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columna del lector

Cosecharás la tierra de tus padres

"Ni la guerra por la supuesta patria y su futuro son suficiente motivo para hacer que una madre acepte la muerte de su hijo en la batalla, ni los ideales de equidad son caballitos de monta para acabar y asolar con pueblos y caseríos", escribe Javier Escobar, lector de SEMANA.COM.

Javier Escobar
3 de julio de 2005

Mi querida patria, aquella que me vio nacer, que me dio mis costumbres, mi acento, mi identidad. Esa patria que añoro desde que partí y a la que deseo regresar pronto. Esa patria que en imágenes se desgarra ante mis ojos y nunca sacia su sed de sangre, viviendo en guerras eternas, en donde el conflicto reina porque pensamos que la vida es así. Esa patria que evoca olores de flores que brotan en verdes jardines y que se conjugan con la pólvora de idiotas enbandados pensando cada uno tener la razón, peleando con enemigos imaginarios y por ideales que no son de patria mucho menos de humanidad.

Ni la guerra por la supuesta patria y su futuro son suficiente motivo para hacer que una madre acepte la muerte de su hijo en la batalla, ni los ideales de equidad son caballitos de monta para acabar y asolar con pueblos y caseríos.

Nadie es legitimo para acallar las lagrimas del dolor de una madre o un padre que pierde a su hijo por estar en cualquier bando, pues no obliga la guerra a la vida, sino es la vida la que batalla penosa en nuestros campos para hacer infelices a los esperanzados campesinos de un país que no pierde el ánimo a pesar de sus gobernantes ni de sus contrincantes.

Duele en el alma reconocer que la partida es parte del proceso de supervivencia, pero duele mas el desarraigo sin la esperanza del regreso a un sitio que bien podría ser el paraíso de imperfecciones, pero no de muertes y violencia.

Desterrar , humillar, masacrar, atemorizar, violar , son todos verbos de la cotidianidad de las vidas pasajeras cuyo destino quiso el creador fuera un enclave de riqueza material. Pero que el hombre en pleno uso de su libertad solo ha querido que se disfrute con dolor y se aprecie con egoísmo y envidia. Al parecer y para nuestra ironía nos dio riqueza en abundancia e inteligencia en escasez para arreglar y componer nuestras propias diferencias.

Lo mas absurdo de esta guerra es que la lideran ideales obsoletos de países que ya no existen y de modelos que ya fracasaron contra ideales de democracia de un país cuya lengua no es al nuestra ,ni nuestra gente ni nuestra tierra se le parecen y nunca se parecerán.