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Fajardo: mucho discurso social y poca gerencia

"Si el Alcalde de Medellín, Sergio Fajardo, no quiere producir enormes frustraciones entre los medellinenses, tal vez llegó la hora de jugarse el carisma a cambio de una gestión con resultados contundentes", escribe Javier Ramírez, lector de SEMANA.COM.

Javier Ramírez Echavarria*
1 de mayo de 2005

Si el Alcalde de Medellín Sergio Fajardo no quiere producir enormes frustraciones entre los medellinenses, tal vez llegó la hora de jugarse el carisma a cambio de una gestión con resultados contundentes. Más de un ex alcalde de Medellín debe envidiar la aceptación con la que cuenta Fajardo actualmente, a pesar de que el actual mandatario local no cumplió sus logros en el primer año de mandato popular. El grueso del respaldo popular que lo aupó al poder sigue vivo, y el descontento con la privatización de las Telecomunicaciones de las Empresas Públicas no alcanzó a producir una descolgada del Alcalde en las encuestas. Con tan escasa gestión todavía, ¿qué mantiene arriba la popularidad de Sergio Fajardo Valderrama? Es indudable que salvo el presidente Uribe, no hay otro político que goce del carisma del Alcalde Fajardo en el área metropolitana. Y este se la jugó toda en una operación de seducción y relaciones públicas con el fin de congraciarse con el grueso de la opinión y dejar sin piso a sus detractores. Con su estilo descomplicado (sin saco y sin corbata) y profesor de matemáticas, neutralizó eventuales ataques desde los medios, dejó sin 'sparring' a los sectores más agresivos de la oposición, le bajó el tono a un eventual enfrentamiento con los concejales y se congració con buena parte de ellos. Con sus frecuentes visitas a los barrios -la versión de Uribe de los consejos comunales-, logró construir la imagen de un hombre lejano a la pompa del poder y cercano a las alegrías y angustias diarias de la gente. Y, claro, esto es lo que es visible en el corto plazo y no los retrasos, la falta de coordinación y las debilidades en la gestión de la improvisación. Estos 15 meses de sus restantes dos años y medio puede encerrar entonces el riesgo de considerables dificultades para el Alcalde en el mediano plazo. El carisma y la presencia avasalladora de Sergio Fajardo a lo largo y ancho de la ciudad ocultan las debilidades de parte de su equipo de gobierno. Hay mucho alcalde y poco equipo de alcaldía. Hay mucho discurso social y poca gerencia capaz de convertirlo en realidad. En dos programas vitales para Sergio Fajardo, la lucha contra el hambre y las inversiones en las bibliotecas de los barrios, infaltable el proyecto Explora, las buenas intenciones no han estado acompañadas de una gestión eficaz. Luchar contra el hambre es un imperativo moral. No obstante, el programa comete los errores del viejo asistencialismo clientelista. No se puede abandonar a la gente a vivir con hambre. Pero el problema de fondo es el desempleo y la carencia de ingresos. Sin una estrategia audaz de generación de empleo no habrá ninguna red de restaurantes escolares capaz de resolver la tremenda injusticia del hambre. El estado de muchos colegios públicos es vergonzoso. Ahí la ciudad tiene un atraso que es necesario romper. Las grandes inversiones que propone Sergio Fajardo son necesarias, al igual que la construcción de más colegios. Sin embargo, el retraso que tuvo el cupo de endeudamiento, fuente de las inversiones en educación, abre el interrogante de si el actual equipo de la Secretaría de Educación tiene la experiencia gerencial para coordinar, con plazos tan ajustados, la licitación, compra de predios y obras de tan gran envergadura. Sin un enfoque de eficiencia empresarial, los resultados de las políticas sociales pueden ser decepcionantes. Por ejemplo, en un área que debería ser crucial para un gobierno nuevo, la vivienda, no existe una estrategia clara y, mientras tanto, las urbanizaciones privadas avanzan sin dar tregua. Sergio Fajardo ya aprendió el arte de legitimar su gobierno. Ahora debe aprender con su equipo el más difícil arte de transformar el discurso bien intencionado en resultados visibles y eficaces. Los tiempos de la administración son siempre cortos y a partir de ahora comienza la carrera del Alcalde contra el reloj. Si no quiere producir enormes frustraciones entre los Medellinenses, tal vez llegó la hora de jugarse el carisma a cambio de una gestión con resultados contundentes. * Sociólogo-Ambientalista. Estudios en: Urbanismo. Investigador Social. Docente Universitario. Coordinador Fundación Educativa HÁBITAT.