Home

Noticias

Artículo

columna del lector

El doctor abortos

Lunes 29. Fabio Parra, lector de SEMANA.COM, hace su contribución al debate sobre el aborto desde una perspectiva histórica y pragmática.

Fabio Parra Beltrán
26 de agosto de 2005

En este país farandulero está de moda hablar de la despenalización del aborto. Y yo, como cuasi abogado, debería tomar una postura jurídica. Pero lo que veo notable con el tema de la despenalización en Colombia es la legalización de la práctica que se hace en clínicas clandestinas en Teusaquillo, Usaquén o en el Restrepo. En mi pueblo natal, Gachetá, se hablaba del doctor abortos que tenía una farmacia y a todas las colegialas con retraso les formulaba Misoprostol o agua de yerbas según el tiempo del atraso o las pasaba al quirófano improvisado para el legrado. Y les cuento que del doctor abortos supe por un primo mío que es sacerdote.

Ahora vamos a la historia. Recordemos que en la sociedad primitiva patriarcal el aborto era permitido, ya que el feto pertenecía a las entrañas femeninas; y el jefe de la familia ejercía absolutos derechos sobre el fruto de la concepción. Platón en "La República" consideró que el feto no tenía alma, pero llegó el cristianismo doscientos años después de Cristo y lo sancionó con la pena de muerte, puniciones carnales y el exilio. El Concilio de Oxana en 1312 de corte Tomasista consideró el aborto como un asesinato, mientras tanto el alma no animara al cuerpo. Los teólogos y juristas fijaron el momento de la animación del feto de modo ambivalente en 40 días para los varones y 90 para las hembras. En general y desde esa época, la Iglesia ha mantenido un criterio sólidamente rígido de la práctica abortiva: "Todo aborto viola la ley de Dios". Si lo dudan escuchen a monseñor Castrillón Hoyos.

Desde la parte forense, en 1602 el jurista español Tomás Sánchez, en su Tratado de Moralidad Sexual y Matrimonial, justificó la excepcionalidad abortiva en el caso de la mujer violada. En los siglos XVIII y XIX Francia y Alemania defendieron principios igualitarios promulgando castigas más racionales y humanitarios, menos severos para las abortantes. En Suiza en 1916, se permitió el aborto con el consentimiento de la embarazada. Norma acogida por la URSS en 1920 basándose en un razonamiento que se resume en que si no se aprobaba lo hacían las mujeres clandestinamente y sin los cuidados científicos que ésta práctica amerita. Sólo 0,4% de la población mundial vive actualmente en países donde el aborto está absolutamente prohibido.

El criterio liberal actual estima que el Estado no tiene derecho a limitar la libertad de elección de la madre gestante y de ella depende, en última instancia, el control de su vida procreadora. Y es ésta una de las tesis de la demanda ante la Corte Constitucional del artículo 122 del Código Penal que criminaliza el aborto bajo cualquier circunstancia. Consideran las peticionarias que viola el derecho a la igualdad y a la no discriminación, el derecho a la vida misma de las mujeres, su salud, su integridad, su dignidad, su libre desarrollo de la personalidad y su autonomía reproductiva, en la medida que obliga a las que han sido víctimas de violación y otras formas de violencia carnal, que desembocan en embarazos no deseados, a tener esos hijos, cuando ello puede tener consecuencias emocionales y psicológicas adversas.

Y volviendo a la interpretación de los rusos, para que seguir penando una practica que se hace clandestinamente. Las aterradoras estadísticas de la OMS, Profamilia y el Ministerio de la Protección Social dicen que en el mundo de 210 millones de embarazos anuales, 80 millones son no planeados, de los cuales 46 millones (58%) terminan interrumpiéndose. En Colombia el 50% de los embarazos son no deseados, el 24% son interrumpidos y el 26% son nacimientos no deseados. El 17% de los abortos locales termina en muerte de las madres. Más de 50% de los abortos se practican a mujeres de 20 a 29 años y casi 70% a mujeres menores de 30 años. En nuestro país el porcentaje de abortos es del 16.6% en estrato alto, muy similar al de los niveles bajos.

Viendo estas cifras y sabiendo que el aborto en el mundo moderno es uno de los métodos más practicados para regular la fecundidad, no veo por qué nos seguimos oponiendo a la legalización y preferimos seguir patrocinando las interrupciones del embarazo en sitios clandestinos como la farmacia del doctor abortos.

Quitémonos la venda moralista de los ojos que el Papa Benedicto XVI tendrá que terminar perdonando a nuestros legisladores y magistrados que perdonan a los matones descuartizadores y narcotraficantes de las AUC y la Guerrilla pero no a una mujer que por los placeres del sexo termina embarazada sin desearlo, presa de una enfermedad que degenera su feto o ha sido víctima de los violadores.

No pensemos en el que dirán sino en el que sentirán las miles de mujeres que se quitarán ese peso psicológico de haber pecado o que están buscando donde hacerlo y no tendrán mas alternativa que recurrir a los colegas del doctor abortos.