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columna del lector

Los neocons se salieron con la suya

Rodrigo Jaramillo, lector de SEMANA.COM, explica por qué el giro hacia la derecha del "mundo" no debe sorprendernos.

Rodrigo Jaramillo V.
6 de febrero de 2005

La invasión a Irak con todos sus mentirosos argumentos fue un objetivo ideológico de Bush, alentado por los llamados neoconservadores, un grupo de judíos de origen trotskista, quienes visualizan la potencial estabilidad del Estado de Israel mediante la democratización de los estados del despotismo islámico, que ahora, sin que le quepa duda a nadie, ha empezado a materializarse.

La respuesta de los pueblos de Irak y Afganistán a la convocatoria a las urnas ha sido acogida por las mayorías. Y para quienes siguen lo que descubrieron los norteamericanos de Filadelfia con las enmiendas posteriores las mayorías simbolizan la decisión democrática.

Dos minorías iraquíes brutalmente reprimidas después de la retirada del imperio inglés de la zona y cuya exterminación, incluso, intentó la dictadura de Sadam Hussein, que en su momento apoyaron tanto los Estados Unidos como la antigua URRSS, como son los Kurdos y los Chiitas. , dieron la mayoría de votos a los comicios del domingo. Los perdedores sunitas de origen árabe, y no los sunitas de origen kurdo, se abstuvieron parcialmente.

Los ideólogos neoconservadores se apuntan así un éxito a costa de muchos muertos de una multimillonaria inversión de dineros públicos de los Estados Unidos, cuyo déficit ahora pagarán todos los pueblos del mundo tenedores de dólares. Pero su éxito es un hecho. Los otros déspotas del medio Oriente deben estarse muriendo del susto, luego de las elecciones de Irak, de la impresionante votación palestina y de las pasadas elecciones de Afganistán.

El ex candidato presidencial norteamericano Howard Dean y ahora aspirante a la jefatura del Partido Demócrata criticaba a Bush por no haber orientado la guerra hacia el origen mismo del extremismo islámico, o sea hacia los wahabistas de Arabia Saudita.

La seguridad energética del imperio lo impedía, pero en la medida en que se reactive la producción de Irak, no hay duda que los neoconservadores presionarán mas y más por ir tumbando reyes y jeques el Medio Oriente. Ya esta semana se hablaba de la venta de Al Jazeera, la cadena de televisión que tanto ha ayudado al extremismo islámico.

La poderosa insurgencia de Irak no se entiende sin la colaboración de la secta wahabista y de sus inspiradores y financiadores los reyes de Arabia Saudita, sus príncipes y jeques, ulemas y santones. Esta forma de fascismo islámico que ha sido exportada oficialmente por el Estado Saudita, se ha vuelto contra sus propagandistas. Pero su derrota total demorará mucho tiempo, porque ahora se exporta con éxito a los Balcanes, a Inglaterra, a Francia y España, o donde haya minorías islámicas como en Maicao, Colombia, la Argentina de Menem, o la triple esquina de Uruguay, Paraguay y Brasil.

La estrategia neoconservadora es no solo norteamericana sino también judía y lo más curioso es que, en la medida en que los gobiernos árabes se legitimen ante sus pueblos mediante la democracia, se va a deslegitimar cada vez mas el fascismo que ejerce el estado de Israel frente a los palestinos. Israel se ha comportado como un régimen racista, que no respeta lo que tanto aman los judíos en todo el mundo como es la propiedad privada de los palestinos, y mucho menos respeta el derecho a la vida y los derechos fundamentales adicionales del pueblo no judío de la llamada tierra santa.

Si los neoconservadores quieren estabilidad de Israel en el Medio Oriente, que de una vez añadan a su ideario la democratización integral de toda la Palestina tanto para judíos como para no judíos. Pero durante mucho tiempo la democracia de la tierra palestina tendrá una minoría con todos los derechos, hasta con el derecho del ojo por ojo y el diente por diente, y una mayoría en el exilio, en la cárcel o reprimida brutalmente por un ejercito ocupante.

El ideario neoconservador no se hizo, obviamente, con fines totalmente

democráticos.