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columna del lector

La caída del imperio uribista

Martes 31. Fabio Parra, lector de SEMANA.COM, opina que los últimos descalabros políticos demuestran que el gran imperio construido alrededor de Uribe se está derrumbando.

Fabio Parra Beltrán
29 de mayo de 2005

A lo largo de la historia, las grandes potencias se han derrumbado desde adentro. Y Colombia, sin ser potencia, no puede ser la excepción.

La razón, básicamente, es que alrededor del presidente de corte derechista autoritario, quien ha sido el único en ganar en la primera vuelta electoral y que cuenta con los más altos índices de popularidad que haya obtenido mandatario alguno en sus mejores momentos, se ha erigido todo un imperio.

El gran Imperio de aduladores que ha edificado Álvaro Uribe se está derrumbando desde adentro, no porque haya hecho las cosas mal, pues las cifras de los estadistas indican el cumplimiento del Plan de Desarrollo.

Lo que acontece es que el vigente conjunto de altos funcionarios que lo acompañan no funciona. De ese equipo lúcido que inició este mandato con Martha Lucia Ramírez, Fernando Londoño Hoyos y Roberto Junguito Bonnet a la cabeza, se ha pasado a un grupo de empresarios y novatos, que están aprendiendo el arte de la política, y en ocasiones se desbocan y provocan las desbocadas de Uribe.

Del engranaje humano que trabajaba, trabajaba y producía resultados, se pasó a un equipo que trabaja, trabaja y trabaja, pero que no genera más que controversias por las peleas internas que suscitan entre ellos. Ya que sumado al hecho de no saber mucho de política de alto gobierno, tampoco saben actuar articulados y eslabonadamente y se pelean entre carteras, de lo cual la mejor muestra son las peloteras del Ministro del Interior con el Comisionado de Paz y el director del programa de reinserción.

Y por si eso no fuera suficiente, la bancada uribista se está disipando por falta de coordinación.

Se suma a éste jaque contra Uribe, el reencauche del ex presidente Gaviria, los pronunciamientos del ex presidente Pastrana, el alejamiento de importantes seguidores y colaboradores como Rafael Pardo, y la llegada de Juan Manuel Santos a coordinar la bancada de gobierno en el Congreso. Todo ello ha generado incertidumbre entre las bases electorales que no ven claridad en el destino que esta tomando Colombia. Y ven alejarse del norte marcado a este gobierno que muchos consideraban mesiánico que pretende extenderse por 4 años más.

El apoyo a la reelección ha descendido y las encuestas muestran un desacuerdo del 34 por ciento. Esto debe ser otra preocupación para Uribe, que ha demostrado en momentos de desesperación mover sus fichas en el ajedrez político sin medir todas las posibles consecuencias. Ya en el Congreso se empezó a legislar favoreciendo los intereses de la oposición para evitar debates contradictorios que le cuesten puntos a la imagen del presidente candidato.

Antes que dedicarse a preparar lo que será el segundo mandato del Presidente más popular que haya tenido Colombia desde que se crearon las encuestas para calificarlos, deberían sus subalternos preocuparse por cumplir con lo prometido en campaña.

Yo trabajé con Uribe, voté por Uribe, apoyo la gran mayoría de políticas del actual gobierno. Pero la forma como se está manejando la nomina de la nación es un cambio radical con relación a lo hecho en los primeros 15 meses de mandato.

Y la forma como se operan Ministerios tan importantes como el del Interior y la Justicia dejan mucho que desear y se alejan de lo que considero puede ser un buen modelo de administración del Estado.

Además creo que la forma como a diario desde los medios se presiona a los magistrados de la Corte Constitucional es un acto que sólo llevará a la deslegitimación de la máxima guardiana de la Constitución y a un fallo rodeado de una controversia sin precedentes sea cual sea la decisión de este ente judicial.

En la misma postura se que están muchos de los colombianos que se han alejado de este gobierno, no por que no muestre resultados, sino por la politiquería que ya se tomó al Palacio de Nariño y los Ministerios. Estimulando la caída de la popularidad del presidente y poniendo en peligro su reelección de llegar a tener concepto favorable en la Corte el Acto Legislativo 02 de 2004. Puesto que si no pasa la reelección y Uribe no endereza el rumbo dejando de lado los lagartos puesteros del Congreso, puede que estemos ante el temprano hundimiento del uribismo.

No olvidemos que en las elecciones del 26 de octubre de 2003, la gente no votó por los candidatos a gobernaciones y alcaldías que patrocinaba el presidente, lo que traduce que la población quiere a Uribe pero no a quienes le acompañan.

Así pues que los candidatos a remplazar al actual mandatario pueden seguir enlistando y cargando sus baterías en busca de la unificación electoral por que de continuar con la actual fórmula de gobernar, podemos estar presenciando la decadencia del gobierno de la mano firme y el corazón grande.