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columna del lector

El nacimiento de un gigante

Lunes 02. ¿Cómo logró Estados Unidos convertirse en la potencia económica que es hoy? El académico Guillermo Maya hace un recorrido por sus primeros pasos.

Guillermo Maya Muñoz*
1 de mayo de 2005

Alexander Hamilton (1755-1804), fue General, Secretario y Asistente de Campo de George Washington en la Revolución Norteamericana contra el colonialismo inglés. Igualmente, fue el primer Secretario del Tesoro de Estados Unidos (1789-95). Sin embargo, se le conoce como el primero en proponer la doctrina, de lo que más tarde se llamaría, la protección de la "industria infante", y que bien podría reconocérsele como uno de los gestores de la grandeza industrial de los EEUU. En su Reporte sobre las Manufacturas (1791), Hamilton escribía que: "Es muy frecuente encontrar la opinión de que la promoción de la manufactura es del interés de una parte del país (Norte) y contrario a la otra parte (Sur), y que hay una oposición entre los interereses manufactureros y los intereses agrarios. Este es un error muy común en los primeros períodos de un país, pero este error gradualmente lo disipa la experiencia. Sin embargo, estos dos intereses se asisten y son amigables entre si, hasta convertirse en uno sólo. Es posible que la promoción de una manufactura en especial perjudique los intereses de los propietarios de la tierra, pero en el agregado los intereses, tanto los de las manufacturas como los de la agricultura, están íntimamente interconectados. Precisamente, la superior estabilidad de la demanda del mercado doméstico para los excedentes agrícolas es un argumento convincente de ésta verdad. Los deseos comunes constituyen uno de los más fuertes lazos de la relación política. Los establecimientos industriales de los estados norteños y del medio beneficiarían inmediatamente a los estados más al sur, creando una demanda para sus productos, algunos de los cuales comparten con otros estados y otros que son peculiares, o más abundantes o de mejor calidad, como la madera, el algodón la lana, la seda bruta, el índigo, el hierro, los cueros, etc". Sin embargo, a pesar de la conveniencia mutua entre la industria y la agricultura, la Guerra Civil (GC) en los EU (1861-65), no se hizo esperar. Aunque la GC siempre se ha presentado, solamente, como una lucha contra el esclavismo, ésta se originó en los intereses contrapuestos entre el norte industrial, que buscaba la protección de la industria y la provisión abundante de fuerza de trabajo, y el sur esclavista y agrario, que defendía el libre comercio afín a sus intereses de exportadores de materias primas agrícolas. De esta manera, los aranceles y la política comercial fue unos de los factores más importantes en éste conflicto, que fue ganado por el Norte proteccionista, a la cabeza de Lincoln. Desde entonces, EU convirtió la industria en el eje de su desarrollo económico, haciéndose "la madre patria y el bastión del proteccionismo moderno", como afirma Bairoch (1993) en 'Economics and world history'. EU es un buen ejemplo de cómo una nación con grandes recursos naturales escapó de la trampa de las actividades de rendimientos decrecientes, como lideres de su actividad económica. EU en su juventud como país tenía la ventaja comparativa en la actividad algodonera-esclavista; sin embargo, logró escapar de ésta trampa a través de grandes esfuerzos y aranceles exteriores altos. El argumento de todos aquellos que promovieron la industria, como Alexander Hamilton, Benjamin Franklin, A. Lincoln, A. Jackson, y Thomas Jefferson, era basado en la superioridad del "poder productivo" de la industria sobre aquél de las actividades basadas en los recursos naturales. Por esta razón la doctrina del libre comercio fue vista en los EU como dañina para los intereses nacionales hasta tanto no fuera construido lo que fue llamado el "poder productivo", un término cercano a lo que hoy llamamos competitividad. En consecuencia, el eslogan de los EU, fue "hacer lo que hicieron los ingleses, pero no hacer lo que Inglaterra nos dice que hagamos". Sin embargo, "(.) El libre comercio es el ideal, y los EU proclamarán sus verdaderos principios cosmopolitas, cuando el momento esté maduro, cuando EU tenga unos 100 millones de habitantes y los océanos estén cubiertos con sus barcos, cuando la industria norteamericana obtenga su más grande perfección y NY sea el emporio comercial más grande y Filadelfia la más grande ciudad industrial del mundo, y cuando nadie pueda resistir las estrellas norteamericanas, entonces los hijos de nuestros hijos proclamarán la libertad de comercio a través del mundo, por mar y tierra" (F. List, citado por Dorfman, J, 1947, The economic Mind in American Civilisation, Vol 1, Harrap, London). Y no fue hasta después de la segunda guerra mundial que EU, con su supremacía industrial incuestionable, finalmente liberalizó su comercio y empezó a liderar la causa de libre comercio para que el resto del mundo abra su comercio, combinándola con una política interna que usa instrumentos proteccionistas menos "visibles", pero no por eso menos efectivos, como las restricciones "voluntarias" a las exportaciones, protección y subsidios a la agricultura, y sanciones unilaterales a través de impuestos antidumping, etc. La gran tragedia de Latinoamérica fue que esa guerra civil, invisible en muchos casos, sigue siendo ganada por los intereses del libre comercio que se impusieron sobre aquéllos de los industriales. Es decir triunfaron los intereses que el Sur había defendido. Sin embargo, lo que tenemos que "hacer, es lo que hicieron los norteamericanos, pero no hacer lo que EU nos dice que hagamos".