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Amenazan a periodistas de El Heraldo

“No te metas en lo que no te importa. Ojo, la próxima vez la explotamos”, decían los sufragios recibidos por Armando Benedetti, Ernesto McCausland y Gustavo Bell, periodistas de El Heraldo, de Barranquilla.

6 de junio de 2006

Las primeras dos cajas llegaron el sábado a las residencias de los columnistas Armando Benedetti y Ernesto McCausland. Y el lunes en la tarde llegó otra con la misma advertencia a la casa del director del diario Gustavo Bell, ex Vicepresidente de Andrés Pastrana.

Los organismos de inteligencia investigan las amenazas que, según dijeron, fueron enviadas por la misma persona a través de una agencia de correos, y que parecen directamente relacionadas con el trabajo periodístico. La Policía de Barranquilla fortaleció la vigilancia de Bell y Benedetti, pues McCausland se encuentra fuera del país.

Desde que Gustavo Bell asumió la dirección del periódico en enero de 2005, la política editorial del diario se volvió más agresiva contra la corrupción política y el caos administrativo en la ciudad, temas que los otros dos columnistas tocan con alguna frecuencia en sus columnas. No hay ningún tema, sin embargo, sobre los que los tres hayan escrito recientemente.

Desde el editorial de El Heraldo, se ha hecho un duro cuestionamiento a algunas contrataciones públicas como las concesiones de alumbrado público y el recaudo de impuestos. Bell, desde su editorial, le ha pedido a la administración distrital que renegocie esas concesiones, sustentando su solicitud en investigaciones de la Contraloría. Pero en los últimos cuatro meses el tema no ha sido abordado.

Más recientemente, tanto el editorial del periódico como una columna de Benedetti hicieron alusión a unas construcciones que se están levantando cerca al Arroyo del Country, en una zona verde que los barranquilleros creían que era un espacio público, y que a la postre resultó siendo privado. Los periodistas escribieron que esas construcciones perjudicaban el medio ambiente de la ciudad y un espacio apreciado por la gente.

Sin embargo, los periodistas han dicho públicamente que no saben de dónde provienen las amenazas, y están a la espera de las investigaciones de la Policía y de la Fiscalía. La Fundación para la Libertad de Prensa, por su parte, rechazó las amenazas, que al parecer comienzan a obedecer a un preocupante patrón en la Costa Atlántica.

“En la Costa últimamente, como pasó en Cartagena el año pasado, están amenazando a los periodistas en bloque. Y lo que generalmente sucede es que están abordando temas de la administración local donde se ve influencia de corrupción o de grupos paramilitares desmovilizados”, dijo a Semana.com, el director de la Fundación para la Libertad de Prensa, Carlos Cortés.