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columna del lector

Detrás de la reelección

Mario Andrés Gómez, lector de SEMANA.COM, explica por qué cree que aunque Uribe sea reelegido, no podrá sacar adelante sus planes de campaña.

Mario Andrés Gómez Velasco
14 de noviembre de 2004

Un gran alboroto se ha suscitado con el tema de la reelección del presidente Álvaro Uribe y es casi un hecho que las cosas se van a dar para que en las próximas elecciones tengamos al señor presidente como candidato.

Sin embargo, aunque él cuente con suerte, no creo que las cosas pudieran mejorar mucho. Sobre todo, porque en gran parte de su mandato el Presidente ha estado haciendo campaña para ser reelegido. El señor Uribe argumenta que un período presidencial (cuatro años) es poco tiempo para adelantar una gestión que pueda alcanzar sus logros. Pero como lo veo, así sea reelegido sólo tendrá cuatro años para adelantar su gestión pues los primeros se los ha pasado en campaña.

Tampoco alcanzará sus logros porque el incremento que ha sufrido el conflicto armado gracias a su política de Seguridad Democrática, el aumento de Pie de Fuerza y con sus acusaciones de terroristas a grupos que ya se han reinsertado a la vida civil. Me pregunto: ¿Qué garantías hay para los nuevos grupos que se reinserten teniendo en cuenta esa actitud del presidente?

Es indiscutible que las reformas políticas para el tránsito de la reelección inmediata pasarán. Sobre todo cuando Uribe ha conseguido tantos adeptos y tiene de su lado a liberales y conservadores. Y en contra, un pequeño grupo de contradictores, quienes se mantienen ocupados defendiéndose de acusaciones de terrorismo (como pasa con los ex militantes del M-19 y el asunto de la toma del Palacio de Justicia).

Esperemos que en las urnas pase todo lo contrario, que para cuando sea el tiempo, los ciudadanos colombianos sepamos que tener un presidente por más de un período no nos traerá ningún beneficio.

Esto se puede ver claro con lo que paso en España con Aznar (quien apoyo a W. Bush en su avanzada antiterrorista, ¡Ah! Nuestro presidente también lo hizo) que pretendía ganar de forma holgada la primera vez y apenas lo hizo por un pequeño margen, y para cuando fue el tiempo de elecciones, donde esperaba ser reelegido, no lo consiguió y ganó Rodríguez Zapatero. Otro ejemplo lo podemos ver con lo acontecido en el Perú con Fujimori, que término casi en un régimen dictatorial. Es de notar que estos personajes, como nuestro presidente, tienen una política guerrerista que terminará por molestar a los ciudadanos que, cansados de querellas sangrientas y pocas mejoras de fondo, optaran por otra alternativa y preferirán arriesgarse con alguien más que continuar en una situación que no vislumbra una salida satisfactoria.

Esperemos que nuestra democracia funcione y que no resultemos, como siempre, cautivados por las promesas que resultan siempre incumplidas.