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"Uribe, militares: firmes".

Viernes 9, 7:00 horas. Fue la consigna de cientos de manifestantes que salieron a las calles de Medellín a protestar por el asesinato de Gaviria, Echeverri y ocho soldados.

5 de mayo de 2003

En la marcha, los ciudadanos motivaron al gobierno para que siga al frente de la lucha contra la guerra y el secuestro. "Al presidente hay que seguir apoyándolo, porque esta guerrilla hay que derrotarla", afirmó una de las participantes que hacía parte de la multitud que agitaba pañuelos blancos y seguía al carro fúnebre que conducía el cuerpo del gobernador de Antioquia hacia la Basílica Metropolitana de la capital antioqueña. Como un acto simbólico, los manifestantes llevaban un gran corazón rojo acompañado por rosas del mismo color, con el cual expresaban su tristeza por la pérdida. Además había un hombre vestido con los colores de la bandera de Colombia (amarillo, azul y rojo) y una mujer con los de la bandera de Antioquia (blanco y verde) que llevaban un cartel que decía, "mataron a los caminantes pero no al camino". Lo anterior hacía referencia a que Guillermo Gaviria y Gilberto Echeverri fueron secuestrados por las Farc en abril de 2002, cuando encabezaban una marcha por la Noviolencia en una zona rural cerca de Medellín. El adiós El Arzobispo de Medellín, monseñor Alberto Giraldo, ofició una ceremonia con la que se dieron por terminadas las obras fúnebres para darle el último adiós al gobernador. Al término de ésta, Yolanda Pinto, su esposa, dirigió unas palabras a la concurrencia. Hasta la Catedral de Medellín, donde se llevó a cabo el oficio, llegaron el vicepresidente, Francisco Santos; la primera dama, Lina Moreno; el ministro del interior, Fernando Londoño; el comandante del Ejército, general Carlos Alberto Ospina y figuras políticas como el ex presidente Julio César Turbay. El presidente Uribe y otros altos mandos militares estuvieron ausentes. Continúan las recriminaciones Al referirse al rescate, los familiares de Gaviria reiteran que el gobierno no le consultó sobre el rescate y que siempre se habían negado a él porque temían por un desenlace fatal, como evidentemente sucedió. Pese a ello, el vicepresidente Francisco Santos afirmó ayer que cada vez que se presente la oportunidad, el Ejército y el Gobierno harán todo lo posible por liberar a cada ciudadano que se encuentre en poder de los grupos armados y de la delincuencia común.