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No evitaremos la guerra

El Secretario de Estado de Estados Unidos Colin Powell, escribe sobre la firme decisión del Gobierno Bush frente a la guerra con Irak.

Colin L. Powell*
1 de marzo de 2003

En su Mensaje sobre el Estado de la Unión, el presidente Bush advirtió que "el peligro más grave que enfrentan Estados Unidos de América y el mundo son los regímenes al margen de la ley que buscan y poseen armas nucleares, químicas y biológicas". Primera prueba: el Irak de Saddam Hussein. Como lo dijo el Presidente, sólo tenemos que fijarnos en cómo Saddam ha aterrorizado, oprimido y asesinado a su propio pueblo para comprender sus métodos. Y, lo que es tal vez lo más crítico, el Presidente confirmó que Irak mantiene canales abiertos y vínculos con organizaciones terroristas, incluyendo a al-Qaeda. En noviembre, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas aprobó por unanimidad la Resolución 1441, dándole a Irak una última oportunidad de desarmarse pacíficamente o "enfrentar graves consecuencias". Sin embargo, en lugar de desarmarse, Irak ha respondido a la Resolución 1441 con reclamos, declaraciones y gestos frívolos. Hace apenas una semana, el jefe de inspectores de las Naciones Unidas, Hans Blix, le dijo al Consejo de Seguridad que "Irak no parece haber aceptado verdaderamente, ni siquiera hoy, el desarme que se le exigió". En realidad, el régimen iraquí ha hecho grandes esfuerzos para ocultar sus armas de destrucción masiva. Ha retirado material de sitios que sabía era probable que fueran inspeccionados. El régimen mantiene también un programa activo de dar instrucciones a los científicos antes de que hablen con los inspectores, y sólo permite entrevistas bajo la vigilancia de sus guardianes. Para colmo, se han encontrado en residencias particulares miles de páginas de documentos secretos relacionados con armas.

La Resolución 1441 estableció dos pruebas claves: una divulgación total y precisa del armamento iraquí y el requisito de cooperar con los inspectores de manera inmediata, incondicional y activa. Irak ha fallado en ambas pruebas. La declaración iraquí de sus inventarios de armas es incompleta e inexacta y no brinda suficiente información sobre la eliminación de sus armas de destrucción masiva. No sorprende que los inspectores de las Naciones Unidas la hayan considerado deplorablemente deficiente. En su informe al Consejo de Seguridad, el señor Blix anotó que Irak no ha rendido cuentas sobre su producción del mortífero agente neurotóxico VX, de unas 6.500 bombas químicas, y de alrededor de 1.000 toneladas métricas de agentes químicos. Irak también había adquirido anteriormente los materiales para elaborar mucho más ántrax que los que declaró.

En sus inspecciones, el equipo del señor Blix descubrió bastantes ojivas químicas que Irak no había declarado anteriormente. Irak también sigue adquiriendo equipos prohibidos e importaciones prohibidas llegaron hasta el mes pasado. Los inspectores informaron también que Irak actúa para entorpecer severamente su labor. Por ejemplo, Irak ha rechazado la solicitud de los inspectores para usar un avión de reconocimiento U-2, instrumento esencial para las inspecciones. Los inspectores van a todas partes acompañados de guardianes iraquíes; los funcionarios iraquíes los desacreditan, llamándolos espías; enfrentan hostigamiento y molestias que probablemente no ocurrirían sin el estímulo de la autoridades.

El miércoles, le presentaré al Consejo de Seguridad datos de inteligencia estadounidense que son pruebas adicionales del patrón de engaños de Irak. Nuestras pruebas reforzarán lo que los inspectores le dijeron al Consejo de Seguridad la semana pasada: que no reciben la cooperación que necesitan, que se obstruyen sus solicitudes y que sus preguntas siguen sin respuesta. Si bien no habrá ninguna prueba concluyente, ofreceremos pruebas concernientes a los programas de armas que Irak se afana por ocultar.

En suma, ofreceremos una demostración franca, sobria y precisa de que Saddam oculta las pruebas de sus armas de destrucción masiva, mientras mantiene las armas.

El mundo debe reconocer ahora que Irak no ha cumplido con la voluntad de la comunidad internacional expresada en la Resolución 1441. Irak ha fallado las dos pruebas de la Resolución: revelar y cooperar, de tal manera que constituye otra importante violación de la Resolución.

En respuesta, Estados Unidos comenzará una nueva ronda de consultas completas y abiertas con nuestros aliados sobre los próximos pasos. Mucho se ha dicho de la fricción entre Estados Unidos y algunos de sus socios tradicionales sobre cómo proceder con Irak. Trabajaremos para salvar nuestras diferencias, con base en la solidez de nuestros valores comunes y nuestra larga historia de acciones conjuntas para enfrentar retos comunes. Los frutos de nuestra asociación son evidentes en todo el mundo, desde Europa Occidental hasta Japón, Corea, Bosnia y Afganistán.

Unidos debemos encarar los hechos que pusieron ante nosotros los inspectores de las Naciones Unidas y las fuentes de inteligencia respetables. Irak continúa escondiendo armas mortíferas y sus componentes, así como usando negativas, engaños y subterfugios para conservarlas. Irak tiene vínculos con grupos terroristas y los ha apoyado. Irak no ha tenido escrúpulos en usar armas de destrucción masiva contra su pueblo y sus vecinos.

El mensaje del presidente Bush ha sido claro desde el principio. El 12 de septiembre, en las Naciones Unidas, el Presidente estableció, elocuente y persuasivamente, la posición estadounidense: es posible una salida pacífica de esta situación si Irak coopera con las Naciones Unidas y se desarma.

Infortunadamente, Saddam parece dirigir su nación por otro camino. Estados Unidos busca el desarme pacífico de Irak. Pero no evitaremos la guerra si es la única manera de librar a Irak de sus armas de destrucción masiva.

*Secretario de Estado de Estados Unidos