Lo que dice el gobernador Ómar Diazgranados

31 de enero de 2011

"Después de conocer estas declaraciones que ha entregado el alcalde de la ciudad, debo decir que no sólo las recibo extrañado sino que me invitan a reflexionar sobre todos los asuntos que he construido para el desarrollo de ambos entes territoriales, es decir de ambos pueblos. Estamos en el 2011 trabajando para ser territorios de paz. También debo decir que, pese a que estas afirmaciones proyectan una carga de agresividad y de enemistad, no descansaré hasta que logre unificar la tarea de transformar para sembrar desarrollo.
 
Si usted revisa mi plan de gobierno, allí sinteticé mi gestión desde el inicio con vocablos que comunican trabajo en equipo, armonioso y de cambio, lo entendí como transformación, dinámica. Tener que responder por un asunto ligado a la ética social me obliga a recordar que he sido portador de un discurso de paz y que mis acciones como gobernante guardan la misma naturaleza de ese discurso. Soy un convencido de que un enfrentamiento entre el alcalde de Santa Marta y el gobernador del Magdalena deterioraría ambos proyectos y no nos conduciría al cumplimiento de las tareas. Y lo que es peor, en este año de cierre de mandatos quedaríamos ubicados en un lugar incomodo de la historia.
 
El alcalde dice que ha administrado durante su mandato con un micrófono encendido todas las mañanas. Yo conozco y respeto el trabajo de los medios, a los que les aparezco con mi estilo todos los días y les explico lo que hago como gobernador; respondo sus críticas, casi todas fuertes, vehementes, pero asimilo y entiendo que existen para comunicar y elevar lenguaje crítico. Pero no patrocino a periodistas ni a ninguna persona cercana a medios de comunicación, no atento contra nadie desde esos escenarios mucho menos contra el alcalde.
 
Mi gobierno tiene una oficina que se encarga de facilitar y acercar el trabajo entre los medios y mi despacho.
 
También ha dicho el alcalde que el señor Alejandro Arias se beneficia económicamente de mi gobierno. Soy puntual: no es cierto. Como tampoco el señor Hubert Ramírez. En el caso del señor Cipriano López y Víctor Rodríguez, debo decir que han participado en algunas campañas publicitarias, ellos son hombres de medios y ofrecen servicios de publicidad.
 
No se trata de controvertir como si esto fuera una pista de competencia. No quiero que el alcalde lleve a la mesa un argumento de que él renunciaría por una prueba u otra. Al contrario, el hizo política para ganar en medio de un marco democrático al que debe responderle hasta el final. Yo trabajé a pulso, desde la salida del sol hasta el anochecer, para ser el gobernador del Magdalena y lo logré. Paradójicamente lo que dice el alcalde, esos periodistas amigos que él nombró, la mayoría no votó por mí.
 
Yo le reitero al alcalde mí invitación para potenciar grandes iniciativas en beneficio de Santa Marta, como las obras viales complementarias a la Doble Calzada, vía a Minca y el acceso vial a El Rodadero, en las que invertimos dinero, el Plan Departamental de Aguas y el Alcantarillado para el distrito, los programas de acceso y cobertura en Salud fortaleciendo el convenio con el hospital Universitario y la consolidación de la Seguridad Ciudadana con las derrotas de las bandas criminales.
 
Y debo decir más: no he perseguido, ni perseguiré al alcalde. Ni siguiera, porque él me haya denunciado en el tema de la valorización o se hubiese opuesto a la iniciativa del traslado del aeropuerto y recuperación del mega proyecto inmobiliario y turístico. Es más, ni siquiera mi ánimo se ha afectado por la iniciativa de su primo hermano, el representante Eduardo Díaz Granados, quien ha promovido ternas para que yo sea reemplazado, tras la conjura politiquera de poner a otro gobernador en mi reemplazo. Hace un momento no más me reuní con el doctor Régulo Madero, representante de la Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación, quien ponderó los ambientes de paz que proyecta el Magdalena.
 
Por mis convicciones y mis preferencias, le apunto a un lenguaje de paz sin renunciar a explicar lo que se me pregunte. En medio de las diferencias quiero decirle: “No comparto lo que dices, pero defenderé hasta la muerte tú derecho a decirlo".