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Dr. López: ¿entonces nos vemos en las urnas?

Martes 5. Aunque se sientan incapaces de demoler el inmenso prestigio de Uribe en las urnas, los políticos no pueden emplear salidas chuecas o tratar de influenciar la Corte a través de declaraciones de un ex presidente, opina Rafael Uribe, lector de SEMANA.COM.

Rafael Uribe Uribe*
3 de abril de 2005

Para mi la reelección inmediata de un presidente, en este caso la de Uribe, era una cosa inmaterial. Siempre he considerado que no hay nadie irremplazable en este mundo. Así lo veremos en breve con la sucesión de ese gran hombre y pastor, Juan Pablo II.

Para entrar en materia debo hacer algunas aclaraciones que considero pertinentes: el que el Congreso haya aprobado la ley no significa que la reelección ya esté aprobada. Antes se necesita que la Corte Constitucional avale lo decidido por el Congreso, declarando exequible la ley, y que Uribe se presente como candidato y triunfe en las urnas.

Si Uribe, cumplidos los trámites legales correspondientes, se presenta como candidato, votaré por él de todo corazón. Me satisfacen sus actuaciones como mandatario. Y creo que su proyecto de Seguridad Democrática es no solamente prioritario sino que debe dársele el tiempo necesario para alcanzar unos resultados militares que, en el futuro, generen la necesidad a los violentos, de sentarse a negociar la paz. Tanto las FARC como el ELN han demostrado que con ellos no basta una apertura de diálogos, ni la buena voluntad.

Este sentimiento se intensificó después de las declaraciones del Dr. Alfonso López Michelsen para Yamid Amat en El Tiempo. Su declaratoria de guerra despertó en mi un gusanillo liberal antagónico a su pensamiento, y con seguridad, a la de lo queda del partido. Y voy a unirme a la campaña de votar por Uribe, así la Corte decida que no puede ser el próximo presidente. No se violaría la Constitución, porque ni podría asumir el poder, ni él así lo ocuparía. Demostraremos que el pueblo tiene la razón y que sería este, en la majestad de las urnas, el indicado para decidir si lo premia con un mandato nuevo o lo descalifica para ejercerlo. No los nueve magistrados donde puede primar el pensamiento político, sobre la razón jurídica. Pero sobre todo, demostraremos que ni se necesitan, ni se aceptan los votos de paramilitares, o los forzados por ellos, para lograr una limpia victoria. Borraremos la mancha que con cinismo el Dr. López trata de endilgarle.

Para quienes residen en el exterior, que son la mayoría de mis lectores habituales, y que por tanto no están suficientemente enterados de lo que en detalle pasa en nuestra patria, debo dejar claros algunos antecedentes y pensamientos:

La controversia se origina en declaraciones del senador Mario Uribe, primo del Presidente, que invitó a los colombianos a votar por Uribe, aun en el caso de que la Corte Constitucional declare inexequible la ley de reelección inmediata. El gobierno, a través de su Ministro del Interior y de Justicia, que considero su adecuado vocero, declaró que no estaba de acuerdo con la propuesta del Senador y que el Presidente respetaría el fallo de la Corte.

El Senador basa su propuesta en un hecho axiomático: Uribe, a pesar de estar en su tercer año de gobierno cuando usualmente los presidentes tienen el sol a las espaldas, ostenta una favorabilidad del 72% en las encuestas. Y esto es fácilmente comprobable: hable usted con el conductor del taxi donde se desplaza, con el empleado de la lavandería que recoge las prendas en su casa, con la empleada del servicio, con el ejecutivo, con el lotero, con la cajera del supermercado. La respuesta será casi siempre positiva. Solo está en contra la oposición y algunos amargados del partido liberal, porque salen de sus cábalas candidatos como Serpa, importante pero quemado, o no está metido allí Samper con sus oscuros antecedentes.

Hay otras especulaciones que producen dudas. El Presidente de la Corte Constitucional, Jaime Araujo, ha criticado públicamente al Presidente. Incluso lo hizo duramente en sesiones del parlamento. ¿No está inhabilitado para votar? Además se dice que la mayoría de la Corte no comulga con el mandatario. Y tiene en sus manos, a estudio, 17 demandas contra la ley de reelección, provenientes de opositores de todos los pelambres.

Destacados columnistas, entre ellos el ex presidente López Michelsen, afirman que sus fallos son y deben ser políticos. Y parece ser así, aunque personalmente pienso que deberían ante todo, ajustarse a los aspectos estrictamente jurídicos. Pero no soy abogado para entender a fondo los vericuetos y alcances de la Constitución de 1991. Hay pues muchas posibilidades de que la ley sucumba en esta Corte, y seguramente, en las demandas habrá argumentos para lograr el esguince necesario. ¿Pero piensa así el constituyente primario que es el pueblo?

Presuponía honrar el fallo de la Corte. Quiéralo o no, soy respetuoso de la ley. Heredé ese culto de la escuela de Santander, pero sobre todo, de la de mi abuelo el pensador, más conocido como general, Rafael Uribe Uribe y de mi padre Julián, quienes siempre la acataron aún en los momentos más adversos de su existencia.

Hoy no pienso igual. López desconoció la Constitución cuando durante el Frente Nacional presentó su candidatura por el MRL. Ahora sale con el argumento de que tenía un fallo del Consejo de Estado que decía que era inconstitucional inscribir su nombre. Pero que no pueden confundirse las prohibiciones con las nulidades. Según López, lo que decía la Constitución es que sería nula la elección y termina diciendo: "además, yo era, entonces, un dirigente político de oposición. No representaba al Estado". O sea, que según él, estaba autorizado para violarla. ¿Qué hubiese sucedido si triunfa? Si ese es el concepto de un ex presidente, nadie podrá criticarme si adopto la misma postura como simple ciudadano. Y lo haré porque no comparto las impúdicas declaraciones del Dr. López

Obviamente no me opongo al ejercicio democrático. Bienvenidos todos aquellos que presenten sus candidaturas: Serpa, Peñalosa, Gómez Méndez, Navarro Wolf, Gaviria, Rivera. Pero el hecho de que casi todos se sientan incapaces de demoler el inmenso prestigio de Uribe no los autoriza para emplear salidas chuecas o tratar de influenciar la Corte, a través de declaraciones de un ex presidente, para que sus partidarios en ella tomen una decisión equivocada.

Hay una frase del General Uribe que resume mi pensamiento: "Muchas veces, por pensar que los demás obraban con la honestidad mía, recibí sorpresas que me dejaron turulato". Como turulato me dejó la posición de López. Como liberal lo he respetado, a pesar de antecedentes que para mí no tengo suficientemente claros, como los casos de la Handel, Mamatoco, y la hacienda La Libertad, que nosotros, los más viejitos, oímos ventilar en nuestra época.

Ojalá ahora el Dr. López se defina, sobre cual será su candidato. Está en todo su derecho de inclinar sus favores por quien quiera. Pero no podrá, con su prepotencia, impedirnos ejercer un acto de protesta, como sería votar por Uribe, si consideramos que la Corte Constitucional tomó su decisión jugando con dados cargados. Con ello, no lo elegiremos presidente. Con seguridad absoluta Uribe no aceptará ese procedimiento. Pero la opinión en este país, es libre, y nadie nos disuadirá de hacer valer nuestros derechos. Igual, si no ponemos suficientes votos, con toda humildad aceptaremos que nuestros planteamientos eran equivocados. Y el acto, solo será eso, la revelación de una protesta sin ninguna implicación jurídica; pero si dejaría vivo el precedente de que no se puede atropellar la voluntad de la mayoría, así, como así.

* Nota del autor: Este artículo corresponde a mi publicación por Internet, La Crónica que envío semanalmente a unos dos mil colombianos residentes en el exterior. Se publica también en www.micolumna.com