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"Colombian style, man"

Pacho Dávila es uno de los mejores jazzistas del país. SEMANA.COM habló con él en el marco del XVI Festival Internacional de Jazz que arranca esta semana. Vea además toda la programación del evento.

Juan David Medina
5 de septiembre de 2004

Los colombianos saben tanto de jazz como los gringos de vallenato. Sin embargo, dentro del XVI Festival Internacional de Jazz que comienza el 10 de septiembre en el Teatro Libre de Bogotá, veremos seis de los actuales motores del jazz a escala mundial.

Según Luis Caballero, experto en jazz, "hacía mucho que no traían bandas tan buenas como las que vienen este año". Un colombiano está dentro de esta muestra. Se llama Pacho Dávila y este año le fue otorgado el premio a Mejor composición de jazz del Instituto Distrital de Cultura y Turismo de Bogotá. Lo interesante de la propuesta de Dávila es su reflexión sobre las raíces colombianas, su búsqueda de sonidos espontáneos, de improvisación ancestral colectiva, que en un ambiente de diversidad sonora invitan a la danza, a la diversión y al goce. El artista habló del jazz y su arte.

SEMANA.COM: Usted fue catalogado en Cuba como 'uno de los saxos latinoamericanos más agresivos después del maestro Justo Almario'. ¿Cómo es que un músico colombiano llega a obtener esta distinción?

Pacho Dávila: Tocando de la manera como me sentía en ese momento. Apenas tenía 20 años y a esa edad uno tiende a liberar mucha más energía.

SEMANA.COM: ¿Cuál es la característica predominante en sus composiciones?

P.D.: Manejo ritmos y tiempos sugeridos. Exploro el tiempo natural, es decir, trato de flotar en la música, en el tiempo. Tengo un punto estético que se basa en el ritmo, la relajación, la espontaneidad y la tranquilidad. Me gusta relacionarme con los ancestros, con el ritmo orgánico, flotar con los sonidos.

Para entender el tiempo natural hay que vivirlo, escuchar a Pacho y darse cuenta de cómo hace para que uno pierda el sentido del tiempo, reaccionar en determinado corte y confirmar que han pasado más minutos que los que uno pensaba. Los cortes de nueve minutos exploran esa pérdida del afán, esa invitación a la relajación que propina cada una de sus canciones.

SEMANA.COM: ¿Qué sentimientos se manifiestan en el jazz?

P.D.: El jazz viene del sufrimiento que sufrieron los negros africanos al llegar a Estados Unidos, de las prostitutas, del racismo al que se vieron sometidos. El sentimiento que trae el jazz es de liberación del espíritu, de melancolía.

SEMANA.COM: La fusión es común en todos los géneros musicales, ¿existe gran diferencia entre los puristas ('straight ahead') y los vanguardistas del jazz?

P.D.: Yo no soy purista y considero que no hay pureza en el jazz. El jazz se convirtió en la música del mundo, en el sonido del siglo XX y XXI. Por ser escuchado por todo el mundo, se ha prestado para que cada quien lo combine con su forma de vida. Hay unos cuantos expositores que tocan el jazz neoclásico, como los hermanos Mazzalli o el mismo Nicholas Payton, que se presenta este año en el Festival, pero al final la mayoría terminan haciendo fusión con hip-hop y otros ritmos. En 2001 grabé Improvisaciones colectivas, con seis cortes de casi 10 minutos cada uno. Este año la duración de las canciones es la misma, pero su número casi se duplicó y con 11 temas Canto mestizo es un álbum de prácticamente dos horas donde se mezclan las influencias española, africana e indígena.

SEMANA.COM: ¿De dónde provienen las influencias musicales del jazz colombiano y de este último álbum en particular?

P.D.: Básicamente de las dos costas. Si usted se fija hay grupos de música colombiana cuyo estilo es muy parecido a las bandas de guerra de New Orleans, como las bandas pelayeras del Atlántico o la chirimía del Pacífico, que manejan instrumentos como el clarinete, el bombardino, el redoblante, los platillos y el bombo. Me inclino por la clave caribe, el seis por ocho, la puya del Atlántico y el porro del Pacífico.

El latin jazz es la unión de ritmos mestizos y afroamericanos; pero más que pretender una fusión, cojo la música que está ahí y la interpreto. La depresión asociada a este y otros géneros como el blues y el soul es el punto de partida para crear belleza; el jazz es oscuro pero feliz, es libertario, es contestatario, es reaccionario. Uno es libre de lo que conoce y puede reaccionar ante eso de improviso. La improvisación, fundamental en el jazz, es un reflejo de la reacción.

SEMANA.COM: ¿En qué consiste la improvisación colectiva?

P.D.: Es tomar riesgos, vivir el riesgo, es el verdadero espíritu del jazz, es un arte. Es no estar encasillado en el estándar tradicional, sino vivir dispuesto a los cambios en escena, ese es el puro jazz, man. Nosotros somos ocho músicos, pero nunca estamos todos en escena, sino que vamos subiendo según lo requiera la música. Yo aprendí eso escuchando a Sonny Rollins, a Charlie Parker, y experimentando realmente el fracaso. Es decir, la negativa ante una propuesta vanguardista por parte de gente que se decía experta en la materia y más afín al straight ahead, pero que hoy en día escuchan el disco y dicen: "Oiga sí, esto suena". En Latinoamérica hay muchos sonidos vírgenes y sé que este disco tiene un sonido original, colombian style, man, puro jazz.

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