, Directora de Circo para Todos y Circolombia.

7 de marzo de 2015

La renovadora de Cali

Elly Burckhardt, Arquitecta.

Más de 50 años de trabajo no han sido suficientes para desarrollar todas sus ideas. Sin embargo, la importancia en la vida de los caleños de las que ha realizado la hacen una de las mujeres más influyentes en la ciudad. La arquitecta Elly Burckhardt ha dedicado su vida  a mejorarle la cara a la capital del Valle. Su mayor legado, además de sus tres hijos y sus nietos, son las múltiples obras públicas que ha desarrollado en la firma que creó con su esposo. La más reciente y famosa de todas es la renovación del Paseo de la Avenida Colombia, que le cambió la cara al centro con más de 11.200 metros cuadrados de espacio público. Esta obra ha sido catalogada como una verdadera transformación de la ciudad y la ha hecho merecedora de diversos reconocimientos nacionales, entre ellos la categoría de diseño urbano y paisajismo de la XXIV Bienal de Arquitectura. Aunque reconoce que los jóvenes tienen fortalezas, afirma que “para ciertas oportunidades, la confianza que genera la experiencia no tiene precio pues se convierte en factor de seguridad en las inversiones”.

Piruetas por la vida

Felicity Simpson, Directora de Circo para Todos y Circolombia.


Bajo la carpa los acróbatas se contorsionan, saltan y hasta vuelan. Luego vienen los aplausos, se apagan las luces y se esfuma la ilusión. Eso, al menos, es lo que viven los espectadores, porque para Felicity Simpson, británica especialista en monociclo, el encanto continúa. “Se pueden ver hazañas increíbles en vivo, pero la verdadera magia está fuera del escenario, en cada entrenamiento, en el trabajo duro y el coraje de los artistas”, dice. Felicity está convencida de que el arte tiene el poder de transformar vidas. Tanto, que en 1995 llegó a Cali con su pareja -el fallecido actor bugueño Héctor Fabio Cobo- con el sueño de crear la primera 'universidad circense' con vocación social en el mundo. Desde entonces no ha parado de hacer piruetas contra la falta de oportunidades de los más de 5.000 jóvenes de Aguablanca que han tomado sus talleres. Empezaron el entrenamiento en un depósito viejo, pasaron a una carpa roja en el Parque del Amor, en Cali, y ahora acaban de trasladar la mitad de su escuela a Bogotá, a la vieja estación del tren de la Sabana. “Vivo a los dos lados del charco”, cuenta, pues divide su tiempo entre la Escuela Circo para Todos, la agencia Circolombia en Londres y las presentaciones de sus muchachos que viven de gira, con carpas llenas, en Budapest, Hamburgo y París.