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columna del lector

Ya era hora

María Ximena Cárdenas, lectora de SEMANA.COM, explica por qué a diferencia de otros 'realities', 'El aprendiz' sí logra enseñar y crear buenos ciudadanos.

María Ximena Cárdenas
10 de julio de 2005

En una época en la que la televisión nacional y regional se han contagiado de la tendencia global de los "realities" que han desplazado en audiencia a los programas de investigación o apoyo a la comunidad que fueron tan exitosos en décadas anteriores, llega un 'reality' diferente que por fin se ocupa de situaciones de peso que pueden aportar a través de la vivencia, experiencias constructivas para nosotros como personas y empresarios del presente.

'El aprendiz' rompe con el esquema que muestra que solo las figuras perfectas son las que comercialmente venden y rompen con la superficialidad que muchas veces se le atribuye a talentos tan artísticos como la actuación y la música.

Esta propuesta expone circunstancias que están al alcance de todos, en donde somos protagonistas a diario, en la cotidianidad de la gente común y corriente, del vecino dueño de la tienda de la esquina, del microempresario, del mayorista de la plaza de mercado, de los altos cargos gerenciales.

El 'reality' revela en una especie de Cámara de Gessell y de manera casi imperceptible, enseñanzas del mundo de los negocios que faltan en nuestra formación personal y que permiten identificar cómo manejar las situaciones de cada entorno en particular.

También brinda la importancia de fomentar en los ciudadanos (llámese empleados, estudiantes, lideres comunales etc) la necesidad de lograr una preparación integral que les facilite la convivencia laboral, que les indique la necesidad de una asertiva comunicación entre colaboradores, que refuerza los principios éticos que por el afán de conseguir dinero sin esfuerzo o por pensarse más astutos que otros, se han ido perdiendo en nuestra sociedad.

Es un espacio que a manera de entretenimiento ofrece una alternativa que aleja por un momento la atención del televidente de los argumentos monotemáticos en que se ha convertido la televisión en los horarios estelares, para acceder a "realidades" de mayor beneficio y más fáciles de aplicar en la vida común.