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Teoría vs. práctica

Miércoles 11. ¿Para qué sirve la OEA hoy?, ¿para qué hubiera podido servir? Andrés Téllez, experto en derecho internacional, responde las preguntas.

Andrés Téllez Núñez*
9 de mayo de 2005

La reciente elección del nuevo Secretario General de la OEA es el escenario propicio para preguntarse ¿para qué sirve la OEA hoy?

Respuesta: para que los mal llamados diplomáticos latinoamericanos disfruten de unas deliciosas vacaciones (o años sabáticos) en Washington. Para que discutan arduamente sobre qué hacer con la democracia y cómo promoverla. Para que midan fuerzas con la fuerza política que hace que la OEA sea la institución asimétrica por excelencia. Para que sea refugio de caudillos políticos fracasados en sus repúblicas latinoamericanas de origen. Para que ex-presidentes sigan diciendo "que hacen" dizque con reformas y "novedades".

Y mientras tanto, las repúblicas latinoamericanas desde México hasta Argentina presentan lo siguiente: México, narcotráfico e inmigración ilegal a Estados Unidos; Centroamérica, índices de pobreza alarmante (Nicaragua es uno de los países más pobres del mundo); Colombia, violencia y narcotráfico; Venezuela, caudillismo izquierdista sin control; Perú y Ecuador, descuadernamiento político; Brasil, política de "mogolla mañanera"; Argentina y Paraguay, pagando los errores del pasado y Chile, algo próspero, claro con nuevo "Secretario General".

Y los diplomáticos latinoamericanos tomando jugo de mandarina en el Hotel Hilton de Washington. Se me olvidaba, y burocracia rampante. Hay funcionarios para todo, disfrutando de la vista del Obelisco.

Esa es la cruda realidad. Pero, ¿para qué hubiera podido servir la OEA?

La historia sería otra si la ley internacional fuera efectiva -que no lo es en lo más mínimo- y si se hubieran concretado lo objetivos de Alberto Lleras Camargo de tener una organización hemisférica.

Me refiero a la Carta misma de la Organización de Estados Americanos y al Tratado InterAmericano de Asistencia Recíproca "TIAR". Si el abogado internacionalista analiza con cuidado sus disposiciones podrá concluir, claro, luego de interpretación sistemática rigurosa, que un país como Colombia, si la OEA fuere efectiva en el campo de las leyes internacionales, hubiera podido ser asistido militarmente por la OEA -que no sólo por los Estados Unidos- para solucionar el problema de violencia interno y terrorismo ya internacional que la agobia.

Y es que partiendo del principio de no intervención tan analizado en el caso de Nicaragua ante la Corte Internacional de Justicia, y siendo sabedores de que el límite de este principio de no intervención se encuentra cuando el Estado que podría ser intervenido pide (solicita) la intervención, si se analiza el Artículo 29 de la Carta de la Organización de Estados Americanos, en conjunto con las varias disposiciones del TIAR, uno puede concluir que al estar la paz de América "en peligro", en aplicación de los principios colectivos de defensa, ciertas medidas pueden tomarse (no es necesario probar cómo los terroristas afectan la seguridad continental y quizás de los únicos terroristas de los que podamos hablar en el Hemisferio Occidental sea el grupo armado ilegal colombiano), o sea intervención militar multinacional.

Pero ¿cuál es la realidad geopolítica? Tenemos a los Estados Unidos. Mientras estén ahí defendiendo legítimamente sus intereses de seguridad nacional, la OEA se recostará cómodamente en la acción estadounidense y eso sí, seguirá siendo escenario lindo de tertulias sobre la democracia, y delicioso refugio turístico para los que dizque diplomáticos latinoamericanos.

* Abogado (U. Javeriana); LL.M. (Georgetown). Profesor de Derecho Internacional Universidad Javeriana