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Alarma en Medellín por el desbordado números de accidentes: en tres días hubo 276 choques

En los hechos, que se presentaron el fin de semana pasada, hubo seis personas muertas: cinco peatones y un motociclista. Semejante situación, que no se había vivido nunca, tiene preocupados a todos los paisas

1 de agosto de 2007

Qué difícil está el tráfico de vehículos en Medellín. La actual administración, renombrada incluso en otros países por sus grandes obras y la ejecución de exitosos programas educativos tiene un enemigo con nombre propio: la imprudencia al conducir.

Sin duda, la ira, la velocidad y el alcohol al volante son los más grandes flagelos que ha debido enfrentar el gobierno del alcalde Sergio Fajardo. Su equipo de trabajo tiene el gran reto de mirar cómo organizar el número de vehículos que viene en un incontenible aumento desde cuando se inició su administración.

En aquel entonces, había unos 480.000 vehículos, entre carros y motos, circulando por la ciudad. Ahora hay más de 720.000 y muchos más que provienen de otros municipios vecinos.

Ese incremento es la causa de que en el paisaje de la ciudad se haya vuelto cotidiana la escena de largas filas de carros como consecuencia de choques, que muchas veces incluyen motos.

Pero el pasado fin de semana, el número de accidentes se desbordó con 276 casos, la primera vez en la historia de la ciudad que se ve semejante tragedia. En ellos hubo 120 heridos y seis personas murieron.

Aquellos muertos reflejan dónde está la parte más débil de todo el problema de movilización en Medellín. De esas víctimas, cinco eran peatones y uno, motociclista.

La ciudad está acostumbrada a ver un muerto a diario como consecuencia de los accidentes de tránsito, pero entre viernes, sábado y domingo, ese promedio se incrementó. Murieron dos cada día.

En resumen, ni las muertes ni los choques cesan, a pesar de que la ciudad ha visto los esfuerzos por lograrlo. Sin embargo, nada ha sido suficiente.

El secretario de Tránsito de Medellín, José Fernando Ángel, dice que el promedio de un muerto por día en accidentes de vehículos se mantiene estable desde 2002. “Eso quiere decir que hemos impedido que aumente, a pesar del impresionante incremento del número de carros y motos”, explica.

El hecho es que hay víctimas. A diario, quienes circulan por las calles se encuentran con que salir de sus casas puede convertirse en una ruleta rusa. Y los más propensos a no volver a su morada andan a pie o en moto.

“Las motos se las venden a cualquiera, con mucha facilidad, así no tengan experiencia en su manejo. Y a los peatones les toca caminar a la defensiva de éstas y los carros, que no han podido aprender a respetar el máximo de velocidad de 60 kilómetros por hora”, comenta Ángel.

Por eso, tienen planes que está ejecutando, para permitir que el flujo no termine con la vida de los demás. Pero es una labor que lleva tiempo. Para el largo plazo hay propuestas y soluciones, sobre todo de infraestructura, que ya se están ejecutando.

“Estamos construyendo 100 kilómetros de carriles para carros y motos a lo largo de toda la ciudad”, explica el funcionario. “Además, estamos haciendo andenes amplios por donde la gente pueda caminar para ir a trabajar y estudiar”.

Fuera de eso, en 2008 entrará en funcionamiento el Metroplús, que es un sistema parecido al TransMilenio de Bogotá, para que alimente las estaciones del Metro. “Tenemos que aportarle mucho al transporte público para que sea eficiente y barato, porque los costos actuales están haciendo que la gente prefiera comprar motos, que les valen lo mismo”, dice.

Y es que adquirir una moto es muy fácil. Es cierto el rumor que circula por las calles que dice que, para tener una, lo del pasaje diario en bus se puede abonar para uno de estos vehículos, que incluso apetecen personas que nunca los han conducido.

Por eso, hay programas que deberían actuar de inmediato, como el ‘Plan pacto por la vida en la vía’. “Esto es algo que promovemos con el Fondo de Prevención Vial para que los ensambladores nos ayuden a controlar a los conductores de motos y les exijan un mínimo de destrezas antes de comprarlas”, explica Ángel.

Pero si quienes ya las tienen cometen infracciones, se les negocia la multa por un curso de 24 horas en la Secretaría de Tránsito para que aprendan el comportamiento en la vía. Y, por si fuera poco, en las principales avenidas de Medellín hay avisos que siempre les recuerdan a los motociclistas que transiten con las luces encendidas, con los cascos abrochados y con chaleco, y recalcan los límites de velocidad para los carros también.

En Medellín, nadie quiere estar en los pantalones de Ángel. Según lo que él dice, consta que hay una lucha para mejorar la situación. A pesar de todo, la imprudencia al conducir sigue y los vehículos en las calles aumentan cada vez más.

La razón conocida y que todos repiten es que gracias al buen momento de la economía, ya se puede tener un vehículo propio, que evite el pago del transporte público y que constituya un patrimonio. En eso se escudan los ensambladores y vendedores de carros y motos para no impedir las ventas.

Mientras tanto, los motores van tomando cada vez más forma de armas letales antes de convertirse en una verdadera solución. Nunca convivirán con la ira y el afán que se vive en las calles.