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COLUMNA DEL LECTOR

Excesos policiales

La labor del Escuadrón Móvil Antidisturbios de la Policía Nacional, como cuerpo de choque, tiene la función de mantener la seguridad en todos los rincones del país. Sin embargo, a veces abusan de su autoridad. Sobre el tema, Jorge Rodríguez escribió una carta al director general de la institución. SEMANA.COM reproduce apartes de la misiva.

Jorge Armando Rodríguez
12 de febrero de 2006

"Esta es una carta que jamás pensé tener que escribir. Mi vida ha estado marcada por la buena relación con la Policía. En el año 1995 presté servicio obligatorio como auxiliar y el trabajo social desarrollado allí me motivó para convertirme en psicólogo. Al final de mi formación profesional tuve la oportunidad de trabajar en proyectos de capacitación para oficiales. (...) Muy a pesar de ir en contra de familiares y amigos, para mí la función de la policía es vital en la preservación del orden en nuestros campos y ciudades. Esta excelente imagen de los policías infortunadamente se ve opacada por las acciones de unos cuantos miembros que utilizan su fuerza para coartar la libertad de los ciudadanos. El pasado miércoles 7 de diciembre, acudí a una marcha programada por estudiantes, trabajadores y profesores de la Universidad Nacional con el fin de manifestar su inconformidad frente a las reformas propuestas en este claustro universitario. La jornada se esperaba iniciara a las 6 ó 7 de la noche y el objetivo era marchar desde la Universidad hasta la Plaza de Bolívar. En la portería de la calle 26 se encontraba un pequeño grupo de personas que entonaban canciones con ritmo navideño, pero que contenía arengas a favor de la asamblea. Pasadas las seis de la tarde arribé a este punto en compañía de unos amigos. Al llegar me sorprendió ver el operativo policial montado para "cuidar" la marcha, encabezado por 3-4 tanquetas y un nutrido paquete de patrulleros del Esmad (Escuadrón Móvil Antidisturbios). Al ritmo de tamboras, pitos y gaitas, los asistentes a la marcha trataban de calentar la fría noche.(...) La Secretaría de Gobierno había dado autorización de realizar la marcha sólo desde la Plaza de Toros hasta la Plaza de Bolívar. Enterados de esta noticia y viendo que cada vez menos personas se hacían presentes en el acto, decidimos con mis amigos tomarnos un café. Nos dirigimos a uno de los negocios próximos a la calle 26 en el costado norte a comprar algunas golosinas. (...) Mientras esto ocurría, los participantes de la marcha encendieron sus antorchas, velitas y faroles para dirigirse a la Plaza de Toros. De un momento a otro, una de las tanquetas lanzó varios chorros de agua y apagó antorchas, velitas y esperanzas de llevar a cabo una tranquila jornada de protesta. Las personas corrían y el caos se apoderó de la situación. Nosotros que acabábamos de salir del negocio nos vimos casi atropellados por una multitud de gente que corría para refugiarse del agua oficial y decidimos (...) pasar al separador de la calle 26. Estando allí esperábamos cruzar a la otra acera para alejarnos de la muchedumbre, pero un grupo agentes del Esmad se dirigió a nosotros de manera desafiante y uno de ellos gritó "¡y ustedes qué!". Confundidos, sólo atinamos a decirle "vamos a pasar", a lo que él replicó: "pues pasen rápido o los pasamos". Extrañados por su comportamiento, dimos la espalda y nos dispusimos a pasar en dirección contraria a donde él se encontraba, como el tránsito era tan grande no pudimos pasar rápido y el grupo del Esmad cruzó llegando al separador donde nos encontrábamos. El policía se paró frente a mí y me gritó "¡pase a ver, o qué quiere!". (...) Le indiqué que lo único que esperaba era poder alejarme de la manifestación sin ningún problema, y además que esa no era la forma adecuada de tratar a un ciudadano (...) sin mediar palabra este personaje me asió por el cuello de la chaqueta y me arrastró por la fuerza al extremo norte, donde esperaban otros policías. Exaltado, no dejaba de preocuparme la suerte de mis compañeros y veía cómo otro de los miembros de la Esmad intimidaba a una de mis acompañantes para que cruzara la calle. La muchacha estaba tan asustada que no podía caminar y le gritaba al policía que la dejase pasar al otro extremo, pero este se limitó a empujarla hacia los carros usando su escudo. Una vez ubicados en la acera norte, a merced de ellos, decidimos caminar en el sentido occidente-oriente buscando alejarnos del asedio policial. Cuando llegábamos a la carrera 37 apareció otra de las tanquetas y se dedicó a enviar sendos chorros de agua contra la gente que caminaba por la acera, obviamente de nuevo reinó el caos y debimos protegernos en las edificaciones cercanas. Continuamos caminando y pudimos pasar por el semáforo a la otra acera. Como una persona se había comprometido a recogernos cerca al puente peatonal, caminamos por la acera sur de la calle 26. Desde allí podíamos ver cómo dos de las tanquetas y un grupo del Esmad cerraron el paso a los marchantes y los acorralaron en un cerco que les permitió rociarlos de manera con más agua. De este lado de la acera se encontraba un capitán a quien me dirigí. Amablemente me atendió y me comentó que la operación estaba a cargo de un coronel. Asustado y muy herido (no por la zarandeada pero sí por la forma tan vil en que fui tratado), me subí al carro de nuestro amigo y me marché de allí. (...) me pregunté ¿cuál es la función de la policía en estos casos? En mi concepto es verificar que la gente tenga el derecho de manifestarse dentro de los límites de la ley. ¿Qué amenaza representa un grupo (no mayor a 200 personas armadas con velitas, faroles y antorchas) para la policía o la ciudadanía, que requiere la presencia de alrededor de 50 efectivos del Esmad tan armados? ¿Qué necesidad existe de agredir a un grupo de personas -entre las cuales se encontraban niños- con chorros de agua?, ¿Cuál es el objeto de arrastrar a un ciudadano por la fuerza a un sitio de concentración que se encuentra atacado por tanquetas? ¿Qué formación en buen trato reciben los miembros del Esmad? Respuestas pueden existir muchas, pero soluciones reales puede que no haya tantas. ¿Acaso la gran inversión en material de represión no le deja dinero a la Policía para programas de capacitación de su personal?, ¿o es que hemos vivido engañados por los slogans institucionales de "cambiamos para servir a la gente" y seguimos siendo una fuerza que obedece más al instinto que a la razón?. (...) Quizá juzgar la labor de toda una institución, por cuenta de la acción de un individuo, no se ajuste a la verdad, pero sería importante evaluar también la acción de los superiores que permiten este tipo de acciones. (...) Propongo que en vista de la crisis presupuestal y el déficit en la formación de patrulleros, me permitan ofrecer de manera gratuita a los hombres del ESMAD unas breves charlitas de buen trato a los civiles, manejo del estrés y de paso algunas lecciones de urbanidad. Esperaría contar con la presencia del oficial al mando, de los cuatro grupos participantes en la represión del miércoles y especialmente del policía que me agredió. Quizá los miembros de la policía consideren que debo diligenciar uno de los formatos dispuestos para reportar quejas contra funcionarios de la institución. De mil amores lo haría, pero resulta que no poseo los datos del querellado ya que en su uniforme tipo 'robocop' no se hace visible por ningún lado su apellido, grado, placa y demás datos. Agradezco su amable atención y espero que pueda dar una respuesta positiva a mi propuesta.