El saludo entre Barack Obama y Álvaro Uribe fue cordial este lunes en la Casa Blanca, pero de la reunión no salió un panorama claro para el TLC | Foto: Edgar Becerra

RELACIONES EXTERIORES

“En EE.UU., dos periodos bastan”, le dijo Obama a Uribe

En su reunión este lunes en la Casa Blanca, el mandatario estadounidense señaló que quieren cambio en Colombia en 2010 y dijo no tener claro un cronograma sobre el futuro del TLC.

Juan Carlos Iragorri, enviado especial de Semana a Washington
30 de junio de 2009

Ocho son suficientes. Así podría titularse la posición asumida ayer por el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, tras su reunión con el presidente colombiano Álvaro Uribe cuando se le preguntó por la posibilidad de que un jefe de Estado sea reelegido para un tercer periodo consecutivo de cuatro años.

“Estados Unidos no debe tomar estas decisiones. Las deben tomar los ciudadanos de esos países. Estamos del lado de la democracia, la legitimidad y la autodeterminación de los pueblos”, respondió de entrada, muy diplomáticamente, cuando se le interrogó no sólo por la reelección del presidente venezolano Hugo Chávez sino por el intento reeleccionista del depuesto presidente hondureño Manuel Zelaya y por la iniciativa que existe en Colombia de reelegir a Álvaro Uribe.

Pero Obama agregó: “Nuestra experiencia en Estados Unidos es que dos periodos presidenciales funcionan, y que usualmente, después de ocho años, el pueblo americano quiere un cambio”. Luego, sentado junto al mandatario colombiano en la Oficina Oval de la Casa Blanca, dijo: “Le conté al presidente Uribe que una de las cosas que han hecho de George Washington nuestro presidente más admirado no fue sólo el hecho de que fundó este país sino que, habiendo podido ser presidente de por vida, escogió dejar el poder. Eso sentó un precedente”.

Para terminar su comentario sobre la reelección, Obama elogió a su visitante. “Ahora bien, si yo pudiera ser Presidente por dos periodos, tengo la certeza de que no lograré una popularidad del 70 por ciento como la del presidente Uribe”.

Obama absolvió de esa forma la inquietud de quienes querían saber qué pensaba sobre la iniciativa de abrirle paso a una segunda reelección de Uribe. En Estados Unidos, algunos periódicos tan importantes como The Washington Post y comunistas tan célebres como Mary Anastasia O’Grady de The Wall Street Journal, que han apoyado a Uribe, han expresado recientemente su desacuerdo con esa posibilidad.

Según ellos, una segunda reelección de Uribe afectaría la estabilidad de las instituciones de Colombia y haría aún más difícil que el congreso de su país aprobara el Tratado de Libre Comercio (TLC) firmado entre los dos países en noviembre del 2006 y ha sido bandera principal del gobierno Uribe. El acuerdo está en el congelador por determinación de la presidenta de la Cámara de Representantes estadounidense, la demócrata Nancy Pelosi, cuya bancada expresó preocupación por la violencia contra los sindicalistas en Colombia.

Uribe también habló del tema. “Le dije al presidente Obama que pertenezco a una de tantas generaciones de colombianos que no han vivido un solo día en paz. Colombia debe continuar con las políticas de la seguridad democrática, y tiene instituciones muy fuertes, pero a mí no me parece que un Presidente deba perpetuarse en el poder”, subrayó.

Los dos mandatarios recibieron a la prensa cerca de las cuatro de la tarde (tres de la tarde hora colombiana) tras un encuentro de 90 minutos, la mayor parte de los cuales transcurrió entre los dos. Después participaron funcionarios como la secretaria de Estado Hillary Clinton y el ministro de Relaciones Exteriores Jaime Bermúdez.

En su cita en la Oficia Oval, Barack Obama dejó claro su punto de vista frente al TLC. Le he dado instrucciones al Alto Representante Comercial (USTR por sus siglas en inglés), Ron Kirk, de seguir trabajando. "Colombia ha hecho extraordinarios avances en la protección de los derechos humanos, pero en el Congreso de Estados Unidos sigue habiendo preocupaciones. No toda la carga de esta labor le corresponde a Colombia. El presidente Uribe ha mostrado su interés en continuar avanzando. Pero no tengo un cronograma sobre el futuro del tratado, y tampoco lo tiene el Congreso”, dijo. 

Uribe no llegó con las manos vacías con respecto a este tema. En la mañana, luego de su reunión con Kirk y con el secretario de Comercio, Gary Locke, contó que les había hecho ver la importancia de la ley 599, sancionada el domingo por él mismo y por virtud de la cual se amplía el término de prescripción de los delitos cometidos contra los sindicalistas en Colombia.

“Esta ley es muy importante, porque también aumenta las penas contra quienes cometan ese tipo de crímenes, y demuestra que el gobierno está muy comprometido con esta causa”, señaló. De ese modo les salió al paso a los cuestionamientos que varias organizaciones de derechos humanos colombianas y estadounidenses y la bancada legislativa del partido demócrata han hecho frente al tema. 

El viernes, cuatro organizaciones de derechos humanos estadounidenses difundieron un comunicado de prensa en el que le pedían a Obama que presionara a Uribe para que les dé más protección a los sindicalistas y luche contra la impunidad en los delitos contra los miembros de las centrales obreras.

Human Rights Watch, informó que además el pasado 24 de junio le había enviado a Obama una carta en igual sentido. “Le pedimos que se mantenga firme en su postura adoptada durante la campaña presidencial y que deje claro que el apoyo de su gobierno al TLC dependerá de si los trabajadores de Colombia pueden ejercer sus derechos sin temor a ser asesinados”, decía la misiva firmada por el presidente de Human Rights Watch, Kenneth Roth.

Las violaciones a los derechos humanos en Colombia sigue siendo clave en Washington. Ayer en la mañana, Uribe se desayunó con una noticia sobre el asunto en las páginas de The Washington Post. Un artículo del corresponsal en Bogotá, Juan Forero, aseguraba que para el presidente colombiano la atmósfera en esta ciudad es muy distinta que en tiempos de George W. Bush.

La nota afirmaba que las ejecuciones extrajudiciales en las que ha estado vinculado un sector del Ejército, mejor conocidas como ‘falsos positivos’, así como las interceptaciones de líneas telefónicas por parte del DAS, sumadas a la violencia contra los sindicalistas, incomodan al gobierno de Obama y a los demócratas.

Temprano en la mañana, mucho antes de la reunión entre Uribe y Obama, el ministro de Comercio, Luis Guillermo Plata, había dicho que el Plan B del gobierno, en caso de que siga en veremos la aprobación del TLC en el Congreso estadounidense, es dirigir sus esfuerzos hacia la prórroga de las preferencias arancelarias que expiran a finales de este año.

Esas preferencias, que fueron establecidas por una ley del Congreso estadounidense conocida bajo la sigla Aptdea, permiten que algunos productos de los países andinos con problemas de narcotráfico entren al mercado de Estados Unidos sin pagar aranceles. Unos 6.000 bienes colombianos gozan de ese beneficio.

“Nosotros entendemos la situación política interna de Estados Unidos, así que, mientras llega la aprobación del TLC en el Congreso en Washington pensamos solicitar ya la extensión del Aptdea”, había señalado el ministro Plata en diálogo con los periodistas colombianos que cubren la visita de Uribe. 

Unas horas antes del encuentro de los dos presidentes en la Casa Blanca se concentraron en la calle algo más de un centenar de personas con pancartas en la que le pedían al Congreso no aprobar el TLC, bloquearon la calle H y causaron una congestión de tráfico en el centro de la ciudad.

Plata dijo que las protestas “son de tres gatos y son los mismos”, aunque luego matizó para advertir que es lógico que haya gente en desacuerdo con el viaje del Presidente colombiano y su cita con Obama.

“Estados Unidos no debería darle el sí a un tratado con un gobierno narcotraficante y paramilitar como el de Uribe”, le dijo a Semana una de las manifestantes. Detrás de ella, diez jóvenes vestidos de negro se acostaron encadenados sobre el pavimento. Simbolizaban los muertos que hay en Colombia.

La lucha antidrogas también ocupó la visita de Uribe a Washington. El Presidente había anunciado temprano la visita a Colombia dentro de tres meses del zar antidrogas de Estados Unidos, Gil Kirlekowske y dijo que conversó con él acerca de la  importancia de mantener los recursos del Plan Colombia y del éxito del programa de guardabosques.

Uribe no se pronunció sobre la denuncia de esta revista de esta semana, según la cual el ex superintendente de Notariado y Registro, Manuel Cuello, afirmó ante la Corte Suprema de Justicia que altos funcionarios del gobierno le ordenaron nombrar a varios notarios vinculados con congresistas, a cambio de que estos con su voto permitieran la primera reelección de Uribe.

Sí lo hizo, en cambio, Luis Guillermo Plata. “Si hay denuncias pues que las prueben”, dijo. Su respuesta fue similar a la que había dado ayer por la tarde el ministro de Relaciones Exteriores, Jaime Bermúdez. “Yo creo que en esos artículos hay cosas ciertas y cosas falsas. Me temo que en ese artículo hay cosas falsas”, aseguró ante los corresponsales colombianos, pero no dijo cuáles eran.

Una de las reuniones más destacadas de Uribe había tenido lugar en la residencia de la Embajada de Colombia. Una veintena de personalidades se habían hecho presentes. Entre ellos estaban el director-gerente del Fondo Monetario Internacional, Dominique Strauss-Khan; el presidente del Banco Mundial, Robert Zoellick; el presidente del Banco Interamericano de desarrollo (BID), Luis Alberto Moreno, y el ex presidente de la Reserva Federal norteamericana Alan Greenspan.

Este martes en la mañana, Uribe dictó una conferencia en el Woodrow Wilson Center, de la cual saldrá rumbo a Bogotá.