Home

Noticias

Artículo

Análisis

Llevando a cuestas la cruz de la soberanía nacional

A las vísperas de la votación sobre la propuesta de un nuevo Estatuto Político o de Autonomía para el país Vasco, el analista Roberto Sancho Larrañaga analiza la situación actual y hace un paralelo con la crisis con Venezuela.

Roberto Sancho Larrañaga*
30 de enero de 2005

Este artículo pretende reflexionar sobre la coyuntura política actual en Colombia (crisis diplomática con Venezuela) y en España (Plan de "convivencia" o "soberanista", según quién lo cite, presentado por un departamento -Comunidad Autónoma en España- y que busca cambiar las reglas de juego frente a quién ejerce la soberanía en el País Vasco o Euskadi).

Para contextualizar a los lectores, el País Vasco es un departamento del norte de la Península Ibérica, que históricamente ha demandado su independencia con respecto al poder político central de Madrid. En este conflicto histórico, se inscribe la organización armada ETA, que intenta desde su fundación el 31 de Julio de 1959 (día de San Ignacio de Loyola, y por favor lectores retengan este dato para posteriores comentarios) conseguir la independencia del territorio utilizando la vía armada. Desde la llegada de la democracia y la Constitución de1978 y las elecciones autonómicas, ha estado en el gobierno autonómico o departamental, el Partido Nacionalista Vasco (PNV); creado a finales del siglo XIX y que sobrevivió a la represión de la dictadura militar de Franco (1939-1975). Aunque la relación entre el gobierno central y el autonómico siempre ha estado marcado por las diferencias y las negociaciones, la situación cambió el 27 de septiembre del 2002 cuando el actual gobernador o "lehendakari", Juan José Ibarretxe lanzó la propuesta de un nuevo Estatuto Político o de Autonomía para la región. Esta propuesta se convirtió en realidad hace unos días cuando fue respaldada en el parlamento vasco -departamental- por 39 escaños de los 74 que componen la cámara. El apoyo fue por los partidos del gobierno, un tripartito conformado por dos partidos nacionalistas conservadores -PNV y EA- y un partido de izquierdas -IU; a estos partidos se les unió Socialista Abertzaleak (SA), antigua Batasuna, brazo político de ETA e ilegalizada por el juez Baltasar Garzón. Con el apoyo de SA, el lehendakari rompió una de sus promesas de sacar el Plan adelante en el parlamento vasco sin recurrir a los votos de aquellos que no denuncian la violencia terrorista de ETA. Este próximo martes día 1 de Febrero el Plan será debatido y con toda seguridad rechazado en el parlamento español en Madrid. ¿Qué sucederá luego? El presidente del PNV, Josu Jon Imaz, advirtió que el Plan será llevado a un referéndum y es previsible un adelanto de las elecciones autonómicas. ¿Qué sucedería si el plan es rechazado en el parlamento español y aprobado-votado por la población vasca?

¿Qué paralelismo existe entre lo que está sucediendo en España y la crisis diplomática entre Colombia y España? Llevó semanas escuchando y leyendo en España y Colombia la palabra "soberanía": Venezuela dice que se ha violado su soberanía nacional, Colombia dice defender su derecho a atacar a los que ponen en peligro el estado y su soberanía. El gobierno del País Vasco dice que ellos son una nación y que tienen derecho a decidir su futuro; y el gobierno español dice que el País Vasco pertenece a España y que se está poniendo en peligro la soberanía nacional. En este Plan, también llamado "Estatuto Político de la Comunidad de Euskadi" o "Nuevo pacto político para la convivencia" plantea que Euskadi -País Vasco- se asocie "libremente al Estado Español" y "comparta la soberanía". Partiendo esta afirmación del hecho de que hasta ahora han sido obligados a estar en España. Pero es curioso el lenguaje utilizado en las declaraciones de los gobiernos y, en especial, de este Plan: "Pueblo vasco", "autodeterminación", "Diáspora vasca",... un lenguaje que más que político está cercano al orden moral. Y es que no hay que olvidar que tanto el PNV, como en ciertos momentos ETA han estado influidos por la iglesia vasca o viceversa.

Es curioso ver como la cuestión nacional, los debates políticos o diplomáticos que son permeados por el argumento de la soberanía nacional, se convierten en una cuestión sentimental, de patriotismo, de fe en la patria y en sus gobernantes-sacerdotes. Y es que después del peso de la fe en la Edad Media y con la cabeza del rey cortada en Francia, aparecieron a finales del siglo XVIII dos nuevas "religiones": el progreso en el ámbito económico y el nacionalismo en el político. Este último desplaza, poco a poco, al cristianismo como base de los mitos colectivos, de la moralidad y de la estética. La nación se convierte en la base de la organización de las sociedades humanas, y ésta es un mito, pero como mostró Durkheim, los mitos no son falsas creencias sino creencias en algo que cumplen una serie de funciones sociales. Por tanto, las naciones no nacen sino que se crean, o mejor se inventan. La nación cumple una función simbólica pero con un claro carácter político: legitima y consolida un Estado o demanda la creación de un Estado antes inexistente. La nación se convierte en esa forma de legitimación de esa nueva forma de estado que surge en el siglo XIX que conocemos como Estado-nación o Estado moderno. El nacionalismo, esa "nueva religión" que tiene como dios a la nación, asume todas las características del cristianismo o de las religiones tradicionales: la idea del pueblo elegido, perseguido en algunos casos; la importancia de un pasado cuasi bíblico, el mesianismo de los defensores-políticos de la causa nacional,...

Juan Francisco Martín Seco en un artículo reciente afirmaba que: "los nacionalismos nunca han hecho bien a los pueblos, sino a los dueños de las naciones". Y eso parece que está sucediendo en España, Venezuela y Colombia. Chávez tiene un país dividido que se puede "unir" frente a un enemigo común; a Uribe este problema diplomático hace que se siga manteniendo su imagen de líder, ya no sólo nacional sino ya en el plano regional y colateralmente le suma votos para su reelección porque el sentimiento anti-Venezuela más el antichavismo es muy rentable electoralmente. En España, el actual lehendakari o gobernador de Euskadi, se asegura la reelección; el Partido Popular, partido conservador saca el discurso nacional e incrementa su apoyo y mejora su imagen después de los atentados de Madrid; y el gobierno socialista consigue que todo el mundo discuta si el País Vasco es o no una nación, y que toda la población se una a ellos en su lucha contra el gobierno vasco Todos ganan. Pero hay una ley que dice que no siempre todos ganan, hay ocasiones -la mayoría- donde unos ganan a costa de otros. Si los que ganan son los gobernantes, ¿quiénes pierden? Para responder utilizaremos una reflexión que el sociólogo Pierre Bourdieu utiliza para los medios de comunicación, cuando afirma que "ocultan mostrando". Quién se acuerda en Venezuela o Colombia estos días de la crisis económica, del paro, del cierre de hospitales, la falta de servicios públicos,... Quién piensa hoy en día en el País Vasco o en España, en la precariedad del trabajo, los contratos semanales o basura, el recorte de la asistencia pública, la situación de los inmigrantes, la degradación de la educación pública. Pareciese que se confirma otra vez, eso de que al pueblo, circo y fútbol. Por cierto, en estos días se está jugando el sudamericano sub-20 y el Madrid sigue en crisis; y el circo nos lo muestran todos los días en los noticieros.

* Docente-Investigador de la Facultad de Comunicación Social de la Universidad Autónoma de Bucaramanga. Autor del libro, Guerrilla y terrorismo en Colombia y España: ELN y ETA, Editorial UNAB, Bucaramanga, 2003. Licenciado en Filosofía y Letras, Universidad de Zaragoza (España), Magister en Historia por la Universidad Industrial de Santander (Colombia) y Phd D. (C.) en Historia por la Universidad de Zaragoza.