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La manifestación en Cali comenzó en el centro de la ciudad y terminó en la Ermita. Foto Fabio Posada.

Cali: La marcha en blanco y negro

La más grande movilización de rechazo a la violencia que impera en Colombia estuvo marcada por una profunda división.

Fabio Posada
5 de julio de 2007

La manifestación a la que convocaron los gobiernos locales de Cali, Medellín y Bogotá, así como las Cámaras de Comercio y los gobernadores de Antioquia y Valle, para exigirle a las Farc la pronta entrega de los cadáveres de los 11 diputados asesinados la semana anterior, sirvió de termómetro para medir el pulso entre quienes piden el Acuerdo Humanitario como salida al conflicto armado y los que siguen al presidente Uribe en su política de mano dura contra la guerrilla.

Las consignas de unos y otros, en medio de las marchas, así lo dejaron ver. En la capital vallecaucana, donde el dolor por la muerte de los diputados es inmenso, hubo grupos de caminantes que entonaron coros como: “Contra el secuestro, por la libertad de los secuestrados, por la entrega sin condiciones de los cuerpos de los diputados”. En otros sectores de la marcha la gente gritaba así: “No son guerrilleros, son un cartel de droga”. Otros manifestantes dejaron en claro su neutralidad: “No estamos con Uribe, no estamos con las Farc, queremos una Colombia libre y en paz”.

La marcha en Cali tuvo un momento de estupor cuando Carolina Charry, hija del diputado Carlos Charry, leyó un discurso preparado por los familiares. A nombre de los dolientes la joven agradeció el acompañamiento multitudinario pero lamentó que este sólo se hubiera presentado ahora cuando su padre y los demás diputados habían fallecido. Recordó la cantidad de veces en que de manera solitaria las familias clamaron por la libertad de sus seres queridos. Dijo que ni las Farc ni el presidente Uribe habían atendido sus ruegos, acusándolos de indolentes con su drama. La reacción de la gente que se agolpaba frente a la Ermita fue de rechazo, unos la chiflaron y otros más gritaron vivas al gobierno.

Cuando Charry terminó de leer su documento el ministro Carlos Holguín, quien se encontraba a un lado de la tarima principal, tomó el micrófono: “rechazo la acusación de que el Gobierno haya sido cómplice de la muerte de los diputados. No al acuerdo humanitario”, sentenció el funcionario.

Para el ex presidente Ernesto Samper “esta marcha no la puede ver el gobierno como apoyo o rechazo, es una manifestación de repudio de los colombianos que nos negamos a aceptar el secuestro, los rescates militares y que buscamos el acuerdo humanitario como salida para el conflicto, un grito de un país que ojalá llegue a los oídos de ambas partes”.

Ante más de cien mil caleños quedó planteada la división entre el gobierno y los familiares de los diputados asesinados por las Farc. Una situación que viene creciendo a medida que pasan los días desde que se conoció la noticia y que en esta oportunidad, por primera vez se hace publica. Ese sentimiento se extendió entre la muchedumbre que comenzó a desalojar las calles con un sabor amargo, pues el esfuerzo de salir a marchar en vez de unión dejo a la gente más dividida.

Mientras tanto los convocantes de la manifestación trataban de dejar claro el verdadero mensaje de la cita. “Nos privaron de tenerlos en vida, ahora no sigan secuestrando a nuestros cadáveres. A los actores en conflicto se les tiene que acabar la sordera y espero que escuchen el clamor del pueblo colombiano, que se expresa hoy en alta voz”, dijo Fabiola Perdomo.

Discurso de Carolina Charry, hija del diputado Carlos Charry.

Buenas Tardes. Soy Carolina, hija del Diputado Carlos Alberto Charry asesinado por las FARC con la complicidad del Gobierno Nacional que fue inferior al compromiso de devolverlos con vida.

Soy una Colombiana que hace más de 5 años no puede abrazar a su papá, no puede contarle sus sueños, no puede sentir su protección, no puede recibir su bendición cada día, no puede mirarlo a los ojos y decirle TE AMO CON TODO MI CORAZÓN, TE NECESITO, NO QUIERO SEGUIR VIVIENDO SIN TI.

Pero hoy estas carencias no son las únicas que tengo que soportar, ahora se me niega la posibilidad de despedir a mi padre, al mayor Guevara y a 10 Diputados más del Valle del Cauca como se merecen unos buenos padres, esposo, hijos y amigos, con un ritual que le permita ejercer su derecho a escoger su religión y con la entrega de sus restos mortales a la tierra de la cual provienen, acompañados de las personas que más aman: su familia y sus amigos.

Estoy aquí en primer lugar para agradecer, en nombre de las familias, la solidaridad demostrada con su presencia en esta marcha y, en segundo lugar, para dejar claro lo que se busca con este acto y evitar que el oportunismo del gobierno distraiga la verdadera razón de tan grande acompañamiento, que se repite en diferentes ciudades de nuestra patria y que simboliza el dolor del país no solo por la infamia cometida, sino por la negligencia demostrada.

Gracias por movilizarse con las familias Echeverri, Giraldo, Narváez, Barragán, Varela, Pérez, Quintero, Hoyos, Arismendi, Orozco, Charry y Guevara para EXIGIR a las FARC respeto por nuestro dolor, respeto por la dignidad de los muertos, respeto por un país que se avergüenza de la guerrilla que perdió el rumbo y que ha sido incapaz militar, ideológica y políticamente de lograr el respaldo del país y que por el contrario se ha quedado sola en medio de su locura. Nuestros muertos nos pertenecen!

Gracias por movilizarse para rechazar las políticas de gobierno que están manchadas con la sangre de mi amado padre y de diez de sus compañeros asesinados con él, a quienes un presidente indolente se negó a escuchar cuando en todos los tonos le suplicaron declarar a Pradera y Florida ZONA DE ENCUENTRO PARA EL ACUERDO HUMANITARIO, como única posibilidad de volver con vida a casa. El despeje no es un deseo de los familiares, es una necesidad de las víctimas del secuestro.

Soy de la generación que creció con un gobierno constitucionalmente elegido pero que lastimosamente decidió ponerse al mismo nivel de una guerrilla sin ideales y cargada de injusticia y maldad, al haber dejado en manos de las FARC la vida de los secuestrados, a pesar de tener los argumentos e instrumentos jurídicos, políticos, humanitarios y morales para devolverlos con vida a la libertad.

Que falta de vergüenza y de respeto que uno de los protagonistas de nuestra tragedia marche hoy en Bogotá para ocultar su responsabilidad, para levantar una nueva cortina de humo a sus desaciertos y para no levantar más malicia sobre su falta de corazón, aunque seguramente su conciencia no le permitirá volver a dormir tranquilo sabiendo que pudo haber salvado a mi papá, al mayor Guevara, a los Diputados del Valle y a decenas de víctimas de las FARC.

Que incapacidad moral la de una guerrilla que secuestra pueblo para luego decir que fue el fuego cruzado le mato la presa y se esconde tras mensajes virtuales solo para ofender al adversario y fingir unas condolencias en las que nadie confía, porque ellos no conocen el significado de la piedad, de la compasión, del dolor ajeno.

Colombianos con sus corazones limpios de rencor por no haber padecido las humillaciones ni las atrocidades de los dos antagonistas más parecidos que ha conocido la historia colombiana, no permitan que se siga gobernando con encuestas y hagan posible el regreso de nuestros muertos, permitan que nuestras familias puedan empezar a elaborar el duelo con un sepelio y, sobre todo, apoyen la zona de encuentro, de lo contrario esta marcha la seguiremos repitiendo cada vez que las FARC asesinen otros compatriotas o el Presidente Uribe decida experimentar con nuevos rescates fallidos, de lo cual dan cuenta secuestrados con 10 años de cautiverio sin resultados exitosos.

Solicitamos su solidaridad diaria, no solo el día de la marcha. La solidaridad es apoyar el Acuerdo Humanitario, es exigir la zona de encuentro, es exigir la entrega de los cuerpos de los secuestrados asesinados, es negarse a escuchar las injurias y calumnias que algunos intentan levantar sobre nosotros solamente para desprestigiar nuestra lucha y hacerle eco a los violentos, a los que solo hablan el lenguaje del mal y de la guerra. Somos gente de bien que no sabe hacer cálculos malignos y que poco conoce de estrategias, pues si así fuera las habríamos utilizado para traer con vida a nuestros seres queridos.

No soporto más dolor, más indignación, más tristeza, más rabia, más humillaciones para tener de nuevo a mi papá… o lo que quede de él. Ayúdenos a recuperar los cuerpos de los Diputados del Valle y del Mayor Guevara. Hagamos frente común para obtener el regreso de nuestros muertos y de los que hoy todavía están vivos.

Las FARC no pueden seguir burlándose de nuestro dolor, pueden dejar los cadáveres en cualquier lugar de la selva y escapar antes de informar las coordenadas, así podremos recuperar un poquito de la dignidad que le arrebataron a nuestros familiares y que se empeñan en destrozar.

NO AL SECUSETRO DE LOS VIVOS NI DE LOS MUERTOS.

PARA RECUPERAR A NUESTRO UNICO SOBREVIVIENTE SIGIFREDO LOPEZ Y A LOS DEMÁS SECUESTRADOS

ACUERDO HUMANITARIO YA!

Cali, Julio 5 de 2007