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El 12 de junio de este año, una explosión causó pánico en la zona industrial de Bogotá. (Fotos: Archivo SEMANA)

orden público

Algo anda mal en la seguridad de Bogotá

Crece la sensación de que la seguridad de la capital está empeorando, pero el gobierno de Samuel Moreno dice que las cifras muestran que sigue la mejoría. Ambos tienen la razón... depende de cuáles datos se miren.

12 de agosto de 2008

Hace tiempo que en Bogotá no se escuchaban tantos cuentos de atracos, asaltos, robos, asesinatos... Que a una señora, en pleno mediodía le soplaron escopolamina y dopada, le dio sus pertenencias al asaltante, que unos muchachos de Cali vinieron a pasear y a uno lo mataron en un elegante parque en el norte, que otra vez se cobran vacunas en los barrios de Bosa...
 
La administración de Samuel Moreno insiste en que la ciudad sigue la misma tendencia positiva de varios años y que sigue mejorando en la seguridad. Y cita unas cifras que le dan la razón. No obstante, no todos los datos coinciden, y si hay un primer problema de seguridad que salta a la vista, es que la ciudad dejó de hacer un buen seguimiento, una adecuada consolidación de datos y una observación sistemática del delito, como sí sucedía en administraciones pasadas.

El primer hecho que alteró la continuidad de las cifras fue la transformación del Sistema Unificado de Información sobre Violencia y Delincuencia (Suivd) que arrojó resultados positivos durante las administraciones de Antanas Mockus y Enrique Peñalosa. A mediados de los 90 y comienzos del 2000, la ciudad tenía cifras claras sobre violencia urbana a través de 11 indicadores de alto impacto como muertes violentas, lesiones personales y hurtos. Esto gracias al acuerdo que hubo entre la Policía Metropolitana, la Alcaldía, Medicina Legal y Fiscalía para unificar números sobre el tema y, con base en los resultados, implementar estrategias.

Pero durante la alcaldía de Luis Eduardo Garzón este Sistema se desmontó y se convirtió en el Centro de Análisis de Convivencia y Seguridad Ciudadana, que ya no unifica las cifras, sino que interpreta los diferentes datos que sobre violencia urbana arrojan las autoridades competentes.

Jairo Libreros, profesor de la universidad Externado de Colombia y experto en temas de seguridad, cree que el cambio de modelo que por varios años utilizó la ciudad para vigilar la evolución del delito y su impacto sobre la ciudadanía en cada localidad es un problema. Y si no se conoce el problema, difícilmente se podrá saber cómo atacarlo. Tampoco hay indicadores que determinen en qué están las pandillas juveniles de cada barrio; qué están haciendo los desmovilizados que viven en Bogotá y si hay actividad de milicianos de las Farc o de paramilitares o bandas rearmadas.

“Al alcalde Moreno le estalló todo en la cara. Él no tiene el comando de la seguridad, la Policía actúa sin coordinación con la Alcaldía, la Fiscalía va por su lado y Medicina Legal también”, dice Libreros.

Por ejemplo, según el Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses, en Bogotá aumentaron los homicidios el año pasado en un 4,8 por ciento (65 homicidios más). Mientras en 2006 hubo 1.336 asesinatos, en 2007 se presentaron 1.401. El 34 por ciento de los delitos, en materia de hurtos y lesiones personales, también subieron en casi un 84 por ciento. Y los suicidios, en ese mismo lapso de tiempo, pasaron de 188 a 220 casos. En el último semestre, Bogotá ha sido víctima de trece atentados terroristas, mientras que la Brigada 13 del Ejército ha incautado 388 artefactos explosivos.

Sin embargo, la Secretaría de Gobierno dice que en lo que va corrido de este año, los homicidios han disminuido y que, de manera general, el comportamiento de las cifras de violencia van en esa dirección.

Héctor Riveros, ex secretario de gobierno de Bogotá y consultor en temas de seguridad, explica que el gobierno distrital concluye esto porque dejó de tener como referencia a Medicina Legal, que es el organismo que entrega datos más completos, y se acogió solamente a las cifras que entrega la Policía, que por el cambio de legislación sobre la ley de pequeñas causas, tiene indicadores menores en este tema.
 
Según los datos que maneja la Policía Metropolitana de Bogotá, la tasa de homicidios ha caido de forma constante, contrario a lo que muestran los registros de Medicina Legal. Mientras en 2006 la tasa era de 18.1 por 100.000 habitantes, en 2007 bajó a 17.7, una tendencia a la baja que se ha mantenido constante.
 
"La percepción de seguridad en todos los países es siempre mucho más alta de lo que muestran las cifras objetivas", dijo a Semana.com, Clara López Obregón, secretaria de gobierno de la ciudad y añadió que Bogotá es una de las capitales más seguras de América Latina y la ciudad más segura del país.

Otro punto grave es que hay tensiones entre Alcaldía y Policía, otra razón que debilita la gestión. “Por alguna cosa muy desafortunada la Alcaldía se ha distanciado de la Policía. El general Rodolfo Palomino (comandante de la Policía Metropolitana de Bogotá) se debate entre seguir las órdenes del Alcalde y la presión del Ministerio de Defensa”, explica Riveros.

Las contradicciones

Según las cifras de la Policía Nacional, el homicidio en Bogotá (que es el principal indicador de violencia) viene cayendo de forma constante desde 1993, aunque a menor ritmo en los últimos años.

“Durante 2006 y entre marzo y noviembre de 2007 el sistema de Medicina Legal colapsó, y por eso nos basamos en las cifras de la Policía”, explica Rubén Darío Ramírez, director del Centro de Estudio y Análisis en Convivencia y Seguridad Ciudadana de la Secretaría de Gobierno de la ciudad, el organismo que ahora sigue las cifras de violencia en la ciudad. Ramírez ratificó que abandonaron la metodología de consolidación de cifras que venía de tres gobiernos distritales y ahora hacen una interpretación diferente, contrastándolas.

Es de esperar entonces que la manera cómo se está enfrentando el problema de la inseguridad en la ciudad, y cómo se miden los resultados, tenga enfrentados a peñalosistas y uribistas con los del Polo Democrático. Precisamente, varios representantes a la Cámara citarán al Congreso al alcalde Moreno para que rinda cuentas sobre la situación de seguridad en Bogotá y explique por qué la disparidad de cifras y cómo están enfrentando el grave problema de  la presencia de estructuras criminales en la ciudad.
 
Según ha dicho el Alcalde en varias oportunidades las riñas y los crímenes pasionales tienen un gran peso sobre la violencia y las muertes en la ciudad. El argumento minimiza un grave problema de bandas y redes paramilitares que han evolucionado desde la época de las mafias esmeralderas en la década de los 80, hasta las versiones más recientes de la influencia que tienen en la ciudad los paramilitares de los Llanos Orientales.

“Lo que queremos es que se vuelvan a adoptar las políticas de seguridad que funcionaron durante tanto tiempo y con resultados demostrables y que se vuelva al sistema de información que se tenía desde el año 1995”, dijo el representante por Bogotá, David Luna, uno de quienes convocó al Alcalde a rendir cuentas al Congreso de la República.

Tiene mucho qué explicar la Alcaldía del Polo a los preocupados habitantes de Bogotá que no entienden por qué se abandonaron políticas de seguridad exitosas, ni por qué no hay la coordinación institucional debida en el manejo de un tema tan vital para los ciudadanos.