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columna del lector

Protocolos sin dientes

Miércoles 14. Declarar o no la existencia del conflicto no aportará un ápice a la solución final del drama de la guerra en Colombia, opina Augusto Ramírez, lector de SEMANA.COM.

Augusto Ramírez R.
11 de septiembre de 2005

El tradicional conflicto armado en Colombia ha sido objeto de los más variados análisis por parte de expertos, menos expertos, neófitos en el tema y por supuesto, de sabios internacionales. Cada uno de los analistas, dependiendo de la tendencia ideológica y la calentura política del momento, definen lo que está pasando y pontifican sobre el porqué no se logra la paz.

Lo que creo es que faltan propuestas concretas que estimulen y obliguen a los grupos armados y, por que no, también al gobierno a dar pasos firmes y sin reversa hacia el des escalamiento del conflicto.

Hoy es tema obligado la declaración del Presidente Uribe abriendo la posibilidad de declarar que existe un conflicto armado en Colombia. Pero ¿cuál es el beneficio de que se acepte la existencia del conflicto? Pues que los actores armados quedan automáticamente obligados a cumplir con los protocolos de Ginebra. Ahora yo me hago las siguientes reflexiones:

¿Será que al oficializarse la declaratoria de conflicto interno, las FARC y el ELN suspenderán inmediatamente el secuestro y liberarán incondicionalmente a todos los civiles secuestrados?

¿Será que las FARC suspenderán inmediatamente la destrucción de poblados y los atentados con explosivos donde existe población civil?

¿Será que las FARC y el ELN ordenarán el desminado inmediato de sus áreas de influencia o reportarán el sitio donde dichos campos existen?

Si los actores del conflicto no respetan las normas del protocolo ¿Qué pasa? ¿Saldrán resoluciones pidiendo que cumplan so pena de seguirlos llamando bandidos?

¿Tiene sentido que la declaratoria de existencia de un conflicto interno dependa del capricho del presidente de turno?

Definitivamente quienes hemos tenido que vivir esta guerra por tantos años tenemos motivos de sobra para entender que declarar o no la existencia del conflicto no aportará un ápice a la solución final del drama. El protocolo no tiene dientes y yo se los pondría así:

- La declaratoria de conflicto interno debe hacerla un ente internacional, independiente, previo reporte y recomendación de una comisión de expertos que esté en el país, de tiempo completo, por un período no menor a 1 año. El gobierno no debe tener participación alguna en la decisión como tal.

- Una vez declarado el conflicto, debe permanecer en el país una comisión de vigilancia del cumplimiento de los compromisos.

- Cualquier incumplimiento debe ser sancionado y de ser continuo o repetitivo deben existir mecanismos de presión para controlarlos, incluyendo acciones internacionales de tipo económico o militar, en plazos bien definidos y concretos.

La única manera de que no sigan existiendo, ni en Colombia ni en ninguna parte del mundo más Bojayás, Calotos, Chinitas, Mapiripanes o Machucas es que se acaben los discursitos y las resoluciones inocuas y más bien se le pongan dientes a los protocolos.