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Miércoles, Julio 5

"Colombia está en un momento óptimo para negociar"

Vicenc Fisas, director de la Escuela de Cultura de Paz, estudió todos los conflictos actuales en el mundo y acaba de lanzar en Colombia el Anuario 2006 de Procesos de Paz. Semana.com le pidió que pusiera la guerra colombiana en perspectiva.

5 de julio de 2006

Con frecuencia los colombianos nos sumimos tanto en nuestro conflicto que se nos olvida que existen otros 30 países peleando sus propias guerras. Por eso la importancia del Anuario 2006 de Procesos de Paz, presentado hoy en Colombia por Vicenc Fisas, director de la Escuela de Cultura de Paz y profesor de la Cátedra UNESCO sobre Paz, como parte de una serie de publicaciones que hará la Unidad de Análisis – Informe Nacional de Desarrollo Humano El Conflicto: Callejón con Salida de las Naciones Unidas. Semana.com lo entrevistó para poner en perspectiva el conflicto colombiano.

Usted concluye en su estudio que la gran mayoría de los conflictos sólo se resuelven por la vía de las negociaciones y no por una victoria militar. Es una conclusión radicalmente opuesta al estudio realizado hace un par de años por la académica Barbara Walter. ¿Qué metodología utilizó?

Ella habla de un período más largo, yo hablo de los últimos cuatro años. Hay un quiebre en la tendencia, y hoy la mayoría de conflictos terminan por la vía de la negociación. Nunca ha habido tantos intentos de negociación. Dos de cada tres conflictos están buscando la paz.

¿A qué se debe el cambio de tendencia?

Después del 11 de septiembre y a raíz de la lucha antiterrorista global, se llega a acuerdos más rápidos. Después de esta fecha, ha habido por un lado una gran deslegitimación social de la guerra y por otro, en un ambiente internacional así es muy difícil encontrar apoyos para darle continuidad a los conflictos armados.

¿Qué terminen los conflictos más rápido implica que se logra más rápido la paz?

Aunque parezca contradictorio, existe una multiplicidad de conflictos en contextos donde el Estado es muy débil o fallido, donde la firma de un acuerdo de paz se alcanza con cierta rapidez, pero el acuerdo no lleva a una mayor democracia sino a un reparto del botín de los recursos económicos y políticos de un país. Por eso señalamos que muchos procesos de paz no consiguen llegar a la paz verdadera. Simplemente son la finalización de unos ciclos de violencia.

¿Qué conflictos se han terminado en los últimos años?

En los últimos dos años, finalizó el conflicto de Sudán, donde hubo un millón y medio de muertos. Fue un proceso rápido, que concluyó en menos de 8 años. Concluyó el de Irlanda del Norte, el de la región Aceh, de Indonesia, y ahora la sorpresa de Nepal.

¿Cuál suele ser el factor determinante para que los países firmen la paz?

No hay un único modelo. Pero hay más posibilidades de éxito cuando hay facilitaciones externas, presión popular y cuando es la clara y concreta la agenda de reivindicaciones.

Su informe concluye que en prácticamente la mitad de los conflictos, el tema principal de la agenda de negociación es la discusión sobre formas de autogobierno. En esos casos, ¿cuál suele ser la solución en esos casos?

La solución está en buscar la arquitectura política que permita la satisfacción de las demandas de la población.

¿Cómo se ubica el conflicto colombiano respecto de otros conflictos?

Colombia se sale del marco internacional. Tiene varias singularidades. La mayoría de países en conflicto son muy pobres, con un ingreso per cápita promedio de 500 dólares. Colombia, en cambio, tiene recursos económicos, culturales, una tradición de tejido social asociativo fuerte, una clase empresarial importante, una tradición de negociaciones de paz. No es que no tenga la capacidad para abordar los conflictos.

Por otro lado, no hay ningún otro país del mundo donde la paz se logre de manera parcelada. Por eso creo que en Colombia todavía no hay un proceso de paz, sino que está en los inicios de una arquitectura de un proceso de paz. El acuerdo de paz se da cuando se sienten a negociar todos los actores armados, incluidos los narcotraficantes.

Nunca ha sucedido que haya un grupo paramilitar con estrechos vínculos con las Fuerzas Militares y con tal capacidad de control económico de una región a partir del narcotráfico. Normalmente son grupos de fidelidad a los jefes de gobierno, pero no tienen las características de los capos colombianos. Tienen que estar no solo los actores armados sino los actores de poder, en una mesa única.

¿Qué tan importante es la presión armada para terminar los conflictos?

El conflicto rara vez se resuelve a través de la presión armada. Menos del 10 por ciento de los conflictos han tenido una salida militar en 10 años. El 90 por ciento han tenido acuerdos. Son débiles, en muchos casos. Luego se concierta la construcción de la paz, pero hay que trabajar en solucionar las raíces del conflicto. Tanto tiempo como ha durado el conflicto, puede tomar erradicar la cultura dela violencia, pero las cosas comienzan a mejorar mucho antes.

¿Qué tanto influye la ideología en los conflictos actuales?

Sólo el 20 por ciento de los conflictos hoy son ideológicos. Con excepción de las FARC y del ELN, los demás están en Asia. Son grupos maoístas. Ya casi no hay antecedentes de grupos que persigan el poder político o la democratización del país. Buscan principalmente una porción del botín.

¿Qué posibilidades de alcanzar la paz le ve a Colombia?

Colombia está en un momento óptimo para negociar. Yo creo que es posible negociar con Uribe. Creo probable que en los próximos cuatro años, haya una clarificación del proceso con las AUC, una finalización de un proceso de paz con el ELN, que ha entrado en una dinámica de buscar pista de aterrizaje en el ámbito político, y el inicio de una negociación con las FARC.

¿Qué suele pasar con los combatientes en los conflictos armados que ha estudiado?

Con excepción de personas muy identificadas, la mayoría suelen ser amnistiados. En Sudán, después de que cercaban ciudades enteras para matarlas de hambre, el líder de este grupo armado terminó de vicepresidente. Es lo habitual, aunque no necesariamente lo ideal.

¿Cómo son los procesos de desmovilización?

En 2005, más de un millón de combatientes estaban en proceso de desarme y desmovilización. Medio millón de soldados en proceso de desmovilización, 300 mil guerrilleros, 100 mil y pico milicianos y 100 mil paramilitares. La mayoría de los procesos funcionan con dificultad. En muchos casos se les paga algo en efectivo, pero son más exitosas las experiencias en las que no se les da plata a cada desmovilizado sino a las comunidades que los reciben. Así, no se da la paradoja que quienes se desmovilizan tienen más plata que las personas que no han tomado las armas.

¿Qué papel debe jugar la sociedad civil en estos conflictos?
La multiplicación excesiva de facilitadores distrae el foco de atención en los procesos. Se producen rivalidades, tensiones y terminan perjudicando más que ayudando en el proceso. Con una muestra de 2000 crisis analizadas en 30 países el año pasado, la que se repite más es el del esquema de facilitación. El segundo, la falta de confianza.

¿Qué papel juegan las víctimas?

Son actores clave en el proceso de paz pero no pueden estar presentes en el proceso de negociación. Es duro, pero no habría negociación si ellos participaran directamente en la mesa. Aunque tiene que haber un movimiento cívico intenso, cuando están en la mesa de negociación, como en España, muchas veces las víctimas prefieren que no haya diálogo con ETA porque no han trascendido su dolor. Pero eso tiene un precio sobre otras personas.

¿La justicia internacional deja algún margen de maniobra a los países para encontrar su propia fórmula de paz?

Creo en la estrategia del palo y la zanahoria. Pero hay que saber administrarlo. Cuando surgieron listas de grupos terroristas fue un palo importante. Pero luego, se ha convertido en un obstáculo porque los grupos que están en las listas no tienen movilidad para hacer la negociación. Hay procesos colapsados como el de las Filipinas, que han exigido ser retirados de la lista de terroristas para negociar. Hay que hacer un protocolo para salir de las listas si hay negociación.

En Uganda, donde el RA, secuestró niños para volverlos guerrilleros, hay un debate grande porque el caso está en la Corte Penal Internacional, y los obispos de Uganda están pidiéndole que retire la orden de captura sobre el líder porque si no el proceso vuela por los aires. En Sierra Leona, hay gran presión para que el Tribunal no actúe.
Igual en Liberia. En conclusión, se necesitan esos tribunales pero tiene que haber la suficiente flexibilidad para buscar un bien mayor. Si se es fundamentalista no se hace nada.

¿Qué peso juegan mecanismos de presión como la extradición?

Lo extradición no sirve para nada en un proceso de paz ni en Colombia ni en ninguna parte.