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columna del lector

Uribe y el sexo

Ximena Gutiérrez cree que el Presidente no debe preocuparse por que los adolescentes aplacen el "gustico" del sexo, sino porque sepan cómo evitar embarazos y enfermedades.

Ximena Gutiérrez (*)
13 de marzo de 2005

De un momento a otro, el Presidente Álvaro Uribe pasó de diseñar estrategias para la 'Seguridad Democrática' a presentar propuestas de 'Sexualidad Autocrítica'.

Resulta que el pasado 22 de febrero, en un encuentro con pastores de la Fraternidad Ministerial Cristiana de Bogotá, el primer mandatario invitó a los jóvenes de Colombia para que -con mano firme- aplacen sus relaciones sexuales hasta después del matrimonio. Según él, ese "gustico" es sólo para la familia". Creo que al nuevo "pastor" le faltó sensatez para ir más allá del asunto: No se trata de abstenerse para el recreo sino de evitar procrear. Me explico:

Desde el siglo pasado, el ser humano entendió que las relaciones sexuales no necesariamente deben terminar en embarazo. Sin embargo, todavía a estas alturas hombres y mujeres siguen procreando sin ningún control. Algo que podría obedecer tanto al desconocimiento de los métodos, como a la responsabilidad del Estado para darlos a conocer, a través de un programa serio y fundamentado de Educación Sexual. Así, hombres y mujeres, tendrían más conciencia de su responsabilidad frente a lo que implica traer hijos al mundo. Como dice el escritor Fernando Vallejo: Madrecitas de Colombia, ¡dejen de parir que somos muchos!

Por eso me preocupa que el hombre, a quien el 70% de los colombianos sigue a ciegas, ande con el cuento de criticar el "gustico" y hacer propuestas puritanas de abstinencia a los muchachos (¿se abstendrá su hijo Tomás Uribe, ahora de novio con la modelo que comenta la 'Isla de los Famosos' en el noticiero?).

Más bien debería asumir la grandeza de su papel para liderar, desde la Protección Social, una gran campaña de Orientación Sexual entre adolescentes y jóvenes adultos. Una campaña que forme en el respeto a la pareja, que les inculque a los niños desde la primaria la diferencia en la igualdad de sexos, para que los unos no se crean superiores a las otras sólo porque pueden erigir una parte de su cuerpo. De esa formación se deriva que hacia el futuro el país cuente con hombres y mujeres más tolerantes y menos agresivos. Respetuosos en la calle y comprensivos en la cama. Responsables de sus hijos, porque, según Profamilia, de 10 niños que nacen en Colombia, siete son indeseados.

Me parece que así también podríamos romper el círculo infernal de los menores abandonados y los padres que no los reconocen, porque -¡quién lo creyera!- en el país de los 30.000 asesinatos al año, el primer delito no es el homicidio, sino la inasistencia alimentaria. Por algo aquí es común encontrar al monstruo que mande matar la esposa y los hijos con la esperanza de no ayudarles. De eso no habló no habló Uribe en su sermón de sexo.

Punto Final: Lo dijo el Contralor Jorge Portocarrero: "El MIO no le debe temer al gas". La sensatez de este funcionario y sus juiciosos análisis, deberían servir para investigar a los concejales que, fletados por los interesados en la operación del MIO, se fueron para Bogotá y vinieron con el cuento de que el sistema no se puede operar con gas natural. ¡Uy Gas!

(*) ex edil, comuna 5 de Cali, becaria del NDI Washington D.C.