El Presidente electo de Colombia, Juan Manuel Santos, invitó a su homólogo Hugo Chávez, de Venezuela, a su posesión. Pero, las revelaciones recientes del Gobierno colombiano sobre la supuesta presencia de las Farc en Venezuela amenazan los acercamientos.

RELACIONES INTERNACIONALES

¿Cómo normalizar las relaciones con Venezuela?

Evitar la diplomacia de "micrófono", incentivar el papel de la sociedad civil y cambiar el tono, son algunas recomendaciones de los expertos.

César Paredes, periodista de Semana.com
16 de julio de 2010

Nuevamente las relaciones entre Colombia y Venezuela pasan por un mal rato. De manera inusual, el gobierno saliente de Álvaro Uribe reveló a directores de varios medios de comunicación la existencia de pruebas de que en Venezuela hay cinco jefes guerrilleros, lo cual causó malestar en el Palacio de Miraflores.

La Cancillería del país vecino desestimó la información, llamó a consultas a su embajador en Colombia, Gustavo Márquez, y adujo que se trata de “un intento desesperado por minar el terreno de una eventual normalización de las relaciones bilaterales”.

El propio Hugo Chávez ha dicho ha dicho que la “ultraderecha de Colombia no quiere que se restablezcan las relaciones”.

Analistas y expertos han calificado las supuestas revelaciones del gobierno colombiano como un “refrito inoportuno”, es decir, que no contienen información nueva y que llegan en un mal momento, pues sólo en 23 días se posesiona un nuevo Gobierno.

En otras ocasiones, Bogotá ha reclamado a Venezuela por la supuesta presencia de campamentos de las Farc en su territorio, y Venezuela ha respondido en el mismo tono: rechazando las sindicaciones.

El mandatario electo, Juan Manuel Santos, en una actitud calificada por tirios y troyanos como “prudente”, sólo atinó a decir que el camino para el restablecimiento de las relaciones con Venezuela es el diálogo.

Durante sus días como Presidente electo, Santos se ha empeñado en darles un giro positivo a las relaciones internacionales: nombró en la Cancillería a María Ángela Holguín, ex embajadora en Venezuela, e invitó a Chávez a su posesión. El hecho parece haber molestado al gobierno saliente.

Según indicaron los directores de los medios de comunicación que asistieron a la reunión con el ministro de Defensa colombiano, Gabriel Silva Luján, este jueves, la decisión de publicar la información se basó en “razones políticas de fondo”. El ministro Silva adujo que la publicación de las supuestas pruebas se debió a que Uribe teme que “en un ambiente de acercamiento con el gobierno venezolano sean desconocidas ciertas realidades".

El argumento, sin embargo, parece insuficiente para explicar la actitud del Gobierno. Santos no es ingenuo, él conoce la situación y sabe que no será fácil normalizar las relaciones diplomáticas con Venezuela. Pero el hecho de que el gobierno saliente lo ponga sobre aviso de la situación a través de los medios de comunicación no deja de sorprender.

“Todos sabemos, desde hace mucho tiempo, que jefes de la guerrilla se encuentran en Venezuela. El hecho de que el anuncio se haga ahora puede ser para evitarle al nuevo Gobierno el anuncio, pero dejar de todas maneras constancia del hecho”, explica el ex canciller Julio Londoño.

El experto aduce que esta actuación de Uribe no perturbará la intención de Santos de mejorar las relaciones con Hugo Chávez, pero sí dificulta más la relación en los próximos días.

“No creo que este anunció pueda alterar el interés del nuevo gobierno de crear una atmósfera diferente en las relaciones. Sin embargo, va complicar aún más las relaciones con éste en el período que le queda”, dijo.

Ante ese escenario, en víspera de la posesión en el mando de Santos, se abre la pregunta de cuáles son los pasos para una efectiva reanudación de las relaciones exteriores.

“Controlar a Uribe”

Para el profesor de relaciones internacionales de la Universidad del Norte Horacio Godoy, el esfuerzo de Santos para restablecer las relaciones diplomáticas y comerciales con Venezuela, hasta ahora, va por buen camino.

En su criterio, el hecho de que Santos busque diferenciarse en su estilo de manejo a la política exterior con el mandatario saliente le ha dado resultado. “No obstante, parece que a Uribe le molesta el incipiente acercamiento que han tenido Santos y Venezuela”, dijo.

Por esta razón, el analista considera que uno de los desafíos que, en principio, tendrá el gobierno entrante es “controlar un poco a Uribe”. En otras palabras, se trata de impedir que se imponga la diplomacia de “micrófono”, que caracterizó al Gobierno saliente, y acudir sólo a los canales diplomáticos.

El profesor de la facultad de Derecho de la Universidad Nacional Gustavo Puyo adujo que Uribe debería entregar su mandato sin agudizar la tensión diplomática. En su criterio, parece que se está utilizando la información de inteligencia con fines políticos.

“Él (Uribe) debe hacer entrega neutral sin renunciar a la soberanía, para que el nuevo gobierno pueda movilizarse, ya que se visualiza que el presidente electo, Juan Manuel Santos, quiere poner una nota distinta en el panorama internacional”, dijo.

Lo mínimo

Varios analistas consultados por Semana.com sostuvieron que es muy difícil esperar que una vez Santos tome posesión de su mandato, se pueda sentar con Chávez a discutir una lista de temas de interés entre las dos naciones que representan.

No obstante, hay una necesidad insoslayable: solucionar los problemas de la población fronteriza tales como combatir el narcotráfico, garantizar la seguridad, permitir el libre comercio y el libre tránsito de personas que trabajan en uno y otro lado de la frontera, entre otros.

“No hay una posibilidad de una relación armónica, homogénea entre ambos gobiernos. Pero sí hay un modus vivendi necesario: soportarse el uno al otro en el campo económico, en el campo comercial, en el campo fronterizo. Porque no olvidemos que hay una urgencia de restablecer algún punto de cooperación entre Venezuela y Colombia”, dijo Carlos Romero, internacionalista de la Universidad Central de Venezuela, a Caracol Radio.

En el mismo sentido, el investigador del Observatorio de Venezuela de la Universidad del Rosario Hugo Ramírez indicó a Semana.com: “los dos gobiernos tienen que incorporar en sus agendas una construcción conjunta de sus destinos. Porque los gobiernos pueden romper sus relaciones, pero la extensión de territorio que los une y sus pobladores no desaparecen”.

Ramírez aduce que en medio de la polarización política de los gobiernos, la sociedad civil de uno y otro lado de la frontera podría tener un papel protagónico en la formulación de salidas. Es esta población la que al fin de cuentas paga los costos de las decisiones de los gobiernos.

Cambio de tono

La política exterior de Uribe se caracterizó porque estuvo guiada por los problemas internos del país. En ese sentido buscó imponer a otros países la impronta de que debían colaborarle en su lucha contra la guerrilla.

De la misma manera, Chávez ha utilizado el tono pendenciero hacia el gobierno colombiano, el aliado más importante de Estados Unidos en la región, cuando ha necesitado capitalizarse políticamente. Así lo han explicado varios analistas.

Sin embargo, para que funcionen las relaciones entre dos gobiernos, a pesar de las diferencias ideológicas (por momentos irreconciliables), es necesario que la política exterior tenga vida propia.

En criterio de Ramírez, la posibilidad de un acercamiento entre Colombia y Venezuela comienza por el cambio de lenguaje. “No se trata de que Colombia renuncie a los reclamos a Venezuela, pero sí de dejar de usar un lenguaje que de facto pueda ofender”, dijo el investigador.

Godoy, por su parte, aduce que los mecanismos institucionales son vitales para generar confianza y estabilidad a las relaciones entre los gobiernos.

Esto requiere, para el caso colombiano, del fortalecimiento de la carrera diplomática, del nombramiento de personal cualificado en las embajadas, de la activación de mecanismos bilaterales novedosos. Es decir, de una política exterior manejada de manera más técnica, como lo han recomendado varios expertos.

En su criterio, “no se puede poner la condición de que es todo o nada, de que estás 100 por ciento conmigo o no estás”, dijo. El internacionalista se refirió al hecho de que Colombia no podía seguir tratando de imponer su lucha contra las Farc como tema prioritario para poder restablecer las relaciones diplomáticas, pues hay otros problemas, como el comercial y el fronterizo, que no dan espera.

Acudir a la mediación

Debido al trabajo de la sociedad civil, la población fronteriza y los gobiernos locales, Colombia y Ecuador han podido allanar el camino para una pronta reconciliación diplomática. Además, ese acercamiento se facilitó gracias a la mediación de terceros como la Fundación Jimmy Carter y la OEA.

En el mismo sentido, la normalización de las relaciones colombo-venezolanas requiere del concierto internacional.

Para Romero, “gobiernos amigos de Venezuela y Colombia, como Brasil, México República Dominicana y Bolivia, podrían servir para buscar un punto inicial del que partan las conversaciones. Porque no hay que olvidar que las relaciones han estado casi en cero”.