Home

On Line

Artículo

Absurdos Paralelos - Galería Casa Reigner-

La contundencia de la simpleza, permite a la artista antioqueña Ana Patricia Palacios pasar de la dualidad al individuo y su universo interior.

17 de marzo de 2006

Tras trabajar largo tiempo el tema de la dualidad, la artista Ana Patricia Palacios inicia un camino de transición que la lleva a enfrentar al ser humano como ser único e individual. “Volviendo al nombre de la exposición ("Absurdos Paralelos") quise hacer un paralelo entre lo anterior y lo presente. En la sala del lado derecho todavía hay parte de la obra del tema de la dualidad. En los personajes en esa obra hay como un juego entre lo vivo y lo inerte. Me oriento hacia el muñeco, hacia lo infantil, pero también hay elementos dramáticos. Luego se ve como voy pasando al tema del individuo, como si esos dos individuos se separaran y cada uno cogiera su camino. Empiezo, entonces, a trabajar el tema del individuo más universalmente, en situaciones cotidianas a través del dibujo, de la línea, hay una cosa muy gestual, muy de expresividad. Ese mismo sujeto habla de cualquier cosa existencial, de su mundo interior, mental”, explica Palacios.

Ese camino que llevó a Palacios a encontrarse con la unidad, también la conduce hacia una simpleza que le permite ganar en contundencia. Entre dibujos, pinturas y una que otra fotografía, el espectador se enfrenta en su obra más reciente decenas de universos aunque no existan ambientaciones externas. “Nunca hay escenografía. Me concentro en el ser, ontológicamente hablando. En la figura y en la problemática del individuo manifiesta en su gestualidad. Para mí es muy simple, es como llegar a la esencia, los personajes se mueven en un espacio vacío, es el espectador el que se imagina el resto”.

Pero como Palacios dice, ella no es filósofa sino artista, por tanto no trató de hacer un tratado respecto a la problemática existencial del ser humano. Es más bien una obra “intuitiva”, que no pretende adentrarse en elementos muy rebuscados. “Parto de situaciones cotidianas, de lo que se refleja en esos comportamiento y gestos en momentos que resultan familiares a todos. Creo que eso es lo que hace que el público se sienta identificado con la obra. Hay, además una narrativa, pero es una narrativa que empieza y no sigue. Mi intención es que la gente la continúe”.