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Analistas ante la paz y la guerra

La revista Al margen reunió las reflexiones de analistas nacionales y extranjeros sobre el conflicto armado en Colombia antes y después de la ruptura del proceso de paz. Se trata de fragmentos resumidos, organizados en forma de simposio para facilitar su cotejo. Encuentre el texto completo.

Pedro López ? Hilario
23 de septiembre de 2002

Hemos reunido aquí las reflexiones de analistas nacionales y extranjeros sobre el conflicto armado en Colombia antes y después de la ruptura del proceso de paz. Para la primera parte, antes de la ruptura del proceso, hemos tomado como base la serie de El Tiempo "Reflexiones en la Encrucijada" publicada en el mes de febrero con la participación de quince analistas nacionales y extranjeros y del editorialista del propio periódico. Hemos "invitado" asimismo para esa primera parte a otros analistas que no participaron en la serie de El Tiempo. Para la segunda parte, que recoge opiniones expresadas después de la ruptura del proceso, hemos utilizado como fuente artículos de opinión aparecidos en El Tiempo y en las revistas Semana y Cambio. Tanto en la primera como en la segunda parte se trata de fragmentos resumidos que hemos organizado en forma de simposio para facilitar su cotejo. Como los conceptos no son transcritos literalmente y están en alguna medida fuera de contexto, reputamos de antemano como válido cualquier reparo de los autores. El detalle de las fuentes aparece al final. Las interpolaciones del compilador van entre corchetes.

1. REFLEX10NES ANTES DE LA RUPTURA

EL TIEMPO.-Después de tres anos de negociaciones infructuosas, cansado de las vacilaciones oficiales y de los excesos de la subversión, el país que eligió a un presidente que le ofrecía la paz hoy se inclina mayoritariamente en las encuestas por el candidato que promete la guerra.

HERNANDO GÓMEZ BUENDIA.-Las últimas encuestas no han hecho más que mostrar dos cosas que todo el mundo sabía: que los colombianos estamos hartos de las Farc y que esta guerra va a agravarse. En las condiciones actuales del país cualquier sondeo electoral es un referendo sobre el Caguán. Más que decir "Queremos a Uribe Vélez", lo que la gente está diciendo es "Acabemos con las Farc".

EL TIEMPO.-El gobierno ha manejado el proceso sin inteligencia y sin una estrategia de negociación; ha excluido a los gremios y a los jefes políticos y se ha contentado con tener sentados a la mesa a cinco hombres armados. Obviamente, la responsabilidad mayor por la falta de resultados recae sobre las Farc que, f?nanciadas parcialmente por el narcotráfico, conducen con soberbia una guerra de destrucción que no excluye la infraestructura nacional.

HERNANDO GÓMEZ BUENDIA.-Durante 38 meses de ires y venires en torno a la zona de distensión, ésta ha sido el principal escollo para el proceso de paz. En Colombia ensillamos antes de traer las bestias. La concesión de esa zona se habría justificado con vistas al desarme de los guerrilleros y a su reinserción definitiva, por lo que debería haber venido después de la firma de la paz. Si vino al comienzo fue como una cuota inicial pagada por el gobierno para que la guerrilla aceptara negociar.

ALFREDO RANGEL SUÁREZ.-El diálogo ha sido asimétrico. El Estado en sus ansias de negociar ha hecho gala de gran generosidad, mientras que la guerrilla no ha concedido otra cosa que la gracia de aceptar los diálogos. Es como si el Establecimiento hubiera llegado a la conclusión de que no puede alcanzar sus propósitos por medio del enfrentamiento, o sólo podría hacerlo a un precio que no quiere o no puede pagar, mientras que la guerrilla piensa que la continuación de la lucha le permite conseguir más poder a un costo que no resulta muy alto dada la escasa capacidad de contención de las fuerzas del Estado en las regiones. Para la guerrilla, al menos a corto plazo, parece más rentable el conflicto que la paz.

MARCO PALACIOS.-La base del proceso ha sido negociar en medio de la guerra, y ahí están los resultados: la negociación ha sido un fracaso. La política leninista aconseja combinar todas las formas de lucha, y para las Farc el proceso de paz es parte de la lucha. Pastrana, en cuyo triunfo electoral fue decisivo el entendimiento con ese grupo, aceptó negociar en medio de la guerra, reconociendo y validando con ello un poder fáctico que se financia con la economía de las drogas ilícitas, el secuestro y las extorsiones. El Caguán, en lugar de un ámbito de paz, es un santuario de guerra. La fecha del 7 de abril prevista en el nuevo cronograma para un eventual acuerdo de tregua, por estar en medio de las elecciones de Congreso y de Presidente, brinda a las Farc la oportunidad de arbitrar nuevamente las elecciones presidenciales.

CARLOS LOZANO GUILLÉN.-La responsabilidad por la falta de avances en las negociaciones corresponde principalmente al establecimiento. El Presidente dice que él maneja el proceso, pero en realidad sufre muchas presiones de los altos mandos militares y de Estados Unidos. Por lo demás, el gobierno se ha limitado a exigir concesiones a la guerrilla, soslayando los temas esenciales, como son el combate contra el paramilitarismo, el fin de las fumigaciones y, sobre todo, las reformas sociales de fondo. Para los voceros del régimen el proceso de paz se reduce a demandar la entrega y claudicación de la guerrilla.

ÁLVARO VALENCIA TOVAR.-Durante el proceso de negociación el objetivo del gobierno ha sido la paz, el de la guerrilla el poder. Las Farc han sido ladinas y de mala fe en todo el curso de las negociaciones, mientras que los representantes del gobierno han pecado de ilusos y de inocentes. Los planes de las Farc no han cambiado en cuarenta años, y consisten como siempre en la toma del poder. Como dice el secretariado de la organización en un documento de marzo de 2000, los diálogos con el gobierno se encuadran dentro de ese fin estratégico.

HERNANDO GÓMEZ BUENDÍA.-Además de la concesión de la zona, que nada tiene que ver con la paz y antes ha sido un obstáculo para ésta, el proceso arrastra otras taras congénitas, como suponer que es posible la revolución por contrato, que un gobierno burgués puede negociar la realización de un programa comunista.

ÁLVARO VALENCIA TOVAR.-Uno de los medios con que cuentan las Farc para alcanzar sus fines revolucionarios es la consolidación del dominio sobre las zonas que hoy controlan. El Documento de los Notables contempla ese dominio cuando dice que, en una futura tregua, habría tantas zonas de despeje como frentes, columnas y unidades tengan las Farc en todo el territorio nacional. La falacia de unos contra la ingenuidad de otros: en eso han consistido los diálogos. De ahí la endeblez de sus cimientos.

I.I. Reflexiones después de la ruptura