Colombia ya no encabeza récord de jóvenes asesinados

Alianza BBC
26 de noviembre de 2008

Así lo asegura un informe "Mapa de la Violencia" de la Red de Información Tecnológica Latinoamericana (RITLA) tras analizar 83 países, entre ellos 16 latinoamericanos.

En él se asegura que es hasta 30 veces más probable que un joven de entre 15 y 24 años sea asesinado en Latinoamérica que en Europa.

El Salvador lidera esta macabra lista con 92 jóvenes asesinados por cada 100.000 habitantes, seguido de Colombia, Venezuela, Guatemala y Brasil, los "top 5" de la lista.
 
Según afirmó en conversación con BBC Mundo el autor del informe, Julio Jacobo Waiselfisz, el homicidio en América Latina es un fenómeno sobre todo juvenil, al contrario de otras zonas del mundo.

"Preocupa especialmente América Central donde ya existía una historia de guerras civiles y una cultura política de violencia. Pero ahora ha empeorado por la expulsión de Estados Unidos de integrantes de bandas juveniles llamadas maras, especialmente jóvenes salvadoreños", afirmó Waiselfisz.

El problema es especialmente acuciante en El Salvador, Nicaragua y Guatemala que han visto cómo sus índices de criminalidad juvenil se han disparado.
 
Colombia y Brasil, mejor
 
El experto destaca que, por primera vez en 10 años, Colombia no es el país con más homicidios.

"Hasta 2004-2005 el eje de la violencia lo formaba Brasil y Colombia, ahora es Centroamérica. Colombia comenzó a luchar contra ella en ciudades como Cali y Bogotá haciendo entre otros reordenamientos urbanos, mientras Brasil empezó a mejorar sobre todo a partir de 2003 con una campaña de desarme".

Los países latinoamericanos más seguros para los jóvenes son Chile, Cuba y Uruguay, con unos 7 homicidios por 100.000 habitantes.

En total, la tasa de homicidios juveniles en la zona es de 36,6 por 100.000 habitantes, mientras que en África es 16,1, América del Norte 12, Asia 2,4, Oceanía 1,6 y Europa 1,2.

El informe además explica que para los jóvenes la distribución el ingreso explica el 63,5% de la variabilidad de las tasas de homicidio, muy por encima de las tasas de pobreza, debido a una mayor sensibilidad a los fenómenos que derivan de las injusticias distributivas.