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Con contadas excepciones, reinó la tranquilidad en todo el país

Hubo un muerto en Cauca y cinco municipios se quedaron sin luz en Nariño por un atentado dinamitero al parecer hecho por las Farc

Andrea Peña
28 de octubre de 2007

Son incomparables las elecciones de este domingo con otras de hace 10 años en Colombia. Las épocas donde aparecían urnas quemadas o cuando la gente no podía acercarse a las mesas de votación, parecen haber sido una horrible pesadilla superada. Aunque es repudiable el asesinato de 22 candidatos inscritos, de otros siete que no alcanzaron a hacerlo y que otros cuantos hayan terminado seriamente amenazados, la verdad es que el terror de otros tiempos parece extinguido.

Este domingo 28 de octubre, cuando Colombia elegía alcaldes, gobernadores, concejales y ediles, sólo estuvo empañado por tres incidentes delicados, aunque no menos que lamentables: en Castilla la nueva, un ordenado municipio en el departamento de Meta, un grupo de ciudadanos que apareció como “dados de baja” en el censo electoral, provocó una asonada en la población que quemó dos urnas: por tal razón, fueron suspendidos los comicios y posiblemente serán repetidos en la fecha que dispongan las autoridades electorales.

Al otro lado del país, en el corregimiento de Plateado ubicado en el municipio de Argelia (Cauca), un patrullero de la Policía fue asesinado cuando se encontraba asistiendo un accidente de tránsito. Según dijo el general Óscar Naranjo, director de la Policía Nacional, el uniformado fue atacado posiblemente por miembros de las Farc que están concentrados en un ‘plan pistola’ contra la Fuerza Pública.

Y el tercer hecho ocurrió en Nariño, cuando al mediodía se quedaron sin luz cinco municipios luego de que las Farc, nuevamente, atentaran contra dos torres de energía eléctrica en el sector conocido como Ospina Pérez. Entre el viernes, el sábado y este domingo, se reportó la captura de 29 personas (no judicializadas) en diferentes zonas del país señaladas de cometer delitos electorales como corrupción al sufragante, trashumancia de votos y constreñimiento al elector. Por fortuna, ni en Argelia ni en Nariño las elecciones fueron interrumpidas por estos percances.

“La situación de orden público en Colombia es normal, es una demostración de voluntad del pueblo colombiano para decirles no a los violentos. Gracias al DAS, al CTI y a la Policía les cumplimos a los colombianos”, aseguró el general Freddy Padilla de León, comandante de las Fuerzas Militares.

Adicional a estos incidentes, la Defensoría del Pueblo reportó otras alteraciones de acuerdo con el Sistema de Alertas Tempranas. En Ibagué, capital del Tolima, un bus fue incendiado y otros dos también fueron quemados en Ricaurte (Nariño). Una granada de fragmentación explotó en Villavicencio y dejó herida a una mujer; mientras que un petardo explotó en Nariño, Antioquia.

“En Salento, Quindío, un candidato a la Asamblea del Tolima que había sido secuestrado la semana pasada fue encontrado por el Ejército, mientras que en Jamundí, Valle, una balacera dejó un muerto y dos heridos. Además, la Armada Nacional incautó 60 kilos de explosivos en cercanías a la cabecera municipal de Puerto Leguízamo, en el Putumayo”, señala el informe de la Defensoría. También en Samaná (Caldas) hubo amenazas que provocaron la disminución del transporte público y en Riosucio y Bagadó (Chocó), y Dolores y Chaparral (Tolima), las amenazas de las Farc impidieron la realización de los comicios.

“Esta fue una jornada electoral sin mayores contratiempos, donde las medidas de seguridad implementadas fueron efectivas para mitigar los riesgos y amenazas contra el derecho fundamental a elegir y ser elegido”, dijo el Defensor del Pueblo, Vólmar Pérez.

Puede decirse que la Política de Seguridad Democrática es la gran responsable de haber mantenido el orden general en todo el país. Aunque en las zonas de presencia guerrillera y paramilitar aún se siente el peso de su presión terrorífica, las elecciones fluyeron mucho más en esta oportunidad en las zonas alejadas.

En su columna de este domingo publicada en el diario El Tiempo, el director de la fundación Seguridad y Democracia recuerda las cifras de orden público de los comicios de otros años.

“En 1997 hubo 133 homicidios y 434 secuestros relacionados con el proceso electoral de entonces, lo que afectó a 211 municipios, esto es, el 20 por ciento del total. En el año 2000, los homicidios fueron 114 y los secuestros 133, en 157 municipios. En el 2003 hubo 94 homicidios y 35 secuestros, en 88 municipios. Durante el presente proceso electoral las cifras descendieron a 64 homicidios, 12 secuestros y los municipios afectados bajaron a 62, o sea, 5 por ciento del total. En resumen: con relación a las elecciones de hace 10 años, esta vez tuvimos 2 veces menos homicidios, 36 veces menos secuestros y 3,5 veces menos municipios violentos”, señala el columnista.

Con este balance, las fuertes lluvias que cayeron en todo el país son, posiblemente, el hecho más agresivo que ocurrió en la jornada. Y eso, sin duda, es un hecho positivo.