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columna del lector

La cuerda se rompe por lo mas débil

Lunes 14. El caso de Foncolpuertos demuestra una vez más la inmunidad de la que gozan los altos funcionarios del Estado y la poca importancia que éstos le dan a los recursos nacionales, escribe Iván Grillo, lector de SEMANA.COM.

Iván Grillo
14 de febrero de 2005

Comentaba recientemente un editorialista en el diario El Tiempo: "el descalabro de Foncolpuertos es prueba contundente de la ineficiencia y la negligencia con que el Estado defiende sus intereses y los de sus gobernados"

Esto nos da base para pensar que los funcionarios que debieron tomar las medidas pertinentes para evitarle este descomunal y catastrófico desfalco al Estado son unos irresponsables, no solamente ineficientes y negligentes, son ni mas ni menos que los actores intelectuales del desastre, que han quedado en la mas absoluta impunidad.

Como la cuerda se rompe por lo mas débil, todo el peso de la culpa se a señalado en cabeza de los: trabajadores, abogados, jueces, magistrados, sindicalistas, olvidando maliciosamente a los altos funcionarios del Estado que se lucraron tanto o mas que todos los anteriores y que hoy disfrutan alegremente sin siquiera ser señalados como copartícipes del desfalco, por acción o por omisión, sin preocupación por responder ética y materialmente. Contra ellos no se sigue proceso alguno.

Cuando hablo de los altos funcionarios del Estado, hay que involucrar desde el presidente de la república, sus ministros, el contralor, el procurador, el fiscal, y el congreso, que la vio pasar sin darle ninguna importancia. Es oportuno señalar que todos los anteriores dirigentes fueron en su momento advertidos de lo que podía suceder, sin que tomaran las acciones y los correctivos del caso.

Solo se vino a tener conciencia de lo ocurrido cuando gran parte del daño estaba hecho. Y es el caso curioso, de que así como en su momento se violaron leyes, procedimientos etc., para contener la avalancha de demandas, (fueron como unos tsunamis) y el desagüe del tesoro publico, se han violado toda clase de normas establecidas con el fin de evitar un daño mayor. El fin justifica los medios.

El editorialista concluye: "¿por qué será que todo lo que hace o deja de hacer el Estado resulta tan ruinoso?"

La respuesta es bien sencilla pero no menos elocuente: porque son personas (funcionarios públicos) irresponsables, por que gozan de un fuero que les garantiza la impunidad total. Nunca lo ha habido, ni quizás lo haya nunca, el juicio histórico sobre la gestión publica. Por que el dinero del Estado es un bien mostrenco, a nadie en particular le duele, del que todo funcionario corrupto ha puesto los ojos a ver como obtiene el mayor beneficio con el menor esfuerzo y de la manera mas rápida posible.

Es bueno, conveniente y necesario que algún día se escriba un documento (un libro) en el que quedara la verdad objetiva de lo ocurrido, que contara la historia de la Empresa Puertos de Colombia, empresa que nació con tres sindicatos de base, que fue el reflejo de lo que es el país, lleno de intrigas, de contratistas inescrupulosos, de un manejo político antes que de uno administrativo por parte de sus directores, que en fin, dejara en claro y a la luz publica el estruendoso y bien calificado desastre publico como bien lo califica el editorialista: "el mayor monumento a la corrupción en la historia reciente del país".