Capturas masivas

En el primer año de gobierno los detenidos por sospecha de rebelión aumentaron 167 por ciento respecto del año anterior, una cifra inferior a la de detenciones arbitrarias manejadas por el Cinep y otras ONG de derechos humanos.

En estas redadas han llegado a caer gabinetes enteros de pueblos como el de Quinchía, Risaralda. Después de la primera polémica liberación por falta de pruebas de 128 personas, capturadas en agosto de 2003 en Chalán, Colosó y Sucre y presentadas como integrantes del frente 15 de las Farc, los casos de inocentes capturados con base en evidencia dudosa continuaron.

El general Carlos Alberto Ospina, comandante de las Fuerzas Militares, ha dicho que las capturas masivas sirven para desmantelar redes terroristas y el Ministro de Defensa ha insistido en que no es una pesca a ciegas. Sin embargo, es un hecho que en estas redadas han caído cientos de inocentes, como fue el caso de las capturas en Cartagena del Chairá. Hasta las capturas de la dirigencia política de Arauca, acusada de rebelión por nexos con el ELN, no lograron sostenerse en los juzgados.

Las fallas de inteligencia unidas a una débil veeduría por parte del Defensor del Pueblo han permitido que a través de las capturas masivas se cometan graves injusticias como la de un humilde ciego de 59 años, acusado injustamente de ser jefe de explosivos de la guerrilla, o se estigmaticen pueblos enteros como los paeces en el Cauca. Estas capturas rompen la incipiente confianza entre la población y las Fuerzas Armadas que han ganado control territorial de estos pueblos bajo influencia de la guerrilla, un elemento clave para ganar la guerra. Este tema se convirtió en uno de los grandes lunares del segundo año de Uribe .