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La ciencia del Dalai Lama

Miércoles 02. Polémica en Estados Unidos por la futura participación del Dalai Lama en una conferencia científica. ¿Desaparecen los límites entre la ciencia y la religión? Por Sara Guevara.

Sara Guevara
12 de febrero de 2006

Los neurólogos ortodoxos de Estados Unidos están consternados por la invitación que recibió el Dalai Lama por parte de la Sociedad de Neurociencias, para que se una al grupo de científicos en su conferencia anual del próximo 12 de noviembre en Washington. Las protestas no se han hecho esperar y varios han anunciado su boicot a la importante reunión. La historia de la invitación se remonta a un artículo publicado en la Revista 'Proceedings' de la Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos. En el texto, científicos del Centro Waisman y del Departamento de Sicología de la de Universidad de Wisconsin, mostraron el resultado de los experimentos realizados en el Monasterio de Schechen en Katmandú. Los monjes budistas registran oscilaciones de ondas gama de mayor magnitud y mayor sincronía cerebral durante su proceso de meditación. Eso quiere decir que el entrenamiento mental involucra diversos mecanismos que generan cambios neuronales a corto y a largo plazo. Entonces concluyeron que una mente entrenada produce lecturas cerebrales diferentes a las demás, y que es necesaria una investigación mucho más profunda y seria sobre los beneficios del entrenamiento mental. El Dalai Lama está invitado a compartir su conocimiento con los científicos. La invitación al líder religioso es mucho más importante de lo que a simple vista parece. Será la primera vez que la Sociedad de Neurociencias realice un "Diálogo entre la Neurociencia y la Sociedad". Richard Davidson, neurocientífico de la Universidad de Wisconsin es conciente de lo complicada que puede ser la mezcla de religión y ciencia. Sin embargo, a medida que la meditación en todas sus formas sea objeto de la curiosidad científica y ofrezca resultados reales, será inevitable reconocer que ciertas prácticas y procesos mentales tienen un efecto comprobado en la configuración neuronal. Los científicos en contra de que el líder religioso comparta el estrado, aunque existan las pruebas del estudio de por medio, argumentan que no aportará nada interesante o nuevo y que su aparición puede enviar un mensaje equivocado al público. Muchos han llegado a criticar a la Sociedad de Neurociencia por querer borrar la línea entre la ciencia y la religión y han amenazado con abstenerse de participar ante la presencia de un orador "no calificado" para la ocasión. Sin embargo, hay muchos otros que piensan lo contrario, y se preguntan si no valdrá la pena presentar una opción que plantee otro punto de vista completamente diferente, aunque haya un sector de la ciencia que cuestione y que inevitablemente se sienta preocupado. La controversia está servida como un abrebocas a la polémica reunión anual de neurocientíficos. El Centro Médico de la Universidad de Georgetown y la Escuela de Medicina de la Universidad Johns Hopkins reunirán esta semana a científicos y a médicos, también con el Dalai Lama y otras comunidades contemplativas en Washington, para conversar sobre la meditación y sus aplicaciones científicas y clínicas. Tema pendiente Desde 1935 se ha intentado relacionar el estado de meditación con la ciencia. En esa época, un célebre y posteriormente criticado cardiólogo francés, estableció mediante electrocardiogramas, que los yogis de la India podían rebajar el ritmo de sus pulsaciones casi a cero. En los años 60, luego de diez años de estudio, dos científicos japoneses determinaron que durante la meditación, los más experimentados monjes de zen lograban un increíble estado de alerta que les permitía ser concientes de todos los detalles que sucedían a su alrededor. Desde los 80 hasta nuestros días han aumentado los experimentos sobre los efectos de la meditación en el sistema cardiovascular, hormonal, metabólico, y psicológico entre otros, sin que se registren en todos los casos resultados consistentes. Por lo pronto la certeza en los hallazgos cerebrales con relación a los estados profundos de meditación abre una nueva ventana de la medicina hacia procesos mentales ampliamente desconocidos. Tiene ahora la neurociencia la obligación de explicarle al mundo en términos sencillos, en qué consiste el proceso y de qué forma podría evolucionar si los cerebros actualmente en desarrollo practican desde la infancia tales disciplinas. De pronto, es la clave para hacer del mundo un lugar mejor.