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Salvatore Mancuso entregó información sobre la para-política a cuentagotas y con un astuto cálculo para beneficiar a unos y perjudicar a otros según su propia conveniencia.

LA PARAEXTRADICIÓN

Así se ganaron el pasaje a Estados Unidos

Los 14 extraditados le pusieron trampas a la verdad y casi no contribuyeron a la reparación.

13 de mayo de 2008

 
No todos los 14 extraditados estaban cumpliendo el mismo papel en el proceso de Justicia y Paz, que les permitía, si colaboraban con la verdad, la justicia y la reparación, obtener una pena alternativa de apenas 8 años, así hubieran cometido delitos de lesa humanidad.
 
Manucuso ayudó a esclarecer más de 800 hechos delictivos que había estado en total impunidad. También dio la orden a sus subalternos en el Catatumbo, que contribuyeran a encontrar la fosas donde habían enterrado a las víctimas. Don Berna, el hombre que llegó a dominar los bajos mundos de Medellín y parte de Antioquia, que realmente no había colaborado en nada por más de un año, hace dos meses empezó a dar información que ha dado con el hallazgo de 300 desaparecidos y había prometido seguir contando.
 
Hernán Giraldo, el ex jefe paramilitar de la zona de Sierra Nevada de Santa Marta y alrededores, está siendo extraditado con cuatro de quienes fueron sus lugartenientes: Nodier Giraldo, Eduardo Bengoechea, Edwin Gómez Luna y Martín Peñaranda. Giraldo que había llegado a Justicia y Paz con un libreto aprendido para no confesar nada, terminó entre él y sus hombres, revelando a dónde fueron a parar 246 desaparecidos.
 
Jorge 40, alcanzó a confesar 528 crímenes. Y aunque por meses contribuyó muy poco a la verdad, hace unas semanas había empezado a cambiar y su abogado había pedido anunciado que en la sigueinte audiencia iba a contar en detalle sobre masacres y crímenes a sindicalistas y a indígenas. Es imposible saber si cumpliría lo prometido.
 
Los otros jefes, como po ejemplo, Manuel Torregrosa, Juan Carlos Sierra, alias El Tuso, eran más narcos que paras, y en nada había colaborado. Tanto así que la misma Fiscalía había pedido que los excluyeran de Justicia y Paz.
 
De todos modos, la colaboración de estos jefes había sido bastante accidentada y muy poco voluntaria. Lo que terminaron confesando o esclareciendo, tuvo mucho que ver con la presión de los fiscales de Justicia y Paz, la presencia implacable de las víctimas ahí en la sala de al lado en cada audiencia exigiendo respuestas. También tuvo que ver con las confesiones que fueron haciendo sus subalternos, que en general han contribuido más con la verdad que los grandes jefes. 
 
Porque es innegable que le pusieron trampas a la verdad. Veámos cómo:

1. En las primeras versiones libres los jefes paramilitares se comportaron como en un programa de farándula al que iban a dar grandes discursos políticos sobre las autodefensas. Se tomaron meses justificando sus crímenes, y haciéndole el vacío a las víctimas que reclamaban la verdad sobre sus muertos, sus desaparecidos y los bienes de los que habían sido despojados. Como si fuera poco, aplazaron cuantas veces quisieron las versiones libres, y algunas llevaban 2 años sin arrojar resultados satisfactorios en verdad.

2. Hicieron un manejo selectivo de la información que entregaron. En el caso de Salvatore Mancuso, por ejemplo, la información sobre la para-política fue entregada a cuentagotas y con un astuto cálculo para beneficiar a unos y perjudicar a otros, según su propia conveniencia. Otro de los jefes paramilitares que más tuvo que ver en política regional fue Jorge 40, quien se había negado sistemáticamente a contar lo ocurrido en este tema. Por eso el proceso que cursa en la Corte contra los congresistas cómplices de los paramilitares no sufrirá mayores traumatismos.

3. La información concreta sobre fosas comunes, que es uno de los grandes puntos positivos del proceso, pues ha permitido el hallazgo de 900 cuerpos de personas desaparecidas, la han brindado sobre todo mandos medios. Sin embargo, Hernán Hernández “H.H” y Rodrigo Pérez Alzate “Julián Bolívar” han hecho una entrega masiva. Diego Murillo “Don Berna” había comenzado a entregar fosas en las últimas audiencias. Y Hernán Giraldo, ex jefe de paramilitar de la zona de la Sierra Nevada que será extraditado con cuatro de sus lugartenientes, también contribuyó a que se encontraran fosas y a esclerecer crímenes.


4. Si bien algunos de los jefes paras dieron la orden a quienes fueron sus subalternos de colaborar con la justicia (como es el caso de Mancuso con sus homnbre en el Catatumbo) que llevaron a esclarecer muchísimos crímenes que estaban en la impunidad absoluta. No obstante otros no habían colaborado en lo más mínimo, como el Tuso Sierra y Manuel Enrique Torregrosa, que la misma Fiscalía había pedido excluirlos de Justicia y Paz.



El peor conejo se lo pusieron a la reparación...

Ni al momento de la desmovilización, ni a lo largo de las versiones libres, los jefes
paramilitares mostraron voluntad de entregar los bienes que obtuvieron de su actividad como narcotraficantes y como defraudadores del Estado.


1. Los jefes paramilitares se burlaron de la reparación. Durante el proceso de negociación y mientras dilataban las versiones libres, existen evidencias de que lavaron gran cantidad de bienes, para no entregarlos a la justicia.

2. La entrega de bienes fue precaria. Hasta hace un mes Acción Social, que maneja el fondo de reparación, sólo había recibido bienes avaluados en 9.000 millones de pesos. Fincas que ya estaban en extinción de dominio, que habían sido robadas a las víctimas y por tanto son objeto de restitución a sus dueños originales, o bienes con gran cantidad de problemas jurídicos como deudas de impuestos.

3. Hicieron entrega de chécheres inservibles como un televisor viejo, ropa, motores destartalados, y helicópteros cuya recuperación es más cara que su venta como chatarra.

4. La justicia nunca pudo establecer la cantidad de bienes que tenían estos jefes ni la magnitud de sus redes de testaferrato.

Dos fenómenos surgieron con la dinámica misma del Proceso de Justicia y Paz, la presión de los fiscales sobre los acusados, y la continua consulta de los subalternos con quienes fueron sus jefes como guía de sus propias versiones libres. Los dos se cortan de tajo con la decisión de la extradición.
 
Es imposible predecir hasta dónde esto afectará el Proceso de Justicia y Paz. Algunos que empezaban a confesar, quién sabe si seguirán haciéndolo ya presos en Estados Unidos y sin el incentivo de una pena corta en prisión.
 
Otros, por el contrario querrán asegurarse de que luego de que cumplan con la justicia estadounidense no quieren que les espere otra larga pena en Colombia. El extraditado Macaco, por ejemplo, envió en estos días una carta a quienes fueron de su Bloque central Bolívar para que sigan colaborando con Justicia y Paz y cuenten todo lo que saben. 
 
Cómo siguieron delinquiendo
 
Desde que comenzaron las negociaciones en Santa Fé de Ralito, Córdoba, los jefes paramilitares desmovilizados utilizaron las zona de concentración para continuar con sus negocios ilegales: tráfico de drogas, lavado de dinero, manejos de prostitución y sobornos a la Fuerza Pública. Así lo denunció SEMANA hace un año.
 
Otro episodio grave que indicaría que los jefes paras continuaban en sus andanzas criminales lo protagonizó Diego Fernando Murillo, alias Don Berna, acusado del crimen del diputado de Córdoba Orlando Benítez en abril del 2005. El Gobierno encontró sospechas tan graves de la responsabilidad de Don Berna que suspendió las negociaciones en Ralito y ordenó su detención.
 
Don Berna se entregó a la policía y luego fue trasladado a prisión. Entre tanto sus compañeros fueron ubicados en la sede de un antiguo centro vacacional en La Ceja, Antioquia, conocido como Prosocial. De allí fueron sacados sorpresivamente en otro operativo relámpago por graves sospechas de que desde allí despachaban y continuaban al frente de sus empresas criminales. Fue así que Don Berna y sus pares se reencontraron en la cárcel de máxima seguridad de Itaguí.

En mayo del año, cuando los principales jefes paras estaban recluidos allí, SEMANA reveló escandalosas comunicaciones en donde se evidenciaba cómo desde esa prisión, 17 de éstos jefes ordenaban asesinatos, extorsionaban, coordinaban sus negocios narcotráfico y hasta dirigían el rearme de los llamados grupos emergentes. Para adelantar estas acciones paramilitares como Salvatore Mancuso, Ramiro Vanoy, alias ‘Cuco’, y Fredy Rendón, alias ‘El Alemán’, contaban con celulares e internet dentro de la prisión que les permitía mantener una comunicación fluida con sus hombres de confianza.

“Todo el mundo sabe que el que no venda la mercancía blanca a 22 , (2.200.000 pesos) se calienta. Usted sabe cómo es, ellos son blancos y entre blancos se entienden”, dice Mancuso en una llamada donde con su hombre de confianza la compra y venta de cocaína. Otro subalterno en libertad conocido como ‘Goyo’, del Frente Elmer Cárdenas liderado por ‘El Alemán’ habla e imparte la orden de desenterrar los fusiles que no entregaron cuando se desmovilizaron y dicen que hay que seguir con el dominio de barrios y pueblos enteros que no están dispuestos a perder.
 
“Usted sabe que ahí tenemos varias escopeticas de esas de repetición. Es que uno se azara pa’ meterlas por ahí, hay que tenerlas guardadas”. En el mismo informe también se reveló una llamada de la directora de la cárcel Yolanda Rodríguez en donde ésta muestra sus desespero por el descontrol que se vive en la prisión “Esto cada día se está poniendo peor. Aquí cambian de orden todos los días. Yo aquí digo que no y entonces ahí mismo llaman al director general, al Comisionado, al Ministro y si no, al Presidente”, dice la funcionaria en la llamada.
 
También se revelaron las componendas y los negocios que los jefes desmovilizados tenían con políticos, hoy involucrados con el escándalo de la parapolítica. En unas conversaciones telefónicas que les grabaron las autoridades se encontró cómo alcaldes, gobernadores, congresistas acordaban con ellos contratos de salud pública, pactos de elecciones, entre otros.

En febrero pasado la prisión de Itaguí produjo otro escándalo cuando una comisión del Inpec hizo un operativo sorpresa y halló una pistola, una granada y 9.5 millones de pesos en la zona donde estaban recluidos los jefes paras. Las primeros indicios indicaron que el armamento y el dinero pertenecía a ‘Ernesto Báez’, más adelante se conoció un comunicado unánime donde todos admitieron que el dinero pertenecía a un fondo común y negaron responsabilidad sobre las armas encontradas.

Estos episodios y el discreto avance en las confesiones y la entrega de bienes en el proceso de Justicia y Paz indicaban que los jefes paras tenía otras intenciones prioritarias más allá de colaborar con la justicia. Hace apenas una semana el director de la Dijin, Coronel Cesar Augusto Pinzón, informó que avanzaba en una investigación especial a los desmovilizados que posiblemente seguían delinquiendo desde las cárceles del país. Es muy probable que los hallazgos del coronel Pinzón hayan sido la gota que colmó la paciencia del gobierno y lo llevó a tomar la decisión de extraditar súbita y masivamente a 14 de los más temidos jefes paramilitares.